/ viernes 28 de enero de 2022

Las políticas públicas que requiere México

Existen cuatro tipos de políticas públicas: Políticas de fomento, Políticas de control, Políticas de restricción y quizás una cuarta, la carencia de política pública que, en la definición, aplica como tal, por tanto, para que el Estado mexicano pueda impulsar una actividad se requiere combinar al menos las tres primeras; fomentar la acción de interés, controlarla y restringir los factores adversos.

En ese sentido, si lo que deseamos es incentivar la balanza comercial agropecuaria de México y que la producción de alimentos sea una verdadera palanca de desarrollo, debemos iniciar por lo más básico, fomentar la producción y fomentar la productividad, la cual debe darse en el campo mexicano con los productores, dando beneficios, estímulos, subsidios reales y apoyos directos.

Todo ello se engloba en políticas de fomento para impulsar la producción de alimentos, por ejemplo: subsidios en la adquisición de maquinaria, apoyo en costos energéticos, en insumos, fertilizantes, suministros, entre otros.

A ello sumarle políticas de control que básicamente son establecer parámetros que regulen y controlen la manipulación especulativa de los alimentos, los granos, los commodities; como ha sucedido en reiteradas ocasiones con el maíz, con el trigo, el azúcar y otros tantos productos. Dichas políticas de control deben generar una regulación que permita a los productores salir al mercado sin estar por debajo de la línea económica, dado que en reiteradas ocasiones se genera una sobreoferta que empuja los precios a la baja y algunos factores de concentración y manipulación generan una percepción de escasez que eleva los precios pero no los beneficios de dicho incremento, teniendo productores que reciben ingresos bajos a veces casi a nivel de costo y por otro lado consumidores que pagan precios muy por encima del estándar.

En dicho proceso económico muy pocos, exageradamente pocos, ganan y prácticamente la mayoría pierde; a su vez, muchos productores venden casi a nivel de costo y muchos consumidores pagan más por los productos. Por si fuera poco, los intermediarios controlan dicho proceso generando especulación económica, manipulando precios y ganando las pérdidas de productores y consumidores.

Es por ello, estimados lectores, que en un mundo globalizado, si no existe una adecuada combinación de políticas de fomento, políticas de control y políticas de restricción, nos enfrentamos ante un escenario de carencia de política pública, donde no hay regulación, no hay reglas y ganan quienes tiene capacidad de manipular el proceso de desarrollo económico, peor aún, se da libre incursión a los productos extranjeros en condiciones de subsidio, desfavoreciendo a los productos locales.

Esta es una premisa económica que funciona en todo el mundo, Japón regula y controla la producción y distribución del arroz al considerarlo un producto de seguridad nacional, por lo que representa en la dieta de los japoneses y la Unión Europea tiene consideraciones similares para la carne de res, para el pollo, el salmón, el trigo y otros productos de la canasta básica europea, y Estados Unidos regula y protege la producción de maíz y trigo.

Finalmente recordemos que regular no es intervenir en la economía como muchos piensan y lo relacionan al siglo pasado; estos mecanismos terminaron por afectar el ciclo económico, por consiguiente, regular es establecer reglas claras de todo el proceso económico para que los agentes del mercado las tomen y existan equilibrios, de lo contrario las reglas serán puestas por dichos agentes y muy pocos se verán beneficiados.

El libre mercado opera y funciona en todo el mundo, sólo que los países son quienes deben establecer las reglas del juego en consideración y beneficio de sus habitantes, por lo que México debe impulsar políticas públicas de mayor peso para regular la producción, la productividad, la distribución, y establecer precios reales de garantía económica y de reglas claras del proceso productivo, pues solo así se alcanzarían las 4 políticas públicas que requiere nuestro país.



Existen cuatro tipos de políticas públicas: Políticas de fomento, Políticas de control, Políticas de restricción y quizás una cuarta, la carencia de política pública que, en la definición, aplica como tal, por tanto, para que el Estado mexicano pueda impulsar una actividad se requiere combinar al menos las tres primeras; fomentar la acción de interés, controlarla y restringir los factores adversos.

En ese sentido, si lo que deseamos es incentivar la balanza comercial agropecuaria de México y que la producción de alimentos sea una verdadera palanca de desarrollo, debemos iniciar por lo más básico, fomentar la producción y fomentar la productividad, la cual debe darse en el campo mexicano con los productores, dando beneficios, estímulos, subsidios reales y apoyos directos.

Todo ello se engloba en políticas de fomento para impulsar la producción de alimentos, por ejemplo: subsidios en la adquisición de maquinaria, apoyo en costos energéticos, en insumos, fertilizantes, suministros, entre otros.

A ello sumarle políticas de control que básicamente son establecer parámetros que regulen y controlen la manipulación especulativa de los alimentos, los granos, los commodities; como ha sucedido en reiteradas ocasiones con el maíz, con el trigo, el azúcar y otros tantos productos. Dichas políticas de control deben generar una regulación que permita a los productores salir al mercado sin estar por debajo de la línea económica, dado que en reiteradas ocasiones se genera una sobreoferta que empuja los precios a la baja y algunos factores de concentración y manipulación generan una percepción de escasez que eleva los precios pero no los beneficios de dicho incremento, teniendo productores que reciben ingresos bajos a veces casi a nivel de costo y por otro lado consumidores que pagan precios muy por encima del estándar.

En dicho proceso económico muy pocos, exageradamente pocos, ganan y prácticamente la mayoría pierde; a su vez, muchos productores venden casi a nivel de costo y muchos consumidores pagan más por los productos. Por si fuera poco, los intermediarios controlan dicho proceso generando especulación económica, manipulando precios y ganando las pérdidas de productores y consumidores.

Es por ello, estimados lectores, que en un mundo globalizado, si no existe una adecuada combinación de políticas de fomento, políticas de control y políticas de restricción, nos enfrentamos ante un escenario de carencia de política pública, donde no hay regulación, no hay reglas y ganan quienes tiene capacidad de manipular el proceso de desarrollo económico, peor aún, se da libre incursión a los productos extranjeros en condiciones de subsidio, desfavoreciendo a los productos locales.

Esta es una premisa económica que funciona en todo el mundo, Japón regula y controla la producción y distribución del arroz al considerarlo un producto de seguridad nacional, por lo que representa en la dieta de los japoneses y la Unión Europea tiene consideraciones similares para la carne de res, para el pollo, el salmón, el trigo y otros productos de la canasta básica europea, y Estados Unidos regula y protege la producción de maíz y trigo.

Finalmente recordemos que regular no es intervenir en la economía como muchos piensan y lo relacionan al siglo pasado; estos mecanismos terminaron por afectar el ciclo económico, por consiguiente, regular es establecer reglas claras de todo el proceso económico para que los agentes del mercado las tomen y existan equilibrios, de lo contrario las reglas serán puestas por dichos agentes y muy pocos se verán beneficiados.

El libre mercado opera y funciona en todo el mundo, sólo que los países son quienes deben establecer las reglas del juego en consideración y beneficio de sus habitantes, por lo que México debe impulsar políticas públicas de mayor peso para regular la producción, la productividad, la distribución, y establecer precios reales de garantía económica y de reglas claras del proceso productivo, pues solo así se alcanzarían las 4 políticas públicas que requiere nuestro país.