/ martes 21 de agosto de 2018

Las puertas abiertas

Durante los años he tratado de entender el significado de las puertas abiertas en una familia, en una organización o en un grupo de amigos. La verdad ha sido difícil poder no sólo justificar o motivar por qué siempre, siempre las puertas deben estar abiertas. Pero es algo que se aprende a lo largo de los años por haber visto lo contrario, o por haber visto lo maravilloso que es tener las puestas abiertas.

En las organizaciones está el esquema de cerrar la puerta para tener mayor privacidad, para aislarse del ruido y de lo que pudiera ser distracciones en el trabajo diario. Sabiendo, de antemano, que este aislamiento tiene sus efectos en el conocimiento de las personas, en el apoyo entre los que laboran en un mismo sitio, en el servicio que da a los compañeros de trabajo. Que finalmente ese apoyo al compañero, al amigo o al familiar es lo que tiene un verdadero significado en nuestras vidas. Así, la puerta abierta significa no sólo dejar atrás el egoísmo y la individualidad de la persona, sino la posibilidad de aprender de las personas y conocerlas. Significa que aceptas a las personas como son y te preocupas por saber por qué son así. Probablemente así es como desarrollamos una de las virtudes más preciadas de las relaciones humanas: la tolerancia.

Por el lado de las familias, debería de ser un principio básico de relación familiar, la cultura de las puertas abiertas. Aceptar a todos los que nos rodean en la familia, con sus defectos y sus virtudes, tratar de entenderlos y hacer lo imposible por apoyarlos en todo lo que se pueda.

Es triste ver cómo hay familias que cierran las puertas a sus tíos, primos, hermanos y hasta padres. Por el solo hecho de no tener la posición o tener problemas de cualquier índole. En lugar de extender la mano y apoyar a que los familiares salgan adelante.

Los lazos de unión y apoyo familiar deben ser más grandes que el egoísmo e individualismo del ser humano. Debe de ser algo tan fuerte que ningún pensamiento, historia o situación, debe de derrumbarlo, se llama amor de familia.

Afortunadamente hay muchas familias con “las puertas abiertas” que no importa cuándo, cómo ni por qué, siempre abren las puertas a cualquier familiar y le brindan la mano, el apoyo, pero sobre todo el cariño y amor.

La puerta abierta en una familia refleja la puerta abierta en el corazón de esas personas que habitan allí, refleja el deseo de servir y apoyar a los demás, y desecha el individualismo de sólo buscar el bien personal. La puerta abierta refleja pensar en el amor y cariño de los familiares, al mismo nivel o más, del cariño y amor por uno mismo.

Probablemente por experiencia propia de mi familia política, pudiera decir que la convivencia, la alegría, el apoyo y el amor, se ven reflejados en “la puerta abierta”. Siempre están dispuestos a apoyar, en la medida que se puede, a cualquier familiar, inclusive no familiar, y siempre la puerta está abierta para todos, como si fuera la casa de todos, como si todos viviéramos allí desde hace tiempo.

Las puertas abiertas son una formación humana de todos los que viven allí, y de los visitantes que conviven en un sitio. La puerta está abierta, con más amor, a aquellos que están pasando por momentos difíciles, a aquellos que necesitan de alguien que los escuche, que los apoye, que los guíe.

El simbolismo de la puerta abierta en una oficina o en una casa, puede intuir la persona que trabaja o vive dentro. Nos muestra la capacidad del ser humano para servir a los demás, para cobijar a miembros de una familia, para externar el apoyo, el cariño y el amor de familia.

Cada vez que abrimos la puerta a un amigo o un familiar, y le brindamos todo el apoyo posible, no importa la condición que traiga, estamos reforzando los vínculos familiares y de amistad, y logrando enfatizar lo maravilloso que es contar con una familia o con un amigo. En un mundo donde algunos quieren construir muros, otros ya viven en feudos exclusivos cerrados por rejas, y otros muchos tuvieron que amurallar sus viviendas, lo que esperaríamos, por lo menos, sería que abriéramos nuestras puertas a familiares y amigos.

