/ viernes 28 de junio de 2019

¿Lenguaje inclusivo?

Un buen amigo me envió un texto del cual no hemos podido averiguar su autoría (ojalá alguien me pueda decir quién lo escribió).

“Se habla demasiado del famoso lenguaje inclusivo: Les persones, todes, nosotres, y otras expresiones que más que lenguaje inclusivo son simples aberraciones idiomáticas. ¿Quieres aprender un verdadero lenguaje inclusivo? Háblale con respeto a un anciano; con dulzura a un niño; con firmeza a un infractor; con amor a tu pareja; y habla con ilusión cuando te refieras al futuro de tu comunidad.

“¿Quieres otro verdadero lenguaje inclusivo? Aprende Braille para entender cómo lee un invidente, lenguaje de señas para hablar con un sordomudo, aprende a hablar pacientemente para comunicarte con un autista, a hablar con pasión de los éxitos del mundo y con dolor por el sufrimiento ajeno. Incluir no es cambiar letras; es cambiar en serio”.

¡Qué maravilloso ideario! Gracias a Dios todavía hay gente con sentido común, que no se ha dejado contaminar en esta epidemia de estupidez.

Bravo por los que todavía usan el cerebro con lógica, aceptando lo que es verdad de acuerdo a las leyes y formas naturales, y viven y hablan sin importarles las presiones y modas sociales.

Que viva la verdad. Que viva la lógica. Que viva la coherencia. Que viva la gente que conecta sus sentidos con la inteligencia. Que vivan los que se atreven a decir no al absurdo.

Y que vivan quienes dentro de este esquema de amor a la verdad saben respetar a los que han sido arrastrados por la sinrazón de ideologías que se salieron del camino correcto.

No podemos negar que en este partido los novedosos han metido muchos goles. Con paciencia y tenacidad se han ido apoderando de lugares desde los cuales han influido en la forma de pensar de muchos, especialmente de los más jóvenes, pero se les ha olvidado algo fundamental: La verdad no es democrática. Las cosas no son reales por votación, por la aceptación de la mayoría. Si alguien pretende comprar una motocicleta y por ese precio quieren darle una bicicleta, seguramente no se dejará engañar. Un hombre es un hombre y una mujer es una mujer, aunque sus tendencias o gustos puedan ser diversos.

www.padrealejandro.com


Un buen amigo me envió un texto del cual no hemos podido averiguar su autoría (ojalá alguien me pueda decir quién lo escribió).

“Se habla demasiado del famoso lenguaje inclusivo: Les persones, todes, nosotres, y otras expresiones que más que lenguaje inclusivo son simples aberraciones idiomáticas. ¿Quieres aprender un verdadero lenguaje inclusivo? Háblale con respeto a un anciano; con dulzura a un niño; con firmeza a un infractor; con amor a tu pareja; y habla con ilusión cuando te refieras al futuro de tu comunidad.

“¿Quieres otro verdadero lenguaje inclusivo? Aprende Braille para entender cómo lee un invidente, lenguaje de señas para hablar con un sordomudo, aprende a hablar pacientemente para comunicarte con un autista, a hablar con pasión de los éxitos del mundo y con dolor por el sufrimiento ajeno. Incluir no es cambiar letras; es cambiar en serio”.

¡Qué maravilloso ideario! Gracias a Dios todavía hay gente con sentido común, que no se ha dejado contaminar en esta epidemia de estupidez.

Bravo por los que todavía usan el cerebro con lógica, aceptando lo que es verdad de acuerdo a las leyes y formas naturales, y viven y hablan sin importarles las presiones y modas sociales.

Que viva la verdad. Que viva la lógica. Que viva la coherencia. Que viva la gente que conecta sus sentidos con la inteligencia. Que vivan los que se atreven a decir no al absurdo.

Y que vivan quienes dentro de este esquema de amor a la verdad saben respetar a los que han sido arrastrados por la sinrazón de ideologías que se salieron del camino correcto.

No podemos negar que en este partido los novedosos han metido muchos goles. Con paciencia y tenacidad se han ido apoderando de lugares desde los cuales han influido en la forma de pensar de muchos, especialmente de los más jóvenes, pero se les ha olvidado algo fundamental: La verdad no es democrática. Las cosas no son reales por votación, por la aceptación de la mayoría. Si alguien pretende comprar una motocicleta y por ese precio quieren darle una bicicleta, seguramente no se dejará engañar. Un hombre es un hombre y una mujer es una mujer, aunque sus tendencias o gustos puedan ser diversos.

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