/ sábado 14 de septiembre de 2019

Las Bienaventuranzas del político

Dice el papa Francisco que la política es uno de los actos más grandes de caridad humana. En mensajes, hace llamados a los políticos para que trabajen por la justicia, equidad, respeto, solidaridad, honestidad, fidelidad, entre otros valores. Es lamentable que muchos no entiendan que los puestos políticos no son un fin, son un medio para el ejercicio del servicio, el auténtico fin de la política debe ser el servicio a los demás, y estar prestos a lo que demandan y necesitan los gobernados, no sólo escucharles, sino atender y satisfacer dentro de sus facultades y posibilidades las necesidades y demandas de todas las personas, en especial, de quienes más necesitan, no obstante, los indicadores son muy claros, algo no se está haciendo bien, porque un alto porcentaje de ciudadanos descalifican el actuar de los políticos y consideran a la política como una actividad corrupta, al menos aquí en México y en América Latina.

Existe un documento que hace mención a las “Bienaventuranzas del político” que fueron propuestas por el cardenal Francois-Xavier Nguyen Van Thuan, todas profundas y de obligada reflexión, pero sólo me referiré a dos, “Bienaventurado el político que tiene una alta consideración y una profunda conciencia de su papel”; y “Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés”. La experiencia pone de manifiesto que son pocos los políticos que tienen conciencia de la gran responsabilidad que conlleva su papel, hasta hay ocasiones en que se evidencia la falta de respeto a la investidura que ostentan para el servicio. Recordemos los escándalos que se producen por falta de congruencia entre la vida privada y la pública, o el despotismo con que se trata a los ciudadanos, o la demagogia tan practicada en estos tiempos, de políticos que prometen y no cumplen, o la falta de capacidad y vocación para el servicio; estas deficiencias en la práctica política conllevan a que no se trabaje por el bien común, incluso, muchos políticos lo confunden con el bien de la mayoría, siendo que son dos cosas distintas. Vayan nuestros votos para que los políticos cobren conciencia y lejos de que busquen el interés propio, hagan el firme compromiso de trabajar para la consecución del bien común.



Dice el papa Francisco que la política es uno de los actos más grandes de caridad humana. En mensajes, hace llamados a los políticos para que trabajen por la justicia, equidad, respeto, solidaridad, honestidad, fidelidad, entre otros valores. Es lamentable que muchos no entiendan que los puestos políticos no son un fin, son un medio para el ejercicio del servicio, el auténtico fin de la política debe ser el servicio a los demás, y estar prestos a lo que demandan y necesitan los gobernados, no sólo escucharles, sino atender y satisfacer dentro de sus facultades y posibilidades las necesidades y demandas de todas las personas, en especial, de quienes más necesitan, no obstante, los indicadores son muy claros, algo no se está haciendo bien, porque un alto porcentaje de ciudadanos descalifican el actuar de los políticos y consideran a la política como una actividad corrupta, al menos aquí en México y en América Latina.

Existe un documento que hace mención a las “Bienaventuranzas del político” que fueron propuestas por el cardenal Francois-Xavier Nguyen Van Thuan, todas profundas y de obligada reflexión, pero sólo me referiré a dos, “Bienaventurado el político que tiene una alta consideración y una profunda conciencia de su papel”; y “Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés”. La experiencia pone de manifiesto que son pocos los políticos que tienen conciencia de la gran responsabilidad que conlleva su papel, hasta hay ocasiones en que se evidencia la falta de respeto a la investidura que ostentan para el servicio. Recordemos los escándalos que se producen por falta de congruencia entre la vida privada y la pública, o el despotismo con que se trata a los ciudadanos, o la demagogia tan practicada en estos tiempos, de políticos que prometen y no cumplen, o la falta de capacidad y vocación para el servicio; estas deficiencias en la práctica política conllevan a que no se trabaje por el bien común, incluso, muchos políticos lo confunden con el bien de la mayoría, siendo que son dos cosas distintas. Vayan nuestros votos para que los políticos cobren conciencia y lejos de que busquen el interés propio, hagan el firme compromiso de trabajar para la consecución del bien común.