/ martes 25 de septiembre de 2018

Las haciendas y la boda

El fin de semana realizamos un viaje con un grupo de amigos con quienes hemos compartido vivencias y conocido lugares maravillosos, aprovechando nuestro aniversario número cuarenta de matrimonio. En esta ocasión no fue la excepción e invitados por una de las parejas a una boda de una hija de otro amigo de ellos en la región de Cuernavaca, salimos a una nueva aventura. Familia de la boda que gustosamente desde antes nos conocimos y fuimos incluidos en el gran evento, el cual coincidía en fecha con nuestro aniversario. Salimos de la Ciudad de México y no podía faltar llegar a Tres Marías por las famosas quesadillas al lado de la carretera. Llegamos por la tarde a la región, a un hotel de los llamados “boutique”, que contaba únicamente con nueve tipos de cabañas, muy bien instalados entre árboles y flores, con un diseño tailandés. Al día siguiente fuimos a conocer Taxco, al norte de Guerrero, considerado dentro de los pueblos mágicos de nuestro país. Impresionante lo verde del camino. A la entrada todavía en reconstrucción de los impactos del temblor del año anterior. Visitamos el museo de la plata, un recorrido por el pintoresco centro de Taxco y una comida de pozole en La Tía Calla. Aprovechamos para pasear en una vagoneta (modo de transporte en el pueblo) por las estrechas calles empedradas, subidas y bajadas pronunciadas, llegando al punto para subir por el teleférico y disfrutar la vista majestuosa de las casas de color blanco y teja rojiza, incrustadas en los cerros.

Por la tarde regresamos al centro de Cuernavaca para comer un “tente en pie” al frente de la plaza central con vistas al Palacio de Gobierno, cerrando el día con una cena en “Las Mañanitas”. Al día siguiente fuimos a conocer la maravilla natural de las Grutas de Cacahuamilpa, impresionantes salas de estalactitas y estalagmitas con un andén que nos permitía disfrutar de esas formaciones peculiares.

Llegamos al lugar de la boda en una palapa grande rodeada de jardines preciosos. Las palabras de la autoridad encargada de la ceremonia del matrimonio resaltaron algunos consejos a los novios. Se me quedó grabada la alusión a Einstein, donde dijo que el generador del amor en el matrimonio estaba compuesto por la energía de los dos, la gravedad para llevar la vida y la potencia para lograr la sinergia de la pareja.

Al día siguiente iniciamos un recorrido sorprendente por las haciendas de la región. Iniciamos con La Hacienda San Antonio el Puente, lugar donde desayunamos, y nuestras parejas de prepararon para el evento, con grandes jardines y construcciones de la época colonial. De allí partimos a la Hacienda de San Gabriel de las Palmas, Construida por Hernán Cortés en 1529, este sitio fue alguna vez el hogar de misioneros franciscanos. Sin embargo, se convirtió en una plantación de caña de azúcar después de que éstos fueran expulsados. También es un sitio histórico al haber sido uno de los cuarteles de Emiliano Zapata. Aquí fue la ceremonia religiosa. Notorias fueron las palabras de la novia al novio. Allí mismo fue la fiesta de la boda a la que nos invitaron, con salas y jardines espectaculares. La fiesta fue un cúmulo de detalles y atenciones, desde la entrada hasta la despedida pudimos disfrutar de la alegría y espectáculos presentados en la misma.

Una tercera hacienda visitada fue la Hacienda de Vista Hermosa, también fundada por Hernán Cortés en 1529 y perteneció a sus descendientes hasta 1621. Llegó a ser una de las principales haciendas de la región, con grandes pasillos de cúpulas y arcos mostrando vehículos, pinturas y aparatos de la época del Virreinato y de la Revolución. Aquí fue la tornaboda, con una bienvenida y una fiesta charra, cerrando con una comida en sus jardines verdes de grandes árboles con cientos de años de antigüedad, dejando ver sus raíces en la superficie.

