/ sábado 21 de julio de 2018

La tragedia de Nicaragua

Nicaragua es una nación ubicada en Centroamérica con poco más de 6 millones de habitantes y una superficie de 130 mil kilómetros cuadrados, menos de la mitad de la superficie del estado de Chihuahua.

Este pequeño país vive una tragedia, la de pasar de ser una dictadura de la familia Somoza a una dictadura bajo el gobierno de Daniel Ortega. Dirigente principal del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el comandante Ortega logró la victoria militar en 1979 y encabezó una junta de gobierno de reconstrucción nacional después de expulsar a los Somoza del poder.

Electo como presidente de Nicaragua en 1984 con la nueva constitución política, en 1990 le dejó el cargo a Violeta Barrios de Chamorro. La viuda del periodista asesinado durante la dictadura somocista instauró a su vez un programa de reconstrucción nacional mejorando las precarias condiciones en que estaba el país después de la guerra civil.

Dos mandatarios civiles sucedieron a la señora Chamorro y en el 2006 volvió a ganar la presidencia Daniel Ortega, quien continúa en la misma desde el 10 de enero de 2007.

Para permanecer en el poder Ortega reformó la constitución política para establecer la reelección ilimitada, a pesar de que haber estado 22 años en el poder. En este año estableció una serie de modificaciones a las pensiones que afectaban a los usuarios lo que provocó una violenta revuelta civil que desde el 18 de abril al 25 de junio ha ocasionado 285 muertes y mil 500 heridos.

De acuerdo al informe de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) el 56% de los muertos eran jóvenes, 18 de ellos eran niños o adolescentes y tres bebés. El 96% de los asesinados son civiles y el 82% falleció por disparos de armas de fuego.

Los represores de los nicaragüenses han sido los paramilitares del gobierno que cuentan con armamento mientras que los rebeldes utilizan instrumentos bélicos de fabricación casera como morteros.

A pesar de que Ortega dio marcha atrás a las reformas los jóvenes, sobre todo los estudiantes, continúan con sus protestas y exigen la renuncia del presidente y de la vicepresidente, su esposa.

Para intentar conciliar a las partes en conflicto los obispos nicaragüenses le han propuesto a Ortega que adelante las elecciones presidenciales en el diálogo nacional que se organizó con representantes de distintas organizaciones civiles.

El comandante Ortega se encuentra inmerso en un laberinto sin salida pues dedicó toda su vida al FSLN y al derrumbamiento de la dictadura somocista. No planea dejar ahora el poder pues según quien fuera su vicepresidente, el escritor Sergio Ramírez, a sus 72 años no tiene otra alternativa de vida y al parecer permanecerá en la presidencia hasta su muerte a pesar del repudio popular.

Nicaragua además de su tradicional pobreza y huracanes devastadores padece la tragedia de transitar de una dictadura de décadas (la de la familia Somoza) a otra que amenaza perpetuarse en el poder al costo que sea. Ojalá la cordura y el patriotismo prevalezcan para evitar más muertes y este país centroamericano vuelva a ser una república libre y democrática.



Nicaragua es una nación ubicada en Centroamérica con poco más de 6 millones de habitantes y una superficie de 130 mil kilómetros cuadrados, menos de la mitad de la superficie del estado de Chihuahua.

Este pequeño país vive una tragedia, la de pasar de ser una dictadura de la familia Somoza a una dictadura bajo el gobierno de Daniel Ortega. Dirigente principal del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el comandante Ortega logró la victoria militar en 1979 y encabezó una junta de gobierno de reconstrucción nacional después de expulsar a los Somoza del poder.

Electo como presidente de Nicaragua en 1984 con la nueva constitución política, en 1990 le dejó el cargo a Violeta Barrios de Chamorro. La viuda del periodista asesinado durante la dictadura somocista instauró a su vez un programa de reconstrucción nacional mejorando las precarias condiciones en que estaba el país después de la guerra civil.

Dos mandatarios civiles sucedieron a la señora Chamorro y en el 2006 volvió a ganar la presidencia Daniel Ortega, quien continúa en la misma desde el 10 de enero de 2007.

Para permanecer en el poder Ortega reformó la constitución política para establecer la reelección ilimitada, a pesar de que haber estado 22 años en el poder. En este año estableció una serie de modificaciones a las pensiones que afectaban a los usuarios lo que provocó una violenta revuelta civil que desde el 18 de abril al 25 de junio ha ocasionado 285 muertes y mil 500 heridos.

De acuerdo al informe de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) el 56% de los muertos eran jóvenes, 18 de ellos eran niños o adolescentes y tres bebés. El 96% de los asesinados son civiles y el 82% falleció por disparos de armas de fuego.

Los represores de los nicaragüenses han sido los paramilitares del gobierno que cuentan con armamento mientras que los rebeldes utilizan instrumentos bélicos de fabricación casera como morteros.

A pesar de que Ortega dio marcha atrás a las reformas los jóvenes, sobre todo los estudiantes, continúan con sus protestas y exigen la renuncia del presidente y de la vicepresidente, su esposa.

Para intentar conciliar a las partes en conflicto los obispos nicaragüenses le han propuesto a Ortega que adelante las elecciones presidenciales en el diálogo nacional que se organizó con representantes de distintas organizaciones civiles.

El comandante Ortega se encuentra inmerso en un laberinto sin salida pues dedicó toda su vida al FSLN y al derrumbamiento de la dictadura somocista. No planea dejar ahora el poder pues según quien fuera su vicepresidente, el escritor Sergio Ramírez, a sus 72 años no tiene otra alternativa de vida y al parecer permanecerá en la presidencia hasta su muerte a pesar del repudio popular.

Nicaragua además de su tradicional pobreza y huracanes devastadores padece la tragedia de transitar de una dictadura de décadas (la de la familia Somoza) a otra que amenaza perpetuarse en el poder al costo que sea. Ojalá la cordura y el patriotismo prevalezcan para evitar más muertes y este país centroamericano vuelva a ser una república libre y democrática.