/ jueves 7 de noviembre de 2019

LAS GRUTAS DE NOMBRE DE DIOS

Las Grutas de Nombre de Dios han sido una maravilla subterránea que, de acuerdo con el Ing. Manuel Reyes Cortés, habían sido relativamente inaccesibles. Se ubican en el Cerro del Caballo, que forma parte de la vertiente noroccidental de la Sierra de Nombre de Dios, entre los límites de las subprovincias fisiológicas de Bolsones, “parte oriental del estado” y la de Bustillos “parte occidental”. La Sierra de Nombre de Dios se forma, principalmente, de rocas volcánicas con erosión en avanzado estado de madurez en la zona y, en menor proporción, rocas sedimentarias.

La primera noticia que se tiene de las grutas data de 1896, con un aviso que habla de unas cuevas en un lugar cercano al Cerro del Caballo, donde “se debe de tener cuidado con los grupos de apaches y comanches que son hostiles”. Las Grutas de Nombre de Dios son la mayor cavidad de disolución, aparte de las de Coyame y La Cueva del Diablo, en rocas calcáreas mesozoicas por aguas cargadas de dióxido de carbono (CO2), donde el nivel freático reaccionó con los diques y las soluciones hidrotermales de origen volcánico de la gruta, formando ácido sulfúrico.

Éste atacó las rocas calizas -hace 5 millones de años-, cuya lenta disolución construyó las cavernas antes de iniciarse la formación de las espeleotemas –unos 3 millones de años-, como estalactitas y estalagmitas, gracias al CO2 y al escurrimiento de la lluvia. Las grutas tienen una longitud zigzagueante de 1,492 metros, con una anchura mínima de 1.80 metros. Cuentan con 12 cámaras mayores y numerosos salones pequeños, y están aproximadamente a 38 metros por debajo del lecho del río Sacramento. El área de los pisos acondicionados suma un total de 20,000 m2.

Pocos saben, por ejemplo, que en la cámara de El Gran Cañón hay cristales de selenita, delgados como un cabello y largos como 15 centímetros; que hay ratones casi blancos de grandes ojos y largos bigotes a una profundidad de 75 metros o que una estalagmita crece ocho centímetros cada 35,000 años. Pero es bueno que más de aquellos que no son expertos, lo conozcan, porque al abogar por el medio ambiente, lo hacemos por nosotros mismos. agusperezr@hotmail.com

Las Grutas de Nombre de Dios han sido una maravilla subterránea que, de acuerdo con el Ing. Manuel Reyes Cortés, habían sido relativamente inaccesibles. Se ubican en el Cerro del Caballo, que forma parte de la vertiente noroccidental de la Sierra de Nombre de Dios, entre los límites de las subprovincias fisiológicas de Bolsones, “parte oriental del estado” y la de Bustillos “parte occidental”. La Sierra de Nombre de Dios se forma, principalmente, de rocas volcánicas con erosión en avanzado estado de madurez en la zona y, en menor proporción, rocas sedimentarias.

La primera noticia que se tiene de las grutas data de 1896, con un aviso que habla de unas cuevas en un lugar cercano al Cerro del Caballo, donde “se debe de tener cuidado con los grupos de apaches y comanches que son hostiles”. Las Grutas de Nombre de Dios son la mayor cavidad de disolución, aparte de las de Coyame y La Cueva del Diablo, en rocas calcáreas mesozoicas por aguas cargadas de dióxido de carbono (CO2), donde el nivel freático reaccionó con los diques y las soluciones hidrotermales de origen volcánico de la gruta, formando ácido sulfúrico.

Éste atacó las rocas calizas -hace 5 millones de años-, cuya lenta disolución construyó las cavernas antes de iniciarse la formación de las espeleotemas –unos 3 millones de años-, como estalactitas y estalagmitas, gracias al CO2 y al escurrimiento de la lluvia. Las grutas tienen una longitud zigzagueante de 1,492 metros, con una anchura mínima de 1.80 metros. Cuentan con 12 cámaras mayores y numerosos salones pequeños, y están aproximadamente a 38 metros por debajo del lecho del río Sacramento. El área de los pisos acondicionados suma un total de 20,000 m2.

Pocos saben, por ejemplo, que en la cámara de El Gran Cañón hay cristales de selenita, delgados como un cabello y largos como 15 centímetros; que hay ratones casi blancos de grandes ojos y largos bigotes a una profundidad de 75 metros o que una estalagmita crece ocho centímetros cada 35,000 años. Pero es bueno que más de aquellos que no son expertos, lo conozcan, porque al abogar por el medio ambiente, lo hacemos por nosotros mismos. agusperezr@hotmail.com