Haber convivido con los papás de los novios, las atenciones, los familiares, los novios, los detalles, así como conocer los alrededores de Cuernavaca, pero principalmente sus haciendas, es un orgullo y un sentimiento de contar con esas maravillas construidas después de la Conquista, perdurando a través de los años. Gracias a la familia y a los amigos que nos permitieron convivir y conocer una serie de construcciones maravillosas del sur de nuestro país, así como la alegría de una gran familia.

email: antonio.rios@itesm.mx



El fin de semana realizamos un viaje con un grupo de amigos con quienes hemos compartido vivencias y conocido lugares maravillosos, aprovechando nuestro aniversario número cuarenta de matrimonio. En esta ocasión no fue la excepción e invitados por una de las parejas a una boda de una hija de otro amigo de ellos en la región de Cuernavaca, salimos a una nueva aventura. Familia de la boda que gustosamente desde antes nos conocimos y fuimos incluidos en el gran evento, el cual coincidía en fecha con nuestro aniversario. Salimos de la Ciudad de México y no podía faltar llegar a Tres Marías por las famosas quesadillas al lado de la carretera. Llegamos por la tarde a la región, a un hotel de los llamados “boutique”, que contaba únicamente con nueve tipos de cabañas, muy bien instalados entre árboles y flores, con un diseño tailandés. Al día siguiente fuimos a conocer Taxco, al norte de Guerrero, considerado dentro de los pueblos mágicos de nuestro país. Impresionante lo verde del camino. A la entrada todavía en reconstrucción de los impactos del temblor del año anterior. Visitamos el museo de la plata, un recorrido por el pintoresco centro de Taxco y una comida de pozole en La Tía Calla. Aprovechamos para pasear en una vagoneta (modo de transporte en el pueblo) por las estrechas calles empedradas, subidas y bajadas pronunciadas, llegando al punto para subir por el teleférico y disfrutar la vista majestuosa de las casas de color blanco y teja rojiza, incrustadas en los cerros.

Por la tarde regresamos al centro de Cuernavaca para comer un “tente en pie” al frente de la plaza central con vistas al Palacio de Gobierno, cerrando el día con una cena en “Las Mañanitas”. Al día siguiente fuimos a conocer la maravilla natural de las Grutas de Cacahuamilpa, impresionantes salas de estalactitas y estalagmitas con un andén que nos permitía disfrutar de esas formaciones peculiares.

Llegamos al lugar de la boda en una palapa grande rodeada de jardines preciosos. Las palabras de la autoridad encargada de la ceremonia del matrimonio resaltaron algunos consejos a los novios. Se me quedó grabada la alusión a Einstein, donde dijo que el generador del amor en el matrimonio estaba compuesto por la energía de los dos, la gravedad para llevar la vida y la potencia para lograr la sinergia de la pareja.

Al día siguiente iniciamos un recorrido sorprendente por las haciendas de la región. Iniciamos con La Hacienda San Antonio el Puente, lugar donde desayunamos, y nuestras parejas de prepararon para el evento, con grandes jardines y construcciones de la época colonial. De allí partimos a la Hacienda de San Gabriel de las Palmas, Construida por Hernán Cortés en 1529, este sitio fue alguna vez el hogar de misioneros franciscanos. Sin embargo, se convirtió en una plantación de caña de azúcar después de que éstos fueran expulsados. También es un sitio histórico al haber sido uno de los cuarteles de Emiliano Zapata. Aquí fue la ceremonia religiosa. Notorias fueron las palabras de la novia al novio. Allí mismo fue la fiesta de la boda a la que nos invitaron, con salas y jardines espectaculares. La fiesta fue un cúmulo de detalles y atenciones, desde la entrada hasta la despedida pudimos disfrutar de la alegría y espectáculos presentados en la misma.

Una tercera hacienda visitada fue la Hacienda de Vista Hermosa, también fundada por Hernán Cortés en 1529 y perteneció a sus descendientes hasta 1621. Llegó a ser una de las principales haciendas de la región, con grandes pasillos de cúpulas y arcos mostrando vehículos, pinturas y aparatos de la época del Virreinato y de la Revolución. Aquí fue la tornaboda, con una bienvenida y una fiesta charra, cerrando con una comida en sus jardines verdes de grandes árboles con cientos de años de antigüedad, dejando ver sus raíces en la superficie.

Haber convivido con los papás de los novios, las atenciones, los familiares, los novios, los detalles, así como conocer los alrededores de Cuernavaca, pero principalmente sus haciendas, es un orgullo y un sentimiento de contar con esas maravillas construidas después de la Conquista, perdurando a través de los años. Gracias a la familia y a los amigos que nos permitieron convivir y conocer una serie de construcciones maravillosas del sur de nuestro país, así como la alegría de una gran familia.

email: antonio.rios@itesm.mx