/ domingo 21 de febrero de 2021

Las dos caras del apagón de la luz 

La aguda tormenta invernal 35 generada a mediados de este mes en Canadá, Estados Unidos y México paralizó el sistema eléctrico en Texas y el norte de México, lo que generó vastos apagones de luz en miles de casas; paralizaron las actividades productivas de industrias y empresas y el suministro de gas que Texas aporta a la CFE, a la cual se le responsabiliza este desastre, no obstante que ya se están moviendo las plantas generadoras de ciclos combinados y se está restableciendo el servicio.

No nos “hagamos bolas” y confundamos lo gordo con lo parido. Los aprietos que enfrentan Texas y la CFE en cuanto al suministro de electricidad, ciertamente, es consecuencia de la tormenta invernal que congeló los ductos del gas natural de Texas conectados con México que proveían a las plantas eléctricas de “ciclos combinados” de la CFE, lo que afectó el sistema de electricidad en el sur de EU y el norte de México. No olvidemos que la ley física de “causa y efecto” se basa en que toda acción provoca una reacción.

Pero tampoco dejemos de lado “la causa de la causa, es la causa de lo causado”, como bien lo expresaba Tomás Aquino. En el caso de México la CFE se ajusta más al prefijo de Tomás de Aquino, ya que la “causa de la causa” no es consecuencia sólo de la tormenta invernal, sino también y, sobre todo, efecto --como bien lo señaló el presidente de la república--, de una “acción previa” que vulneró, desde hace muchos años, el sistema inmune de las empresas paraestatales.

Me refiero a la privatización del gas natural que los exmandatarios Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, quienes, en contubernio con empresas extranjeras, suministraron a Texas 5 mil 639 millones 936 mil pies cúbicos al día de gas natural, provenientes de México, lo que afectó la autosuficiencia de Pemex y la CFE y violó la soberanía de nuestro país.

Pese a ello, los muy cínicos seguidores de estos traidores se oponen de que se apruebe la Ley de la Industria Eléctrica que propone el presidente López Obrador para “terminar con años de saqueo y de privilegios a la generación privada que causó graves perjuicios a la Comisión Federal de Electricidad (CFE)” por la aplicación de un mercado “a modo” de empresas particulares, nacionales y extranjeras.

La iniciativa presidencial tiene pleno sustento constitucional, por más que, empresarios y “especialistas” del sector privado, digan que vulnera el Estado de derecho. Es grotesco e ilegal que la CFE tenga que comprar electricidad a los particulares y se vea obligado, además, a entregar subsidios multimillonarios a las empresas extranjeras.

“Se les olvida” que conforme al derecho civil es requisito necesario de la responsabilidad extracontractual, el nexo o relación de causalidad entre la conducta y el resultado lesivo.

La aguda tormenta invernal 35 generada a mediados de este mes en Canadá, Estados Unidos y México paralizó el sistema eléctrico en Texas y el norte de México, lo que generó vastos apagones de luz en miles de casas; paralizaron las actividades productivas de industrias y empresas y el suministro de gas que Texas aporta a la CFE, a la cual se le responsabiliza este desastre, no obstante que ya se están moviendo las plantas generadoras de ciclos combinados y se está restableciendo el servicio.

No nos “hagamos bolas” y confundamos lo gordo con lo parido. Los aprietos que enfrentan Texas y la CFE en cuanto al suministro de electricidad, ciertamente, es consecuencia de la tormenta invernal que congeló los ductos del gas natural de Texas conectados con México que proveían a las plantas eléctricas de “ciclos combinados” de la CFE, lo que afectó el sistema de electricidad en el sur de EU y el norte de México. No olvidemos que la ley física de “causa y efecto” se basa en que toda acción provoca una reacción.

Pero tampoco dejemos de lado “la causa de la causa, es la causa de lo causado”, como bien lo expresaba Tomás Aquino. En el caso de México la CFE se ajusta más al prefijo de Tomás de Aquino, ya que la “causa de la causa” no es consecuencia sólo de la tormenta invernal, sino también y, sobre todo, efecto --como bien lo señaló el presidente de la república--, de una “acción previa” que vulneró, desde hace muchos años, el sistema inmune de las empresas paraestatales.

Me refiero a la privatización del gas natural que los exmandatarios Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, quienes, en contubernio con empresas extranjeras, suministraron a Texas 5 mil 639 millones 936 mil pies cúbicos al día de gas natural, provenientes de México, lo que afectó la autosuficiencia de Pemex y la CFE y violó la soberanía de nuestro país.

Pese a ello, los muy cínicos seguidores de estos traidores se oponen de que se apruebe la Ley de la Industria Eléctrica que propone el presidente López Obrador para “terminar con años de saqueo y de privilegios a la generación privada que causó graves perjuicios a la Comisión Federal de Electricidad (CFE)” por la aplicación de un mercado “a modo” de empresas particulares, nacionales y extranjeras.

La iniciativa presidencial tiene pleno sustento constitucional, por más que, empresarios y “especialistas” del sector privado, digan que vulnera el Estado de derecho. Es grotesco e ilegal que la CFE tenga que comprar electricidad a los particulares y se vea obligado, además, a entregar subsidios multimillonarios a las empresas extranjeras.

“Se les olvida” que conforme al derecho civil es requisito necesario de la responsabilidad extracontractual, el nexo o relación de causalidad entre la conducta y el resultado lesivo.