/ domingo 3 de octubre de 2021

Las primeras tres décadas del Tecnológico de la Ciudad de Cuauhtémoc

Por: Juan Carlos Loera

La semana pasada la comunidad académica del Tecnológico de Cuauhtémoc celebró 30 años de su fundación formal, que los registros oficiales ubican en septiembre de 1991; pero, como todas las grandes historias educativas, en realidad este proyecto emergió como extensión del Tecnológico de Ciudad Juárez en 1984.

Fui invitado a la conmemoración y me dio mucho gusto recordar los primeros años de la fértil historia del Tecnológico de Cuauhtémoc, acompañado de las autoridades civiles, militares y de los representantes de todos los sectores de su comunidad.

Tuve la oportunidad de felicitar a las autoridades académicas, a los estudiantes, al profesorado y a toda su planta laboral por la celebración de estas tres décadas de trabajo continuo, de una institución educativa que se fundó en un momento muy propicio, en el que la vida económica, social, y política de esta región necesitaba de una formación local de profesionistas que contribuyeran a su impulso y consolidación.

A todos ellos les ofrecimos nuestra gratitud por el gran esfuerzo desplegado para impulsar una empresa educativa que tanto ha contribuido a la expansión y desarrollo, económico y cultural de esta región, acaso la más próspera en esta hora de la vida de Chihuahua.

El resultado lo tenemos a la vista, Cuauhtémoc representa hoy la comunidad productiva con mayores niveles de crecimiento económico sostenido en el estado y seguramente en ese éxito tenemos la huella de los cientos de ingenieros y técnicos que ya han egresado de esta noble casa de estudios.

He escuchado muchas voces y todas me confirman la gran estimación que el pueblo de esta ciudad le tiene a su Tecnológico, están verdaderamente orgullosos de su obra educativa.

Pero debo confesar que destacó la vinculación entre el “Tec” y la vida productiva de esta comunidad, porque en ella veo el modelo de crecimiento y desarrollo que el gobierno de la Cuarta Transformación quiere impulsar en todo el país.

Toda la pujanza económica que podemos advertir en sus actividades agropecuarias, especialmente en la fruticultura; en su comercio, en los servicios públicos, y más allá en el desarrollo de su pequeña industria metalmecánica, es impresionante.

No sólo por su dimensión, diversidad y por el papel de proveeduría que estos cientos de empresas están jugando en la mecanización agrícola del noroeste de México; sino, además, porque se trata de empresas cuyo capital tiene un origen eminentemente local.

Tenemos en ello un modelo de desarrollo endógeno que otras comunidades de México deben imitar y creo que esta experiencia debe ser estudiada a fondo para compartirla y en esto los egresados del “Tec”, sus profesores e investigadores pueden jugar un papel clave.

¡Esto es lo que necesitamos para transformar a México en el plano productivo!

Ahora, no debemos olvidar que este modelo viene de lejos, que en los años cincuenta y sesenta, un grupo de empresarios visionarios, agrupados en torno al Banco Comercial Mexicano y encabezados por Eloy y Rafael Vallina, con el apoyo del gobierno federal, levantaron un emporio industrial, justo en ciudad Anáhuac.

Era un proyecto verdaderamente ambicioso, basado en capital nacional y con una idea muy noble de compartir con los trabajadores los resultados y las ganancias de esta gran empresa.

Viendo esta historia y el potencial productivo que muestra esta comunidad, creo que ahora podemos hablar del futuro del Tecnológico de Cuauhtémoc, que sin duda representa un gran desafío.

Casi podemos asegurar que en las siguientes décadas esta región conocerá un crecimiento excepcional, no sólo por la visible energía de sus fuerzas productivas, por la gran visión de sus empresarios; sino, además, porque el gobierno que encabeza el presidente López Obrador está empeñado en resolver los obstáculos que impiden el desarrollo equitativo y justo de las comunidades de México.

Se trata de proyectos destinados a mejorar las condiciones de vida de los grupos más vulnerables, entre los cuales se cuentan los pueblos originarios, las personas con discapacidades, niños, niñas y adolescente en situación de orfandad y adultos mayores.

Son acciones esenciales para garantizar el derecho de todos los mexicanos a una vida digna, con un acceso equitativo a las oportunidades de desarrollo personal.

En este plano está la importancia que el gobierno de la 4T otorga a la educación, sosteniendo y ampliando el sistema de becas y universidades Benito Juárez; pero también al rol que habrán de jugar los centros de enseñanza universitaria y tecnológica, que como el Tec de Cuauhtémoc, están empeñados en apostarle a una transformación de México, centrada en la acumulación de conocimientos, saberes y desarrollos tecnológicos; originados en las capacidades de nuestros técnicos, de nuestros ingenieros y de nuestros investigadores.

El futuro de esta región, de Chihuahua y el país entero, depende en una medida muy grande de lo que hagan las instituciones de educación superior, como el “Tec” de Cuauhtémoc, cuya larga vida con gran gusto estamos festejando.

La educación, no lo olvidemos, representa la única estrategia de progreso y desarrollo que garantiza creación de riqueza y reparto justo y equitativo del bienestar para todos los ciudadanos.

Por ello en este día nos unimos a la conmemoración de sus treinta años para exclamar:

¡Larga y fructífera vida para el Tec de Cuauhtémoc!

¡Progreso y paz con justicia para todos los cuauhtemenses!

