/ martes 7 de enero de 2020

Las armas son para usarse

“Lancé una flecha al aire, cayó a la tierra, pero no sé dónde”: Longfellow



Millones y millones de dólares se invierten cada año, sobre todo en el Imperio, para planear y diseñar nuevas armas para matar seres humanos. Las grandes empresas de la industria bélica norteamericana tienen enormes inventarios que deben salir de sus enormes bodegas, para venderse al propio gobierno y a los países extranjeros, México, entre ellos. Debe reflexionarse que quienes las compran las van a utilizar, para ello, se promueven guerras civiles en determinados países, o bien, guerras locales. El nefasto afán de dominio expansivo de los grandes consorcios, los ha llevado, y los lleva a provocar conflictos militares, que han costado al planeta, millones de vidas humanas.

La invasión a México en 1846-1847 generó grandes ganancias al naciente poderío industrial de los estados del norte de los EE.UU. El Imperio, bajo la presidencia de “Teddy” Roosevelt a fines del siglo XIX, provocó la guerra contra el decadente Imperio Español, al hacer explotar en el puerto de La Habana un acorazado (El Maine), con 400 marinos a bordo, la oficialidad bajó a puerto. La derrota de España les otorgó a los norteamericanos: Cuba, Puerto Rico y las Islas Filipinas. Su entrada a la Segunda Guerra Mundial, se inició con el ataque aeronaval de la flota japonesa a la base de Pearl Harbor en Hawái. El Imperio tenía todos los datos y los códigos nipones descifrados de que iban a ser atacados y no hicieron nada para evitarlo. La industria militar fabricó armas y dispositivos por miles y miles de millones de dólares. Valía la pena el sacrificio de los 2,900 muertos en Hawái, pues les permitió apoderarse de todo el Pacífico, islas incluidas.

Querían China, pero un proceso revolucionario socialista encabezado por Mao Tsé Tung, se los impidió, se conformaron con el Japón, la isla de Formosa (Taiwán), Corea del Sur. Hoy, su objetivo es controlar la explotación y comercialización del petróleo del Medio Oriente, por ello tantas guerras locales e invasiones directas. Hicieron pedazos a Irak y, la nueva amenaza, es para Irán. Recordemos, es año electoral en EE.UU y, su presidente, quiere ser el gran guerrero.

“Lancé una flecha al aire, cayó a la tierra, pero no sé dónde”: Longfellow



Millones y millones de dólares se invierten cada año, sobre todo en el Imperio, para planear y diseñar nuevas armas para matar seres humanos. Las grandes empresas de la industria bélica norteamericana tienen enormes inventarios que deben salir de sus enormes bodegas, para venderse al propio gobierno y a los países extranjeros, México, entre ellos. Debe reflexionarse que quienes las compran las van a utilizar, para ello, se promueven guerras civiles en determinados países, o bien, guerras locales. El nefasto afán de dominio expansivo de los grandes consorcios, los ha llevado, y los lleva a provocar conflictos militares, que han costado al planeta, millones de vidas humanas.

La invasión a México en 1846-1847 generó grandes ganancias al naciente poderío industrial de los estados del norte de los EE.UU. El Imperio, bajo la presidencia de “Teddy” Roosevelt a fines del siglo XIX, provocó la guerra contra el decadente Imperio Español, al hacer explotar en el puerto de La Habana un acorazado (El Maine), con 400 marinos a bordo, la oficialidad bajó a puerto. La derrota de España les otorgó a los norteamericanos: Cuba, Puerto Rico y las Islas Filipinas. Su entrada a la Segunda Guerra Mundial, se inició con el ataque aeronaval de la flota japonesa a la base de Pearl Harbor en Hawái. El Imperio tenía todos los datos y los códigos nipones descifrados de que iban a ser atacados y no hicieron nada para evitarlo. La industria militar fabricó armas y dispositivos por miles y miles de millones de dólares. Valía la pena el sacrificio de los 2,900 muertos en Hawái, pues les permitió apoderarse de todo el Pacífico, islas incluidas.

Querían China, pero un proceso revolucionario socialista encabezado por Mao Tsé Tung, se los impidió, se conformaron con el Japón, la isla de Formosa (Taiwán), Corea del Sur. Hoy, su objetivo es controlar la explotación y comercialización del petróleo del Medio Oriente, por ello tantas guerras locales e invasiones directas. Hicieron pedazos a Irak y, la nueva amenaza, es para Irán. Recordemos, es año electoral en EE.UU y, su presidente, quiere ser el gran guerrero.