/ domingo 5 de septiembre de 2021

Las reformas constitucionales de AMLO en lo que resta de su sexenio

Por Francisco Javier Pizarro Chávez

El presidente de la república destacó en la conferencia mañanera del 31 de agosto que, a partir de la segunda mitad de su sexenio, promulgará tres reformas a la constitución, “casi irreversibles” para avanzar y consolidar la 4ta. Transformación.

La primera, para fortalecer el sector energético (CFE y Pemex); la segunda una Reforma electoral realmente democrática para sanear y garantizar un órgano electoral independiente, y, excluir las diputaciones plurinominales que los órganos electorales (INE y TEPJ) sin fundamento alguno impusieron a su antojo, en las pasadas elecciones nacionales, para bloquear a Morena la mayoría calificada de la legislatura federal y; la tercera, para incorporar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), las cuales son de hondo calado.

Desde mi punto de vista, las reformas descritas son un paso significativo para consolidar la 4ta. Transformación, pero no hay que confiarse. Durante los tres años de gobierno, el presidente ha enfrentado una aguda “política de polarización social” que la oligarquía neoliberal y partidos de la derecha están provocando, para “desestabilizar la gobernabilidad” y “cancelar el “proyecto de la nación” y las políticas de “bienestar social” en boga, que tanto odian, no sólo en México, sino incluso hasta en sus propios países.

Por ejemplo, la compañía transnacional española Iberdrola, que opera en México y otros países, enseñó el cobre de su supuesta “energía renovable” en propio país. Hace unos días, incrementó el precio de su energía eléctrica en España, el cual alcanzó su máximo histórico: más de 106 euros (2 mil 600 pesos mexicanos) por megavatio cada hora, lo que irritó a los españoles, que se vieron obligados a no poner a funcionar lavadoras o lavavajillas, por la tarifa estratosférica del precio de la luz.

Si esa trasnacional hace eso en su país, qué podemos esperar los mexicanos de sus operaciones aquí. Es evidente que se opondrá a la reforma constitucional anunciada por el presidente, para incrementar también en nuestro país la tarifa estratosférica, que tiene en grave crisis a los españoles.

Por lo que se refiere a la renovación del sistema electoral, tampoco hay certeza de que se consolide, por una simple razón: El INE y el TEPJF y los partidos de la derecha harán todo lo posible de evitar esa transformación con los sofismas de siempre de que se “violenta la democracia, la libertad de expresión, la equidad de género” y por supuesto, la “autonomía de los órganos electorales” de la partidocracia.

Concluyo. Incorporar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa, tengo duda de que sea prudente. Desde mi modesto punto de vista, lo que se requiere es un sistema integral con estrategias diferenciadas de la seguridad nacional, seguridad interior, seguridad pública, pero al mismo tiempo complementarias, ya que los fenómenos de violencia y delincuencia tienen múltiples aristas en el ámbito federal, estatal y municipal.


Por Francisco Javier Pizarro Chávez

El presidente de la república destacó en la conferencia mañanera del 31 de agosto que, a partir de la segunda mitad de su sexenio, promulgará tres reformas a la constitución, “casi irreversibles” para avanzar y consolidar la 4ta. Transformación.

La primera, para fortalecer el sector energético (CFE y Pemex); la segunda una Reforma electoral realmente democrática para sanear y garantizar un órgano electoral independiente, y, excluir las diputaciones plurinominales que los órganos electorales (INE y TEPJ) sin fundamento alguno impusieron a su antojo, en las pasadas elecciones nacionales, para bloquear a Morena la mayoría calificada de la legislatura federal y; la tercera, para incorporar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), las cuales son de hondo calado.

Desde mi punto de vista, las reformas descritas son un paso significativo para consolidar la 4ta. Transformación, pero no hay que confiarse. Durante los tres años de gobierno, el presidente ha enfrentado una aguda “política de polarización social” que la oligarquía neoliberal y partidos de la derecha están provocando, para “desestabilizar la gobernabilidad” y “cancelar el “proyecto de la nación” y las políticas de “bienestar social” en boga, que tanto odian, no sólo en México, sino incluso hasta en sus propios países.

Por ejemplo, la compañía transnacional española Iberdrola, que opera en México y otros países, enseñó el cobre de su supuesta “energía renovable” en propio país. Hace unos días, incrementó el precio de su energía eléctrica en España, el cual alcanzó su máximo histórico: más de 106 euros (2 mil 600 pesos mexicanos) por megavatio cada hora, lo que irritó a los españoles, que se vieron obligados a no poner a funcionar lavadoras o lavavajillas, por la tarifa estratosférica del precio de la luz.

Si esa trasnacional hace eso en su país, qué podemos esperar los mexicanos de sus operaciones aquí. Es evidente que se opondrá a la reforma constitucional anunciada por el presidente, para incrementar también en nuestro país la tarifa estratosférica, que tiene en grave crisis a los españoles.

Por lo que se refiere a la renovación del sistema electoral, tampoco hay certeza de que se consolide, por una simple razón: El INE y el TEPJF y los partidos de la derecha harán todo lo posible de evitar esa transformación con los sofismas de siempre de que se “violenta la democracia, la libertad de expresión, la equidad de género” y por supuesto, la “autonomía de los órganos electorales” de la partidocracia.

Concluyo. Incorporar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa, tengo duda de que sea prudente. Desde mi modesto punto de vista, lo que se requiere es un sistema integral con estrategias diferenciadas de la seguridad nacional, seguridad interior, seguridad pública, pero al mismo tiempo complementarias, ya que los fenómenos de violencia y delincuencia tienen múltiples aristas en el ámbito federal, estatal y municipal.