/ miércoles 8 de enero de 2020

Los billonarios de 2019 o el descontento popular mundial

La revista Forbes, como lo hace cada año, acaba de dar a conocer la lista de los 10 billonarios más ricos del mundo en el 2019, 7 de los cuales son ciudadanos de los Estados Unidos de América.

El 2019 fue un año nutrido por protestas populares, pacíficas o violentas, algunas de las cuales continúan como en París, Iraq y Hong-Kong. La mayoría de ellas fueron de inconformidad y franca rebeldía ante la creciente desigualdad económica o política que impera en el orbe entero.

El siglo 21 que supuestamente iba a ser más equitativo para los más de 7.5 mil millones de habitantes de este agobiado planeta se ha caracterizado por ahondar y profundizar las diferencias entre los países ricos y pobres.

Desde luego la figura de los billonarios, aquéllos que poseen más mil millones de dólares, es la más representativa de lo anterior, pues a pesar de la crisis de 2008 sus fortunas aumentaron 10 veces más que al finalizar el siglo pasado.

De acuerdo a cifras de la citada revista Forbes en el 2000 existían sólo 470 billonarios que poseían en conjunto 898 mil millones de dólares. Para darnos cabal cuenta de a quiénes ha beneficiado más la revolución tecnológica digital tal fortuna aumentó al grado de que creció 10 veces para los 2,153 billonarios de 2019 al sumar 8.7 millones de millones de dólares.

Para comparar lo que poseen esta minoría privilegiada el presupuesto federal mexicano para el 2020 es de unos 300 mil millones de dólares, cantidad que podrían aportar los billonarios estadounidenses Jeff Bezos, Bill Gates y Warren Buffet.

El paisano Carlos Slim si bien no ha regresado al top de los multimillonarios cerró bien el año con una fortuna bursátil de 64 mil millones de dólares para ocupar el quinto lugar mundial.

Las finanzas andarán mal para billones de seres humanos (continuando con la medición inglesa), pero no para esta selecta élite que es acompañada por otra menos pudiente, pero que también disfruta de los placeres mundanos: los 15 millones de millonarios que hay por todo el mundo.

El retroceso que han tenido los estados nacionales ante las multinacionales y los desequilibrios socioeconómicos causados por los acelerados cambios de la tecnificación digital están favoreciendo a unos pocos y perjudicando a todos los demás.

La debilidad gubernamental es generalizada y ante el poder del dinero poco o nada hacen los gobiernos para contrarrestar los efectos perjudiciales del capital, sobre todo del especulativo.

Desde hace algunos años varios de estos billonarios han propuesto donar la mitad de sus fortunas para causas humanitarias. Al parecer sólo algunos han hecho grandes donativos a fundaciones, pero la mayoría han preferido continuar amasando más riquezas aunque continúen sacrificando la calidad de vida humana y dañando seriamente al medio ambiente.

El estado democrático debe fortalecerse con el empoderamiento de los ciudadanos, los que a final de cuentas somos quienes les hemos otorgado tales fortunas a unos cuantos. Es tiempo de que estos afortunados le regresen una buena parte de sus ganancias a los cientos de millones de miserables que diariamente sobreviven con uno o dos dólares diarios.

La revista Forbes, como lo hace cada año, acaba de dar a conocer la lista de los 10 billonarios más ricos del mundo en el 2019, 7 de los cuales son ciudadanos de los Estados Unidos de América.

El 2019 fue un año nutrido por protestas populares, pacíficas o violentas, algunas de las cuales continúan como en París, Iraq y Hong-Kong. La mayoría de ellas fueron de inconformidad y franca rebeldía ante la creciente desigualdad económica o política que impera en el orbe entero.

El siglo 21 que supuestamente iba a ser más equitativo para los más de 7.5 mil millones de habitantes de este agobiado planeta se ha caracterizado por ahondar y profundizar las diferencias entre los países ricos y pobres.

Desde luego la figura de los billonarios, aquéllos que poseen más mil millones de dólares, es la más representativa de lo anterior, pues a pesar de la crisis de 2008 sus fortunas aumentaron 10 veces más que al finalizar el siglo pasado.

De acuerdo a cifras de la citada revista Forbes en el 2000 existían sólo 470 billonarios que poseían en conjunto 898 mil millones de dólares. Para darnos cabal cuenta de a quiénes ha beneficiado más la revolución tecnológica digital tal fortuna aumentó al grado de que creció 10 veces para los 2,153 billonarios de 2019 al sumar 8.7 millones de millones de dólares.

Para comparar lo que poseen esta minoría privilegiada el presupuesto federal mexicano para el 2020 es de unos 300 mil millones de dólares, cantidad que podrían aportar los billonarios estadounidenses Jeff Bezos, Bill Gates y Warren Buffet.

El paisano Carlos Slim si bien no ha regresado al top de los multimillonarios cerró bien el año con una fortuna bursátil de 64 mil millones de dólares para ocupar el quinto lugar mundial.

Las finanzas andarán mal para billones de seres humanos (continuando con la medición inglesa), pero no para esta selecta élite que es acompañada por otra menos pudiente, pero que también disfruta de los placeres mundanos: los 15 millones de millonarios que hay por todo el mundo.

El retroceso que han tenido los estados nacionales ante las multinacionales y los desequilibrios socioeconómicos causados por los acelerados cambios de la tecnificación digital están favoreciendo a unos pocos y perjudicando a todos los demás.

La debilidad gubernamental es generalizada y ante el poder del dinero poco o nada hacen los gobiernos para contrarrestar los efectos perjudiciales del capital, sobre todo del especulativo.

Desde hace algunos años varios de estos billonarios han propuesto donar la mitad de sus fortunas para causas humanitarias. Al parecer sólo algunos han hecho grandes donativos a fundaciones, pero la mayoría han preferido continuar amasando más riquezas aunque continúen sacrificando la calidad de vida humana y dañando seriamente al medio ambiente.

El estado democrático debe fortalecerse con el empoderamiento de los ciudadanos, los que a final de cuentas somos quienes les hemos otorgado tales fortunas a unos cuantos. Es tiempo de que estos afortunados le regresen una buena parte de sus ganancias a los cientos de millones de miserables que diariamente sobreviven con uno o dos dólares diarios.