/ viernes 26 de abril de 2019

Las ventanas del alma

No soy fotógrafo, pero sí aficionado a la fotografía y dentro de este hobby he podido tomar hermosas fotos. ¿Verdad que suena a presunción?

Entre las últimas imágenes captadas tengo unas de los restos de una casa antigua de la cual sólo quedaron algunas paredes que fueron pintadas de blanco y, en especial, una que conserva tres huecos enmarcados por algún estuco rosado, ya muy descolorido y que le da un encanto muy especial. A través de sus orificios se aprecian los restos de los muros interiores con sus adobes ya desnudos. En definitiva, son imágenes que nos remontan a épocas lejanas pudiendo servir como marco para una buena historia épica o amorosa.

Sin embargo, y como el tiempo no perdona, hoy en día esas imágenes nos muestran sólo ruinas. Por eso se me ocurrió titular a una de estas fotografías: “Las ventanas de tu alma”. ¿Verdad que esto suena muy triste?

Con cierta frecuencia, todos, quizás los sacerdotes más, nos encontramos con personas rotas, avejentadas —sin importar si son jóvenes— que tienen sus almas en ruinas. Vidas que podrían haber sido historias llenas de aventuras de amor, de nobles osadías, de gestas heroicas…, pero están tan llenas de vacío.

¿Qué nos pasa? ¿Por qué tanto blanco y negro con grises más o menos tenues, pero sin los colores vivos? Faltan los rojos, los amarillos, los verdes, los azules de varios tonos…, los anaranjados ¡tan llenos de vida!

Vidas tristes de gentes que no tuvieron infancia…, que perdieron sus adolescencias en faltas de respeto, en groserías, que llenaron sus mentes de grosera y sucia pornografía, que buscan el gozo sexual instintivo e inmediato; que no saben dar cariño, sino sólo recibir juguetes de pilas, de esas que se acaban o se chorrean del ácido corrosivo que llevan dentro como sus infantiles dueños.

Y los pervertidores programas oficiales, que reparten preservativos y anticonceptivos para adecuarse a las imágenes televisivas y de internet.

¿No será ya tiempo de enterarnos del daño que algunos adultos les han estado haciendo a los menores? Hay mucha hambre de la verdadera alegría; de esa que es sana, noble y limpia. Se solicitan voluntarios para esta campaña.

www.padrealejandro.com

No soy fotógrafo, pero sí aficionado a la fotografía y dentro de este hobby he podido tomar hermosas fotos. ¿Verdad que suena a presunción?

Entre las últimas imágenes captadas tengo unas de los restos de una casa antigua de la cual sólo quedaron algunas paredes que fueron pintadas de blanco y, en especial, una que conserva tres huecos enmarcados por algún estuco rosado, ya muy descolorido y que le da un encanto muy especial. A través de sus orificios se aprecian los restos de los muros interiores con sus adobes ya desnudos. En definitiva, son imágenes que nos remontan a épocas lejanas pudiendo servir como marco para una buena historia épica o amorosa.

Sin embargo, y como el tiempo no perdona, hoy en día esas imágenes nos muestran sólo ruinas. Por eso se me ocurrió titular a una de estas fotografías: “Las ventanas de tu alma”. ¿Verdad que esto suena muy triste?

Con cierta frecuencia, todos, quizás los sacerdotes más, nos encontramos con personas rotas, avejentadas —sin importar si son jóvenes— que tienen sus almas en ruinas. Vidas que podrían haber sido historias llenas de aventuras de amor, de nobles osadías, de gestas heroicas…, pero están tan llenas de vacío.

¿Qué nos pasa? ¿Por qué tanto blanco y negro con grises más o menos tenues, pero sin los colores vivos? Faltan los rojos, los amarillos, los verdes, los azules de varios tonos…, los anaranjados ¡tan llenos de vida!

Vidas tristes de gentes que no tuvieron infancia…, que perdieron sus adolescencias en faltas de respeto, en groserías, que llenaron sus mentes de grosera y sucia pornografía, que buscan el gozo sexual instintivo e inmediato; que no saben dar cariño, sino sólo recibir juguetes de pilas, de esas que se acaban o se chorrean del ácido corrosivo que llevan dentro como sus infantiles dueños.

Y los pervertidores programas oficiales, que reparten preservativos y anticonceptivos para adecuarse a las imágenes televisivas y de internet.

¿No será ya tiempo de enterarnos del daño que algunos adultos les han estado haciendo a los menores? Hay mucha hambre de la verdadera alegría; de esa que es sana, noble y limpia. Se solicitan voluntarios para esta campaña.

www.padrealejandro.com