/ viernes 15 de junio de 2018

López Obrador podrá no ser presidente

Después del tercero y último debate del pasado martes, entre los candidatos presidenciales, la lucha libre, la de Miguel Ángel González, no la de Javier Corral, dejó de ser la actividad más seria de México, para dar paso a los debates políticos, donde todo se ha convertido en circo, maroma y teatro.

El mejor, que no ganador, fue José Antonio Meade Kuribreña; mejor porque sus planteamientos y proyectos de gobierno fueron los más acertados y sobre todo con pleno conocimiento de causa y de solución, no fue ganador porque simple y sencillamente no le va a producir votos, si acaso dos o tres que no harán ninguna mella en el turbulento resultado que hasta el momento se espera.

Otro aspecto que quedó más que claro fue que Ricardo Anaya ya está fuera de cualquier posibilidad de aspirar al triunfo, si no es que antes del proceso es detenido por la SEIDO, la mano que aprieta de la PGR, que, seguramente ya no tendrá necesidad de ello, porque de segundo al tercer lugar el primero de julio, no tendrá ni posibilidades de regresar a la dirigencia del PAN que dejará lastimeramente devastado por sus ambiciones.

López Obrador dejó clara su postura de obedecer fielmente las instrucciones de sus asesores de marketing y enconcharse, como lo hizo a lo largo de los tres debates, aunque diversos medios nacionales de comunicación que hacen análisis de verdad o mentiras de las acusaciones que se hicieron, concluyen que todos fueron ciertos en mayor o menor grado.

Pero lo interesante es que si no muchos, pocos pero de los mejores analistas políticos que hay en México, aseguran que Andrés Manuel López Obrador no llegará a ser presidente de México, aunque no concretizan si se enfermará, si será porque les ganará José Antonio Meade, después de que los votantes comprendieran que es el mejor preparado para ser presidente aunque el lastre que arrastra el partido que lo postuló es inmensamente grande como para doblar el encono de los electores.

También en este último debate quedó claro que nadie, desde el mismo candidato, José Antonio Meade, pasando incluso por el propio presidente del partido hasta hace unas pocas semanas, Enrique Ochoa, e incluso el mismo coordinador de campaña, Aurelio Nuño, tenían experiencia de responsiva en ninguno, así con todas sus letras, proceso electoral, es decir querían subir al segundo piso sin subir los escalones.

Claro, ahora la presencia y la exposición de Meade rebasa por mucho al torpe e inculto López Obrador, así como al imberbe y ya conocido transa Ricardo Anaya, aunque lamentablemente ya parece muy tarde.



Después del tercero y último debate del pasado martes, entre los candidatos presidenciales, la lucha libre, la de Miguel Ángel González, no la de Javier Corral, dejó de ser la actividad más seria de México, para dar paso a los debates políticos, donde todo se ha convertido en circo, maroma y teatro.

El mejor, que no ganador, fue José Antonio Meade Kuribreña; mejor porque sus planteamientos y proyectos de gobierno fueron los más acertados y sobre todo con pleno conocimiento de causa y de solución, no fue ganador porque simple y sencillamente no le va a producir votos, si acaso dos o tres que no harán ninguna mella en el turbulento resultado que hasta el momento se espera.

Otro aspecto que quedó más que claro fue que Ricardo Anaya ya está fuera de cualquier posibilidad de aspirar al triunfo, si no es que antes del proceso es detenido por la SEIDO, la mano que aprieta de la PGR, que, seguramente ya no tendrá necesidad de ello, porque de segundo al tercer lugar el primero de julio, no tendrá ni posibilidades de regresar a la dirigencia del PAN que dejará lastimeramente devastado por sus ambiciones.

López Obrador dejó clara su postura de obedecer fielmente las instrucciones de sus asesores de marketing y enconcharse, como lo hizo a lo largo de los tres debates, aunque diversos medios nacionales de comunicación que hacen análisis de verdad o mentiras de las acusaciones que se hicieron, concluyen que todos fueron ciertos en mayor o menor grado.

Pero lo interesante es que si no muchos, pocos pero de los mejores analistas políticos que hay en México, aseguran que Andrés Manuel López Obrador no llegará a ser presidente de México, aunque no concretizan si se enfermará, si será porque les ganará José Antonio Meade, después de que los votantes comprendieran que es el mejor preparado para ser presidente aunque el lastre que arrastra el partido que lo postuló es inmensamente grande como para doblar el encono de los electores.

También en este último debate quedó claro que nadie, desde el mismo candidato, José Antonio Meade, pasando incluso por el propio presidente del partido hasta hace unas pocas semanas, Enrique Ochoa, e incluso el mismo coordinador de campaña, Aurelio Nuño, tenían experiencia de responsiva en ninguno, así con todas sus letras, proceso electoral, es decir querían subir al segundo piso sin subir los escalones.

Claro, ahora la presencia y la exposición de Meade rebasa por mucho al torpe e inculto López Obrador, así como al imberbe y ya conocido transa Ricardo Anaya, aunque lamentablemente ya parece muy tarde.