/ viernes 11 de marzo de 2022

Los derechos no se reclaman con violencia

“Nadie puede ejercer violencia para reclamar su derecho“, así reza el artículo 17 de la carta magna. Ciertamente, para lograr la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres falta mucho camino por recorrer, sin embargo utilizar la violencia en cualquiera de sus manifestaciones es incongruente, porque la violencia no se combate con violencia. Eliminar la discriminación y la violencia contra las mujeres no debe ser reclamado mediante actos violentos. Los destrozos y pintas que se hicieron en los edificios de gobierno patrimonio de todos los chihuahuenses, y los que se causaron en edificios de particulares son lamentables, da tristeza ver cómo quedó el Palacio de Gobierno pintarrajeado, vandalizado y dañado el pasado 8 de marzo por algunas mujeres, quienes como todas las mujeres buscan el respeto a sus derechos humanos, no obstante se deben utilizar otras vías que no sean las de la violencia para reclamar los derechos. Si los seres humanos ejercieran la violencia para reclamar sus derechos, simplemente ya no habría humanidad. Las figuras contenidas en los antiguos códigos como el de Amurabi permitían la Ley del Talión, es decir, ojo por ojo y diente por diente, pero como diría Gandhi, continuar con dichas prácticas equivaldría a tener un mundo de ciegos y de cojos.

Conforme ha sido la evolución humana, después de luchas y guerras intestinas y absurdas, que sólo han dejado a la humanidad sufrimiento, destrucción, orfandad, pobreza y muerte, se consagraron en las constituciones de los países, los derechos humanos, mismos que fueron reconocidos por el Estado, porque no son concesiones graciosas de ningún gobierno, los derechos humanos son inherentes a todos los seres humanos por el solo hecho de ser personas.

Hoy en día, afortunadamente se cuenta con Tratados Internacionales, leyes e instituciones para el respeto y la defensa de los derechos humanos, precisamente para la aplicación de la justicia sin recurrir a la violencia.

La reflexión que deja el Día Internacional de las Mujeres, que por cierto es una fecha conmemorativa, no festiva, es una realidad desalentadora porque sólo por mencionar algunos ejemplos, se ha incrementado la violencia y la discriminación contra las mujeres, en el 2018 la cifra de mujeres asesinadas al día en el país era de 7, actualmente son diez las féminas privadas de la vida; se cerraron las estancias infantiles por el gobierno federal, en perjuicio de miles de madres trabajadoras que ahora han perdido sus trabajos por no tener quién cuide a sus hijos, la desaparición del Seguro Popular que daba servicio médico a precios módicos a millones de mujeres, que hoy están a la deriva en materia de salud; la violencia intrafamiliar se incrementó por el confinamiento y hacinamiento en los hogares por motivo de la pandemia, resultando las mujeres las más afectadas por esta crisis. En fin, nada que celebrar y hay muchísimo trabajo que hacer para obtener logros en materia de igualdad y de justicia, pero sin actos de violencia y odio.

Integrante de AECHIH.





“Nadie puede ejercer violencia para reclamar su derecho“, así reza el artículo 17 de la carta magna. Ciertamente, para lograr la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres falta mucho camino por recorrer, sin embargo utilizar la violencia en cualquiera de sus manifestaciones es incongruente, porque la violencia no se combate con violencia. Eliminar la discriminación y la violencia contra las mujeres no debe ser reclamado mediante actos violentos. Los destrozos y pintas que se hicieron en los edificios de gobierno patrimonio de todos los chihuahuenses, y los que se causaron en edificios de particulares son lamentables, da tristeza ver cómo quedó el Palacio de Gobierno pintarrajeado, vandalizado y dañado el pasado 8 de marzo por algunas mujeres, quienes como todas las mujeres buscan el respeto a sus derechos humanos, no obstante se deben utilizar otras vías que no sean las de la violencia para reclamar los derechos. Si los seres humanos ejercieran la violencia para reclamar sus derechos, simplemente ya no habría humanidad. Las figuras contenidas en los antiguos códigos como el de Amurabi permitían la Ley del Talión, es decir, ojo por ojo y diente por diente, pero como diría Gandhi, continuar con dichas prácticas equivaldría a tener un mundo de ciegos y de cojos.

Conforme ha sido la evolución humana, después de luchas y guerras intestinas y absurdas, que sólo han dejado a la humanidad sufrimiento, destrucción, orfandad, pobreza y muerte, se consagraron en las constituciones de los países, los derechos humanos, mismos que fueron reconocidos por el Estado, porque no son concesiones graciosas de ningún gobierno, los derechos humanos son inherentes a todos los seres humanos por el solo hecho de ser personas.

Hoy en día, afortunadamente se cuenta con Tratados Internacionales, leyes e instituciones para el respeto y la defensa de los derechos humanos, precisamente para la aplicación de la justicia sin recurrir a la violencia.

La reflexión que deja el Día Internacional de las Mujeres, que por cierto es una fecha conmemorativa, no festiva, es una realidad desalentadora porque sólo por mencionar algunos ejemplos, se ha incrementado la violencia y la discriminación contra las mujeres, en el 2018 la cifra de mujeres asesinadas al día en el país era de 7, actualmente son diez las féminas privadas de la vida; se cerraron las estancias infantiles por el gobierno federal, en perjuicio de miles de madres trabajadoras que ahora han perdido sus trabajos por no tener quién cuide a sus hijos, la desaparición del Seguro Popular que daba servicio médico a precios módicos a millones de mujeres, que hoy están a la deriva en materia de salud; la violencia intrafamiliar se incrementó por el confinamiento y hacinamiento en los hogares por motivo de la pandemia, resultando las mujeres las más afectadas por esta crisis. En fin, nada que celebrar y hay muchísimo trabajo que hacer para obtener logros en materia de igualdad y de justicia, pero sin actos de violencia y odio.

Integrante de AECHIH.