/ jueves 1 de febrero de 2018

Lo que no se dice de la educación…

Resulta muy complejo el poder determinar un factor que incida de manera preponderante en el fenómeno educativo, puesto que prácticamente todo lo que envuelve la vida de las personas se constituye en circunstancias que pueden favorecer o mermar el avance del mismo.

Observando diferentes sistemas educativos, puede ser sin duda un referente de lo que ha funcionado para que dichas naciones tomen un determinado camino; en este sentido, se evoca frecuentemente ejemplos como los de Finlandia, Islandia, Suecia, Suiza, entre otros, quienes a partir del inicio de este siglo en que se aplica la prueba PISA (Prueba para la Evaluación Internacional de Alumnos, por sus siglas en inglés).

Dicha prueba se aplica cada tres años y presenta énfasis en diferentes aspectos como la lectura, las matemáticas y la ciencia, como fue en esta última aplicación de 2015, y se aplica entre los países más desarrollados del mundo, los cual es benéfico, si se habla de establecer un vínculo de comparación con los países más ricos del mundo, y negativo, si se toma en cuenta que nuestro país es uno de los más desiguales del planeta.

Dicha prueba ha sido, además, un estupendo pretexto para gritar a los cuatro vientos que estamos en el último lugar en educación en el mundo, que no avanzamos y -por consiguiente- de la denostación que se ha hecho del magisterio nacional, a quien se culpa de dichos resultados.

Lo que no se dice en igual magnitud es que México, al igual que otros 36 países del orbe, tampoco muestran avances y que hay 13 países que muestran retrocesos, entre los que se encuentran precisamente Islandia, Suecia y el mayor de todos que es, precisamente, Finlandia.

Falta mucho por avanzar, pero con un entorno en que prácticamente la mitad de la población se encuentra en pobreza,  donde cerca de 44 por ciento de las escuelas son unitarias o multigrado, es decir, sus maestros deben trabajar con los programas de estudio de dos o más grados, resulta por demás complicado el generar un resultado que sea diferente y menos cuando el Gasto Federal en Educación (GFE) en lugar de ir en incremento, va en decremento, a pesar de lo que dice la maquinaria oficial en millones de spots.

https://manuelnavarrow.com

 

Resulta muy complejo el poder determinar un factor que incida de manera preponderante en el fenómeno educativo, puesto que prácticamente todo lo que envuelve la vida de las personas se constituye en circunstancias que pueden favorecer o mermar el avance del mismo.

Observando diferentes sistemas educativos, puede ser sin duda un referente de lo que ha funcionado para que dichas naciones tomen un determinado camino; en este sentido, se evoca frecuentemente ejemplos como los de Finlandia, Islandia, Suecia, Suiza, entre otros, quienes a partir del inicio de este siglo en que se aplica la prueba PISA (Prueba para la Evaluación Internacional de Alumnos, por sus siglas en inglés).

Dicha prueba se aplica cada tres años y presenta énfasis en diferentes aspectos como la lectura, las matemáticas y la ciencia, como fue en esta última aplicación de 2015, y se aplica entre los países más desarrollados del mundo, los cual es benéfico, si se habla de establecer un vínculo de comparación con los países más ricos del mundo, y negativo, si se toma en cuenta que nuestro país es uno de los más desiguales del planeta.

Dicha prueba ha sido, además, un estupendo pretexto para gritar a los cuatro vientos que estamos en el último lugar en educación en el mundo, que no avanzamos y -por consiguiente- de la denostación que se ha hecho del magisterio nacional, a quien se culpa de dichos resultados.

Lo que no se dice en igual magnitud es que México, al igual que otros 36 países del orbe, tampoco muestran avances y que hay 13 países que muestran retrocesos, entre los que se encuentran precisamente Islandia, Suecia y el mayor de todos que es, precisamente, Finlandia.

Falta mucho por avanzar, pero con un entorno en que prácticamente la mitad de la población se encuentra en pobreza,  donde cerca de 44 por ciento de las escuelas son unitarias o multigrado, es decir, sus maestros deben trabajar con los programas de estudio de dos o más grados, resulta por demás complicado el generar un resultado que sea diferente y menos cuando el Gasto Federal en Educación (GFE) en lugar de ir en incremento, va en decremento, a pesar de lo que dice la maquinaria oficial en millones de spots.

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