/ martes 9 de octubre de 2018

Legalicemos el alboroto, digo, aborto

yanez_flor@hotmail.com


El pasado 8 de agosto se instauró a debate en el Senado de Argentina,
la legalización
del aborto. Los sectores conservadores de la sociedad, como la Iglesia, se opusieron y unieron esfuerzos para evitarlo, realizando
“misas por la vida”
y llamados a manifestarse en las calles para
rechazar el proyecto de ley previamente aprobado por la Cámara de Diputados. Después de una ardua jornada, se votó “no” a la legalización. La BBC explicó
que uno de los factores para el rechazo fue la religión. Durante meses, sacerdotes hablaron del tema en misas y muchos senadores basaron su voto
en
argumentos religiosos; la representatividad del Senado,
aquellos del norte del país,
son conservadores con influencia de la Iglesia, mientras
que
en
Buenos Aires,
la gente es más progresista y liberal. La brecha generacional influyó, pues aquellos menores de 40 años aprobaron el aborto; el gobierno, pues el presidente Mauricio
Macri, conservador ideológico, estuvo a “favor de la vida”; el argumento moralista prevaleció, pues los críticos
se basaron en el argumento moral de que el aborto es matar.

En nuestro país y estado, nuevamente el tema se deja entrever, pues recientemente se realizó otra marcha en Ciudad Juárez, donde grupos
pro vida manifestaron su rechazo al aborto con el lema “Salvemos las 2 vidas”.
También recientemente legisladores
“conservadores”
se han pronunciado a
“favor
de la vida”
y promovido políticas públicas de prevención.
Es indiscutible la polémica que se genera en torno al tema,
y más que debate, se ha creado un alboroto de posturas basadas en la religión y la moral, condenando a las féminas
que ni
siquiera osan pensar en la idea de un aborto.
El problema de muchos discursos en torno al
tema,
es que se han vuelto metafísicos, debatiendo cuándo inicia la vida y
cuándo hay conciencia, encasillándose en temas filosóficos,
que no aportan soluciones
prácticas a la problemática que sigue matando a miles de mujeres diariamente.

John
Rawls
proporcionó
el concepto de
“justicia como equidad”, debiendo ser independiente de cualquier doctrina religiosa y filosófica.
Indicó que los principios de
justicia
no pueden basarse exclusivamente en la estructura moral de una persona, misma que se expresa en las instituciones. Su concepción pública de
justicia
ha de ser política, no metafísica. Dudo que castigar el aborto traiga soluciones, más allá de estigmatizar a una mujer que toma tan difícil decisión, ante las
circunstancias
de violencia estructural y cultural que la rodean. Las políticas públicas
pro vida
de prevención ayudarán en un futuro incierto, indeterminado y quizá metafísico-idealista, mientras tanto filosofemos menos y encontremos soluciones prácticas al tema de salud pública.
Hay que legislar de acuerdo con la necesidad de las circunstancias, no
en torno a
creencias
ideológicas.




yanez_flor@hotmail.com


El pasado 8 de agosto se instauró a debate en el Senado de Argentina,
la legalización
del aborto. Los sectores conservadores de la sociedad, como la Iglesia, se opusieron y unieron esfuerzos para evitarlo, realizando
“misas por la vida”
y llamados a manifestarse en las calles para
rechazar el proyecto de ley previamente aprobado por la Cámara de Diputados. Después de una ardua jornada, se votó “no” a la legalización. La BBC explicó
que uno de los factores para el rechazo fue la religión. Durante meses, sacerdotes hablaron del tema en misas y muchos senadores basaron su voto
en
argumentos religiosos; la representatividad del Senado,
aquellos del norte del país,
son conservadores con influencia de la Iglesia, mientras
que
en
Buenos Aires,
la gente es más progresista y liberal. La brecha generacional influyó, pues aquellos menores de 40 años aprobaron el aborto; el gobierno, pues el presidente Mauricio
Macri, conservador ideológico, estuvo a “favor de la vida”; el argumento moralista prevaleció, pues los críticos
se basaron en el argumento moral de que el aborto es matar.

En nuestro país y estado, nuevamente el tema se deja entrever, pues recientemente se realizó otra marcha en Ciudad Juárez, donde grupos
pro vida manifestaron su rechazo al aborto con el lema “Salvemos las 2 vidas”.
También recientemente legisladores
“conservadores”
se han pronunciado a
“favor
de la vida”
y promovido políticas públicas de prevención.
Es indiscutible la polémica que se genera en torno al tema,
y más que debate, se ha creado un alboroto de posturas basadas en la religión y la moral, condenando a las féminas
que ni
siquiera osan pensar en la idea de un aborto.
El problema de muchos discursos en torno al
tema,
es que se han vuelto metafísicos, debatiendo cuándo inicia la vida y
cuándo hay conciencia, encasillándose en temas filosóficos,
que no aportan soluciones
prácticas a la problemática que sigue matando a miles de mujeres diariamente.

John
Rawls
proporcionó
el concepto de
“justicia como equidad”, debiendo ser independiente de cualquier doctrina religiosa y filosófica.
Indicó que los principios de
justicia
no pueden basarse exclusivamente en la estructura moral de una persona, misma que se expresa en las instituciones. Su concepción pública de
justicia
ha de ser política, no metafísica. Dudo que castigar el aborto traiga soluciones, más allá de estigmatizar a una mujer que toma tan difícil decisión, ante las
circunstancias
de violencia estructural y cultural que la rodean. Las políticas públicas
pro vida
de prevención ayudarán en un futuro incierto, indeterminado y quizá metafísico-idealista, mientras tanto filosofemos menos y encontremos soluciones prácticas al tema de salud pública.
Hay que legislar de acuerdo con la necesidad de las circunstancias, no
en torno a
creencias
ideológicas.