/ jueves 1 de marzo de 2018

Las candidaturas plurinominales: un botín de las cúpulas partidistas

Las dirigencias de los partidos políticos aprovechan esta temporada de “intercampañas” para elaborar las listas de sus candidatos plurinominales a los cargos legislativos, tanto federales como estatales.

Las candidaturas plurinominales se crearon como una forma de representatividad de los partidos de oposición en tiempos del partido hegemónico del gobierno. Después de la reforma de 1996 y la posibilidad de la alternativa en el poder pareciera que no tienen razón de ser tales candidaturas ya que no representan realmente a los electores.

Los consejos políticos de los partidos aprueban las listas que les presentan sus directivas sin mayor criterio que las preferencias de quienes en realidad las controlan y sin someterlas al consenso de sus bases.

De esta forma el reparto de las diputaciones federales y senadurías plurinominales, 200 y 28 respectivamente, son más bien compensaciones o recompensas para los favoritos de los presidentes del partido, más que reconocimiento de los méritos de sus más destacados militantes.

En Morena, franquicia personal de López Obrador, el “dedito” seleccionó a dos Napoleones para ocupar una senaduría plurinominal: Napoleón el cantante y Napoleón (Napito) Gómez Urrutia.

El fugitivo de la justicia y líder vitalicio de los mineros reside en Canadá acusado de robarles 55 millones de dólares a sus agremiados. Sin embargo el propietario del partido decidió que era un perseguido político y por eso se merecía regresar a su patria protegido por el fuero que le daría su cargo legislativo que al parecer se ganó con la promesa de aportarle 200 mil votos.

El Peje además nombró a Germán Martínez para otra senaduría plurinominal, a pesar de haber sido dirigente nacional del PAN en el gobierno de Felipe Calderón. Por el estilo fue la nominación de la senadora Gabriela Cuevas para una diputación plurinominal, a pesar de que fue una panista crítica y promotora del desafuero de AMLO en el 2016.

En el PAN Anaya y secuaces decidieron colocar a Miguel Mancera en el segundo lugar de la lista de las senadurías plurinominales con la promesa adjunta de que sería el coordinador de la bancada frentista, lo cual desde luego provocó la inconformidad de integrantes del consejo político como el gobernador Javier Corral.

Las candidaturas plurinominales deberían ser canceladas, pues además de inflar inútilmente la nómina legislativa son sólo un botín de las cúpulas partidistas y no representan ni siquiera a los militantes de sus partidos. Con esas nominaciones plurinominales, ¿quién les creerá a los partidos que son instituciones auténticamente democráticas? 

Las dirigencias de los partidos políticos aprovechan esta temporada de “intercampañas” para elaborar las listas de sus candidatos plurinominales a los cargos legislativos, tanto federales como estatales.

Las candidaturas plurinominales se crearon como una forma de representatividad de los partidos de oposición en tiempos del partido hegemónico del gobierno. Después de la reforma de 1996 y la posibilidad de la alternativa en el poder pareciera que no tienen razón de ser tales candidaturas ya que no representan realmente a los electores.

Los consejos políticos de los partidos aprueban las listas que les presentan sus directivas sin mayor criterio que las preferencias de quienes en realidad las controlan y sin someterlas al consenso de sus bases.

De esta forma el reparto de las diputaciones federales y senadurías plurinominales, 200 y 28 respectivamente, son más bien compensaciones o recompensas para los favoritos de los presidentes del partido, más que reconocimiento de los méritos de sus más destacados militantes.

En Morena, franquicia personal de López Obrador, el “dedito” seleccionó a dos Napoleones para ocupar una senaduría plurinominal: Napoleón el cantante y Napoleón (Napito) Gómez Urrutia.

El fugitivo de la justicia y líder vitalicio de los mineros reside en Canadá acusado de robarles 55 millones de dólares a sus agremiados. Sin embargo el propietario del partido decidió que era un perseguido político y por eso se merecía regresar a su patria protegido por el fuero que le daría su cargo legislativo que al parecer se ganó con la promesa de aportarle 200 mil votos.

El Peje además nombró a Germán Martínez para otra senaduría plurinominal, a pesar de haber sido dirigente nacional del PAN en el gobierno de Felipe Calderón. Por el estilo fue la nominación de la senadora Gabriela Cuevas para una diputación plurinominal, a pesar de que fue una panista crítica y promotora del desafuero de AMLO en el 2016.

En el PAN Anaya y secuaces decidieron colocar a Miguel Mancera en el segundo lugar de la lista de las senadurías plurinominales con la promesa adjunta de que sería el coordinador de la bancada frentista, lo cual desde luego provocó la inconformidad de integrantes del consejo político como el gobernador Javier Corral.

Las candidaturas plurinominales deberían ser canceladas, pues además de inflar inútilmente la nómina legislativa son sólo un botín de las cúpulas partidistas y no representan ni siquiera a los militantes de sus partidos. Con esas nominaciones plurinominales, ¿quién les creerá a los partidos que son instituciones auténticamente democráticas?