/ miércoles 27 de mayo de 2020

Lista de pendientes

Hay una película maravillosa con Jack Nicholson y Morgan Freeman que en inglés se llama The Bucket List. ¡A mí me encantó! Y la puedo volver a ver y ver, porque además de divertida tiene mensajes muy valiosos. Me imagino que muchos de ustedes ya la vieron, y no se si les pasó, pero después de verla me entra una urgencia de revisar qué pendiente importante tengo.

Este tipo de lista no necesariamente se hace cuando la vida te dice ¡Se te está acabando el tiempo! porque para empezar ¿quién sabe cuánto le queda de vida?

Nadie lo sabemos, ¿y para qué esperar a tener cerca la muerte para hacer lo que tenemos rezagado?

De la muerte nadie nos vamos a librar, y qué mejor que dejar todo lo que podamos en orden.

El tema de la muerte se vive de muchas maneras, cada cultura tiene sus ritos y creencias, pero siempre la separación de un ser querido es dura y el duelo es el proceso de aceptar la ausencia física, por lo tanto, qué mejor que dejar a los deudos la menor cantidad de pendientes y sobre todo un buen recuerdo de haber coincidido en esta vida.

Cuando haces conciencia de que el tiempo corre día a día, entra esa urgencia de hacer lo que hasta este momento has dejado para después. ¿Quién nos dice que habrá otra mañana? ¿Quién puede asegurar que tendremos oportunidad en un futuro?

Hay mucha información y sugerencia de vivir el ahora, ese regalo de instantes que se pueden aderezar con actos conscientes de amor.

Puedo decir que bajo la conciencia de vivir el momento con los sentidos despiertos, los abrazos saben a gloria, que los amaneceres los vivo con un agradecimiento enorme y que ver directamente a los ojos a los demás me conecta con ese sabor individual e irrepetible que cada cual posee.

Si doy las gracias, si sonrío mientras saludo, celebro el momento y reconozco que la conexión y el agradecimiento son el comienzo para contar bendiciones.

Si me atrevo a salirme de lo común y corriente, encuentro nuevas maneras de celebrar mi individualidad, y desde ahí comprender que se vale salirse de los estereotipos que vengo arrastrando como una imposición.

De alguna manera a todos nos faltó niñez y adolescencia y cuando veo que personas mayores disfrutan la vida, pienso: Ellos están recurriendo a esas dos energías de la vida que aún y en la edad adulta se pueden rescatar.

La rigidez de muchos conceptos que no aceptan apertura y flexibilidad endurecen todo el ser con una capa que no permite aceptar nuevos horizontes.

La siguiente vez que juzguemos a alguien por comportarse como niño o como adolescente preguntémonos: ¿Envidiamos esa libertad o añoraríamos poder atrevernos?

¡Haz algo divertido hoy! Algo que te renueve y te llene de energía. Baila y canta frente al espejo tu canción favorita, muévete y coquetea con tus gestos, sonríe, mueve el cuello, los hombros, la cintura, levanta los brazos, mueve tus piernas y ahí en una imagen actual rescata ese niño que aún vive dentro de ti y está esperando que lo saques. Atrévete a decir ¡no estoy de acuerdo! cuando no lo estés, para honrar a ese adolescente que una vez cuestionó las incongruencias del mundo y que quizá se durmió porque se lo llevó la conformidad.

Vigilante: ¡Vive hoy! ¡Hazlo hoy! ¡Disfruta hoy! Mañana no se sabe si habrá oportunidad.



Hay una película maravillosa con Jack Nicholson y Morgan Freeman que en inglés se llama The Bucket List. ¡A mí me encantó! Y la puedo volver a ver y ver, porque además de divertida tiene mensajes muy valiosos. Me imagino que muchos de ustedes ya la vieron, y no se si les pasó, pero después de verla me entra una urgencia de revisar qué pendiente importante tengo.

Este tipo de lista no necesariamente se hace cuando la vida te dice ¡Se te está acabando el tiempo! porque para empezar ¿quién sabe cuánto le queda de vida?

Nadie lo sabemos, ¿y para qué esperar a tener cerca la muerte para hacer lo que tenemos rezagado?

De la muerte nadie nos vamos a librar, y qué mejor que dejar todo lo que podamos en orden.

El tema de la muerte se vive de muchas maneras, cada cultura tiene sus ritos y creencias, pero siempre la separación de un ser querido es dura y el duelo es el proceso de aceptar la ausencia física, por lo tanto, qué mejor que dejar a los deudos la menor cantidad de pendientes y sobre todo un buen recuerdo de haber coincidido en esta vida.

Cuando haces conciencia de que el tiempo corre día a día, entra esa urgencia de hacer lo que hasta este momento has dejado para después. ¿Quién nos dice que habrá otra mañana? ¿Quién puede asegurar que tendremos oportunidad en un futuro?

Hay mucha información y sugerencia de vivir el ahora, ese regalo de instantes que se pueden aderezar con actos conscientes de amor.

Puedo decir que bajo la conciencia de vivir el momento con los sentidos despiertos, los abrazos saben a gloria, que los amaneceres los vivo con un agradecimiento enorme y que ver directamente a los ojos a los demás me conecta con ese sabor individual e irrepetible que cada cual posee.

Si doy las gracias, si sonrío mientras saludo, celebro el momento y reconozco que la conexión y el agradecimiento son el comienzo para contar bendiciones.

Si me atrevo a salirme de lo común y corriente, encuentro nuevas maneras de celebrar mi individualidad, y desde ahí comprender que se vale salirse de los estereotipos que vengo arrastrando como una imposición.

De alguna manera a todos nos faltó niñez y adolescencia y cuando veo que personas mayores disfrutan la vida, pienso: Ellos están recurriendo a esas dos energías de la vida que aún y en la edad adulta se pueden rescatar.

La rigidez de muchos conceptos que no aceptan apertura y flexibilidad endurecen todo el ser con una capa que no permite aceptar nuevos horizontes.

La siguiente vez que juzguemos a alguien por comportarse como niño o como adolescente preguntémonos: ¿Envidiamos esa libertad o añoraríamos poder atrevernos?

¡Haz algo divertido hoy! Algo que te renueve y te llene de energía. Baila y canta frente al espejo tu canción favorita, muévete y coquetea con tus gestos, sonríe, mueve el cuello, los hombros, la cintura, levanta los brazos, mueve tus piernas y ahí en una imagen actual rescata ese niño que aún vive dentro de ti y está esperando que lo saques. Atrévete a decir ¡no estoy de acuerdo! cuando no lo estés, para honrar a ese adolescente que una vez cuestionó las incongruencias del mundo y que quizá se durmió porque se lo llevó la conformidad.

Vigilante: ¡Vive hoy! ¡Hazlo hoy! ¡Disfruta hoy! Mañana no se sabe si habrá oportunidad.



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