/ viernes 4 de octubre de 2019

La virtud y lo bueno; los medios y el fin

La virtud se entiende, básicamente, como la acción o comportamiento moral, la conducta correcta. Y con mayor amplitud, la virtud es una cualidad relacionada con la efectividad, es decir, tiene que ver con resultados, poder, voluntad, fuerza, valor.

En el ámbito de la ética, la persona virtuosa es aquella que actúa correctamente, con bondad, como quiera que se defina qué es lo correcto o qué es lo bueno. Es decir, independientemente de lo que cada quien entienda como “lo bueno”, la vida virtuosa es la que logra sus fines.

De acuerdo con lo anterior, lo que cambia de una cultura a otra (o de una persona a otra), es la idea de lo que es bueno, pero la virtud es el ejercicio efectivo que lleva a al fin, donde quiera que se efectúe.

Se escuchará paradójico quizás, pero hay gentes malas que hacen sus maldades de manera virtuosa. Esto es así porque la virtud es asunto de procedimientos o medios, y la bondad corresponde a valores o fines.

Los individuos bondadosos lo son como consecuencia de sus acciones virtuosas. Y bien podríamos estar en desacuerdo con lo que ellos consideran como lo bueno (el fin), pero si lo procuran lealmente entonces no está en discusión su comportamiento virtuoso (los medios).

La virtud está en la ejecución, no en la valoración. Decimos, por ejemplo, que un disciplinado y sobresaliente violinista es un violinista “virtuoso”, nos guste o no la música de violín; igual de un “virtuoso” torero, aunque nos desagrade la tauromaquia.

Las personas, en el contexto en que se desenvuelven -y que determina qué es lo bueno-, alcanzan la virtud en su comportamiento en la medida en que se desempeñan con excelencia, siendo eficaces y congruentes.

La pregunta es: ¿Qué entendemos en esta sociedad como “lo bueno” o “lo correcto”? (cuestión de fines). Porque hay que generar virtud sobre ello (cuestión de medios). Establecer fines y definir medios es el reto de nuestra convivencia.

La sociedad funciona con individuos virtuosos, y para formarlos contamos con el proceso de la educación; pero el reto educativo de fondo es: ¿Para qué ser virtuosos?, o sea, ¿qué es lo bueno para esta sociedad? El fin importa, y mucho.

La virtud se entiende, básicamente, como la acción o comportamiento moral, la conducta correcta. Y con mayor amplitud, la virtud es una cualidad relacionada con la efectividad, es decir, tiene que ver con resultados, poder, voluntad, fuerza, valor.

En el ámbito de la ética, la persona virtuosa es aquella que actúa correctamente, con bondad, como quiera que se defina qué es lo correcto o qué es lo bueno. Es decir, independientemente de lo que cada quien entienda como “lo bueno”, la vida virtuosa es la que logra sus fines.

De acuerdo con lo anterior, lo que cambia de una cultura a otra (o de una persona a otra), es la idea de lo que es bueno, pero la virtud es el ejercicio efectivo que lleva a al fin, donde quiera que se efectúe.

Se escuchará paradójico quizás, pero hay gentes malas que hacen sus maldades de manera virtuosa. Esto es así porque la virtud es asunto de procedimientos o medios, y la bondad corresponde a valores o fines.

Los individuos bondadosos lo son como consecuencia de sus acciones virtuosas. Y bien podríamos estar en desacuerdo con lo que ellos consideran como lo bueno (el fin), pero si lo procuran lealmente entonces no está en discusión su comportamiento virtuoso (los medios).

La virtud está en la ejecución, no en la valoración. Decimos, por ejemplo, que un disciplinado y sobresaliente violinista es un violinista “virtuoso”, nos guste o no la música de violín; igual de un “virtuoso” torero, aunque nos desagrade la tauromaquia.

Las personas, en el contexto en que se desenvuelven -y que determina qué es lo bueno-, alcanzan la virtud en su comportamiento en la medida en que se desempeñan con excelencia, siendo eficaces y congruentes.

La pregunta es: ¿Qué entendemos en esta sociedad como “lo bueno” o “lo correcto”? (cuestión de fines). Porque hay que generar virtud sobre ello (cuestión de medios). Establecer fines y definir medios es el reto de nuestra convivencia.

La sociedad funciona con individuos virtuosos, y para formarlos contamos con el proceso de la educación; pero el reto educativo de fondo es: ¿Para qué ser virtuosos?, o sea, ¿qué es lo bueno para esta sociedad? El fin importa, y mucho.