Email: antonio.rios@itesm.mx


Durante los años he tratado de entender el significado de las puertas abiertas en una familia, en una organización o en un grupo de amigos. La verdad ha sido difícil poder no sólo justificar o motivar por qué siempre, siempre las puertas deben estar abiertas. Pero es algo que se aprende a lo largo de los años por haber visto lo contrario, o por haber visto lo maravilloso que es tener las puestas abiertas.

En las organizaciones está el esquema de cerrar la puerta para tener mayor privacidad, para aislarse del ruido y de lo que pudiera ser distracciones en el trabajo diario. Sabiendo, de antemano, que este aislamiento tiene sus efectos en el conocimiento de las personas, en el apoyo entre los que laboran en un mismo sitio, en el servicio que da a los compañeros de trabajo. Que finalmente ese apoyo al compañero, al amigo o al familiar es lo que tiene un verdadero significado en nuestras vidas. Así, la puerta abierta significa no sólo dejar atrás el egoísmo y la individualidad de la persona, sino la posibilidad de aprender de las personas y conocerlas. Significa que aceptas a las personas como son y te preocupas por saber por qué son así. Probablemente así es como desarrollamos una de las virtudes más preciadas de las relaciones humanas: la tolerancia.

Por el lado de las familias, debería de ser un principio básico de relación familiar, la cultura de las puertas abiertas. Aceptar a todos los que nos rodean en la familia, con sus defectos y sus virtudes, tratar de entenderlos y hacer lo imposible por apoyarlos en todo lo que se pueda.

Es triste ver cómo hay familias que cierran las puertas a sus tíos, primos, hermanos y hasta padres. Por el solo hecho de no tener la posición o tener problemas de cualquier índole. En lugar de extender la mano y apoyar a que los familiares salgan adelante.

Los lazos de unión y apoyo familiar deben ser más grandes que el egoísmo e individualismo del ser humano. Debe de ser algo tan fuerte que ningún pensamiento, historia o situación, debe de derrumbarlo, se llama amor de familia.

Afortunadamente hay muchas familias con “las puertas abiertas” que no importa cuándo, cómo ni por qué, siempre abren las puertas a cualquier familiar y le brindan la mano, el apoyo, pero sobre todo el cariño y amor.

La puerta abierta en una familia refleja la puerta abierta en el corazón de esas personas que habitan allí, refleja el deseo de servir y apoyar a los demás, y desecha el individualismo de sólo buscar el bien personal. La puerta abierta refleja pensar en el amor y cariño de los familiares, al mismo nivel o más, del cariño y amor por uno mismo.

Probablemente por experiencia propia de mi familia política, pudiera decir que la convivencia, la alegría, el apoyo y el amor, se ven reflejados en “la puerta abierta”. Siempre están dispuestos a apoyar, en la medida que se puede, a cualquier familiar, inclusive no familiar, y siempre la puerta está abierta para todos, como si fuera la casa de todos, como si todos viviéramos allí desde hace tiempo.

Las puertas abiertas son una formación humana de todos los que viven allí, y de los visitantes que conviven en un sitio. La puerta está abierta, con más amor, a aquellos que están pasando por momentos difíciles, a aquellos que necesitan de alguien que los escuche, que los apoye, que los guíe.

El simbolismo de la puerta abierta en una oficina o en una casa, puede intuir la persona que trabaja o vive dentro. Nos muestra la capacidad del ser humano para servir a los demás, para cobijar a miembros de una familia, para externar el apoyo, el cariño y el amor de familia.

Cada vez que abrimos la puerta a un amigo o un familiar, y le brindamos todo el apoyo posible, no importa la condición que traiga, estamos reforzando los vínculos familiares y de amistad, y logrando enfatizar lo maravilloso que es contar con una familia o con un amigo. En un mundo donde algunos quieren construir muros, otros ya viven en feudos exclusivos cerrados por rejas, y otros muchos tuvieron que amurallar sus viviendas, lo que esperaríamos, por lo menos, sería que abriéramos nuestras puertas a familiares y amigos.

Email: antonio.rios@itesm.mx