/ viernes 25 de septiembre de 2020

Los héroes enamorados

Cuando en las películas de acción aparece la familia del héroe que se va a enfrentar a un grupo de delincuentes, siempre podemos saber que éstos atentarán contra sus seres queridos, pues ahí está su punto débil. Lo que se puede resumir en que el amor nos hace vulnerables. A quien no esté preparado para sufrir habrá que recomendarle que no se enamore.

El amor es todo un tema… Quizá podríamos decir que es “el tema”. Quítale a una persona lo que ama y verás cómo se derrumba. Vivimos trabajando, conviviendo, descansando, divirtiéndonos, rezando, pero sólo amar y ser amados le da a nuestra existencia su verdadero sentido. Lo demás son medios, el amor es el fin. Sin embargo, amar muchas veces no es fácil, sino todo lo contrario. Lo curioso de todo esto es que no se nos enseña a amar y, por si fuera poco, todos queremos ser felices, pero como tendemos a ser egoístas, el asunto se hace mucho más difícil, pues querer como es debido exige mantener a raya nuestra comodidad, orgullo y apegamiento a las realidades terrenas.

La principal causa de los fracasos matrimoniales se debe a no ser conscientes de que el matrimonio es una vocación de servicio, y es a base del servicio como el amor se hace realidad. Por otra parte, tenemos el orgullo que es el salitre de la convivencia en todos los órdenes. Aquí bien cabe lo que dice el Dr. Walter Riso: Si tu dolor no me duele, y tu alegría no me alegra, entonces estoy lejos, muy lejos de ti.

El amor identifica las voluntades. Aquí no me refiero a asuntos de poca importancia como pueden ser tantos temas opinables como los deportes, gustos en la comida y otros, sino a los asuntos básicos como los principios morales del respeto a la persona, y a su personalidad.

Hay gente que no entiende que, aun en esta época, la tolerancia tiene límites, pues los principios no son negociables. Para quienes no lo aceptan, habrá que mencionar el asunto del respeto. Ir en contra de la dignidad de la persona es un tema donde no se debe condescender.


Todos sabemos, por experiencia personal, que lo que más se opone al amor no es el odio, sino la indiferencia. Ahora bien, esa deficiencia tan destructiva suele hacerse presente en la vida matrimonial cuando los esposos se sienten decepcionados al descubrir que su cónyuge no es la persona que pensaban que era. Pero esto se debe a una ley de vida que es el cambio. Es lógico que con el paso del tiempo cambiemos, lo cual requiere que el amor vaya acompañado de la madurez que capacita para entender y aceptar a ese ser cambiante.

Quienes se casan con “la imagen” del novio o de la novia, y no con una persona cambiante, se sentirán defraudados el resto de sus vidas. Es muy importante entender que el noviazgo es un tiempo de venta, en el cual se oferta a una persona con muchas virtudes y pocos defectos. Un príncipe azul que se irá decolorando con el paso del tiempo; una hermosa princesa que irá perdiendo sus encantos. Por lo tanto el amor requiere una madurez de mucha calidad.

www.padrealejandro.org


Cuando en las películas de acción aparece la familia del héroe que se va a enfrentar a un grupo de delincuentes, siempre podemos saber que éstos atentarán contra sus seres queridos, pues ahí está su punto débil. Lo que se puede resumir en que el amor nos hace vulnerables. A quien no esté preparado para sufrir habrá que recomendarle que no se enamore.

El amor es todo un tema… Quizá podríamos decir que es “el tema”. Quítale a una persona lo que ama y verás cómo se derrumba. Vivimos trabajando, conviviendo, descansando, divirtiéndonos, rezando, pero sólo amar y ser amados le da a nuestra existencia su verdadero sentido. Lo demás son medios, el amor es el fin. Sin embargo, amar muchas veces no es fácil, sino todo lo contrario. Lo curioso de todo esto es que no se nos enseña a amar y, por si fuera poco, todos queremos ser felices, pero como tendemos a ser egoístas, el asunto se hace mucho más difícil, pues querer como es debido exige mantener a raya nuestra comodidad, orgullo y apegamiento a las realidades terrenas.

La principal causa de los fracasos matrimoniales se debe a no ser conscientes de que el matrimonio es una vocación de servicio, y es a base del servicio como el amor se hace realidad. Por otra parte, tenemos el orgullo que es el salitre de la convivencia en todos los órdenes. Aquí bien cabe lo que dice el Dr. Walter Riso: Si tu dolor no me duele, y tu alegría no me alegra, entonces estoy lejos, muy lejos de ti.

El amor identifica las voluntades. Aquí no me refiero a asuntos de poca importancia como pueden ser tantos temas opinables como los deportes, gustos en la comida y otros, sino a los asuntos básicos como los principios morales del respeto a la persona, y a su personalidad.

Hay gente que no entiende que, aun en esta época, la tolerancia tiene límites, pues los principios no son negociables. Para quienes no lo aceptan, habrá que mencionar el asunto del respeto. Ir en contra de la dignidad de la persona es un tema donde no se debe condescender.


Todos sabemos, por experiencia personal, que lo que más se opone al amor no es el odio, sino la indiferencia. Ahora bien, esa deficiencia tan destructiva suele hacerse presente en la vida matrimonial cuando los esposos se sienten decepcionados al descubrir que su cónyuge no es la persona que pensaban que era. Pero esto se debe a una ley de vida que es el cambio. Es lógico que con el paso del tiempo cambiemos, lo cual requiere que el amor vaya acompañado de la madurez que capacita para entender y aceptar a ese ser cambiante.

Quienes se casan con “la imagen” del novio o de la novia, y no con una persona cambiante, se sentirán defraudados el resto de sus vidas. Es muy importante entender que el noviazgo es un tiempo de venta, en el cual se oferta a una persona con muchas virtudes y pocos defectos. Un príncipe azul que se irá decolorando con el paso del tiempo; una hermosa princesa que irá perdiendo sus encantos. Por lo tanto el amor requiere una madurez de mucha calidad.

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