/ jueves 6 de junio de 2024

Lecciones de la elección 2024

Las elecciones del domingo 2 de junio recién pasado arrojaron al menos dos enseñanzas positivas y una advertencia para la democracia.

1. Las y los mexicanos elegimos a la primera mujer Presidenta en 200 años que tenemos de ser república y efectuar elecciones periódicas: un gran avance social y político que celebrar.

Además, se aplicó paridad obligada en candidaturas y habrá un resultado de equidad de género con cargos electos paritarios.

Para diputaciones federales por mayoría relativa, fueron candidatas mujeres 51.6% y 48.4% hombres (512/480); solo la coalición Sigamos Haciendo Historia postuló 2 mujeres menos que hombres (129/131).

Para senadurías por mayoría relativa se postularon 138 mujeres y 110 hombres; 4 partidos o coaliciones postularon más mujeres que hombres: PAN 1 más, PVEM 4, MC 12, Fuerza y Corazón por México 10. Similar distribución hubo en candidaturas a senadurías y a diputaciones por representación proporcional y diputaciones y regidurías estatales y municipales.

La paridad de mujeres y hombres en candidaturas y cargos de elección y de designación es resultado de la larga y difícil lucha de mujeres que avanzaron de marginadas políticas totales al reconocimiento de su derecho a votar en 1953, cuotas en candidaturas desde 1996 y paridad obligada en candidaturas y cargos elegidos o designados desde 2019. Falta instrumentar su aplicación efectiva en alcaldías donde prevalecen menos mujeres electas.

2. Las y los votantes tuvimos dos opciones claras, como pocas veces en elecciones anteriores: el agrupamiento político en torno a la Cuarta Transformación, por un lado, y la coalición opositora, por el otro. La votación dio amplia mayoría de 2.1 a 1 a la primera, que mantiene la Presidencia de la República, aumenta de 20 a 21 sus gubernaturas y posiblemente obtenga dos terceras partes de la Cámara de Diputados federal y mayoría amplia en el Senado.

Suponiendo que no hay una intención tiránica en la fuerza ganadora y que el país siga su camino democratizador con prioridad por los pobres, tal mayoría puede permitir al gobierno federal procesar reformas mayores pendientes, como la mayor tributación de los segmentos de altos ingresos que equilibre las finanzas públicas y permita nuevas obras y acciones para el desarrollo con justicia social; la reforma judicial que someta a control democrático al Poder Legislativo que está al margen de todo control; una legislación ambiental amplia y potente para que enfrentemos decididamente la catástrofe climática ya iniciada; otras reformas más.

3. Una advertencia para la democracia: la participación electoral fue baja, sólo votó 60.9%, 40 de cada cien electores se abstuvo, cifra inferior al 63.4% de participación en 2018 y al promedio nacional de las últimas 10 elecciones presidenciales de 1964 a 2018, también de 63.4%. Solo fueron más bajas las participaciones en 3 elecciones: la de 1988 (Salinas) con 49.4%, la de 2000 (Fox) con 57.2% y la de 2006 (Calderón) con 58.9%.

La baja participación electoral es uno de los males de la democracia mexicana desde 1964, hace 54 años. El régimen democrático actual puede estar llegando a su límite y requiera cambios de fondo para aumentar la participación y con ello fortalecer la democracia, evitando la tentación autoritaria que se está extendiendo en numerosos países de Europa y algunos de Latinoamérica, como Argentina, Chile, El Salvador, Perú y otros, tentación a las que no es ajeno México.

purangachih@gmail.com


Lic. en Economía, Docente y miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

purangachih@gmail.com


Las elecciones del domingo 2 de junio recién pasado arrojaron al menos dos enseñanzas positivas y una advertencia para la democracia.

1. Las y los mexicanos elegimos a la primera mujer Presidenta en 200 años que tenemos de ser república y efectuar elecciones periódicas: un gran avance social y político que celebrar.

Además, se aplicó paridad obligada en candidaturas y habrá un resultado de equidad de género con cargos electos paritarios.

Para diputaciones federales por mayoría relativa, fueron candidatas mujeres 51.6% y 48.4% hombres (512/480); solo la coalición Sigamos Haciendo Historia postuló 2 mujeres menos que hombres (129/131).

Para senadurías por mayoría relativa se postularon 138 mujeres y 110 hombres; 4 partidos o coaliciones postularon más mujeres que hombres: PAN 1 más, PVEM 4, MC 12, Fuerza y Corazón por México 10. Similar distribución hubo en candidaturas a senadurías y a diputaciones por representación proporcional y diputaciones y regidurías estatales y municipales.

La paridad de mujeres y hombres en candidaturas y cargos de elección y de designación es resultado de la larga y difícil lucha de mujeres que avanzaron de marginadas políticas totales al reconocimiento de su derecho a votar en 1953, cuotas en candidaturas desde 1996 y paridad obligada en candidaturas y cargos elegidos o designados desde 2019. Falta instrumentar su aplicación efectiva en alcaldías donde prevalecen menos mujeres electas.

2. Las y los votantes tuvimos dos opciones claras, como pocas veces en elecciones anteriores: el agrupamiento político en torno a la Cuarta Transformación, por un lado, y la coalición opositora, por el otro. La votación dio amplia mayoría de 2.1 a 1 a la primera, que mantiene la Presidencia de la República, aumenta de 20 a 21 sus gubernaturas y posiblemente obtenga dos terceras partes de la Cámara de Diputados federal y mayoría amplia en el Senado.

Suponiendo que no hay una intención tiránica en la fuerza ganadora y que el país siga su camino democratizador con prioridad por los pobres, tal mayoría puede permitir al gobierno federal procesar reformas mayores pendientes, como la mayor tributación de los segmentos de altos ingresos que equilibre las finanzas públicas y permita nuevas obras y acciones para el desarrollo con justicia social; la reforma judicial que someta a control democrático al Poder Legislativo que está al margen de todo control; una legislación ambiental amplia y potente para que enfrentemos decididamente la catástrofe climática ya iniciada; otras reformas más.

3. Una advertencia para la democracia: la participación electoral fue baja, sólo votó 60.9%, 40 de cada cien electores se abstuvo, cifra inferior al 63.4% de participación en 2018 y al promedio nacional de las últimas 10 elecciones presidenciales de 1964 a 2018, también de 63.4%. Solo fueron más bajas las participaciones en 3 elecciones: la de 1988 (Salinas) con 49.4%, la de 2000 (Fox) con 57.2% y la de 2006 (Calderón) con 58.9%.

La baja participación electoral es uno de los males de la democracia mexicana desde 1964, hace 54 años. El régimen democrático actual puede estar llegando a su límite y requiera cambios de fondo para aumentar la participación y con ello fortalecer la democracia, evitando la tentación autoritaria que se está extendiendo en numerosos países de Europa y algunos de Latinoamérica, como Argentina, Chile, El Salvador, Perú y otros, tentación a las que no es ajeno México.

purangachih@gmail.com


Lic. en Economía, Docente y miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

purangachih@gmail.com