¡Muchas gracias por todo lo que le han dado a Chihuahua!


Por: Juan Carlos Loera

La semana pasada la comunidad académica del Tecnológico de Cuauhtémoc celebró 30 años de su fundación formal, que los registros oficiales ubican en septiembre de 1991; pero, como todas las grandes historias educativas, en realidad este proyecto emergió como extensión del Tecnológico de Ciudad Juárez en 1984.

Fui invitado a la conmemoración y me dio mucho gusto recordar los primeros años de la fértil historia del Tecnológico de Cuauhtémoc, acompañado de las autoridades civiles, militares y de los representantes de todos los sectores de su comunidad.

Tuve la oportunidad de felicitar a las autoridades académicas, a los estudiantes, al profesorado y a toda su planta laboral por la celebración de estas tres décadas de trabajo continuo, de una institución educativa que se fundó en un momento muy propicio, en el que la vida económica, social, y política de esta región necesitaba de una formación local de profesionistas que contribuyeran a su impulso y consolidación.

A todos ellos les ofrecimos nuestra gratitud por el gran esfuerzo desplegado para impulsar una empresa educativa que tanto ha contribuido a la expansión y desarrollo, económico y cultural de esta región, acaso la más próspera en esta hora de la vida de Chihuahua.

El resultado lo tenemos a la vista, Cuauhtémoc representa hoy la comunidad productiva con mayores niveles de crecimiento económico sostenido en el estado y seguramente en ese éxito tenemos la huella de los cientos de ingenieros y técnicos que ya han egresado de esta noble casa de estudios.

He escuchado muchas voces y todas me confirman la gran estimación que el pueblo de esta ciudad le tiene a su Tecnológico, están verdaderamente orgullosos de su obra educativa.

Pero debo confesar que destacó la vinculación entre el “Tec” y la vida productiva de esta comunidad, porque en ella veo el modelo de crecimiento y desarrollo que el gobierno de la Cuarta Transformación quiere impulsar en todo el país.

Toda la pujanza económica que podemos advertir en sus actividades agropecuarias, especialmente en la fruticultura; en su comercio, en los servicios públicos, y más allá en el desarrollo de su pequeña industria metalmecánica, es impresionante.

No sólo por su dimensión, diversidad y por el papel de proveeduría que estos cientos de empresas están jugando en la mecanización agrícola del noroeste de México; sino, además, porque se trata de empresas cuyo capital tiene un origen eminentemente local.

Tenemos en ello un modelo de desarrollo endógeno que otras comunidades de México deben imitar y creo que esta experiencia debe ser estudiada a fondo para compartirla y en esto los egresados del “Tec”, sus profesores e investigadores pueden jugar un papel clave.

¡Esto es lo que necesitamos para transformar a México en el plano productivo!

Ahora, no debemos olvidar que este modelo viene de lejos, que en los años cincuenta y sesenta, un grupo de empresarios visionarios, agrupados en torno al Banco Comercial Mexicano y encabezados por Eloy y Rafael Vallina, con el apoyo del gobierno federal, levantaron un emporio industrial, justo en ciudad Anáhuac.

Era un proyecto verdaderamente ambicioso, basado en capital nacional y con una idea muy noble de compartir con los trabajadores los resultados y las ganancias de esta gran empresa.

Viendo esta historia y el potencial productivo que muestra esta comunidad, creo que ahora podemos hablar del futuro del Tecnológico de Cuauhtémoc, que sin duda representa un gran desafío.

Casi podemos asegurar que en las siguientes décadas esta región conocerá un crecimiento excepcional, no sólo por la visible energía de sus fuerzas productivas, por la gran visión de sus empresarios; sino, además, porque el gobierno que encabeza el presidente López Obrador está empeñado en resolver los obstáculos que impiden el desarrollo equitativo y justo de las comunidades de México.

Se trata de proyectos destinados a mejorar las condiciones de vida de los grupos más vulnerables, entre los cuales se cuentan los pueblos originarios, las personas con discapacidades, niños, niñas y adolescente en situación de orfandad y adultos mayores.

Son acciones esenciales para garantizar el derecho de todos los mexicanos a una vida digna, con un acceso equitativo a las oportunidades de desarrollo personal.

En este plano está la importancia que el gobierno de la 4T otorga a la educación, sosteniendo y ampliando el sistema de becas y universidades Benito Juárez; pero también al rol que habrán de jugar los centros de enseñanza universitaria y tecnológica, que como el Tec de Cuauhtémoc, están empeñados en apostarle a una transformación de México, centrada en la acumulación de conocimientos, saberes y desarrollos tecnológicos; originados en las capacidades de nuestros técnicos, de nuestros ingenieros y de nuestros investigadores.

El futuro de esta región, de Chihuahua y el país entero, depende en una medida muy grande de lo que hagan las instituciones de educación superior, como el “Tec” de Cuauhtémoc, cuya larga vida con gran gusto estamos festejando.

La educación, no lo olvidemos, representa la única estrategia de progreso y desarrollo que garantiza creación de riqueza y reparto justo y equitativo del bienestar para todos los ciudadanos.

Por ello en este día nos unimos a la conmemoración de sus treinta años para exclamar:

¡Larga y fructífera vida para el Tec de Cuauhtémoc!

¡Progreso y paz con justicia para todos los cuauhtemenses!

¡Muchas gracias por todo lo que le han dado a Chihuahua!