/ martes 12 de junio de 2018

Los jugosos negocios de las encuestas

Las encuestadoras en el país hacen negocio redondo durante el proceso electoral, son treinta y seis las que mantienen liderazgo, pero sólo la mitad de ellas son tomadas en cuenta para publicaciones en medios y redes. Según datos de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercado y de Opinión Pública, las ganancias para las encuestadoras este año suman los seis mil millones de pesos, que obviamente se pagan con nuestros impuestos.

A juicio de los conocedores, los precios de las consultas pueden variar según el procedimiento, si son telefónicas o domiciliarias y según el tiempo, cada consulta fluctúa entre los 190 y los 320 pesos multiplicada por mil o por dos mil quinientas consultas, y la cantidad que resulte a su vez multiplicada por semana, suma cantidades millonarias.

Las encuestas no garantizan resultados permanentes, pueden variar de un día para otro, o en menor lapso, por imprevistos o porque la gente no acuda a votar, esperemos que este no sea el caso, y que la ciudadanía tenga una participación ejemplar emitiendo su voto razonado.

Nadie puede proclamarse ganador en base a las encuestas, dice el dicho que esto no termina hasta que se acaba, hay un interesante porcentaje de indecisos, que son otro factor que seguramente cambiará el resultado de las encuestas. Además, los veintiséis millones de jóvenes en edad de votar se inclinarán en su mayoría por candidatos con propuestas claras y novedosas, que tiendan al desarrollo económico, que privilegien los campos de la ciencia, la innovación y la tecnología, que exijan oportunidades de trabajo, y no se dejarán seducir por promesas de becas a ninis a cambio de nada, entre otros sueños guajiros.

El 35 por ciento de la gente encuestada por El Heraldo de México manifestó que aunque ya tuviera definido a su candidato, podría cambiar de idea, por eso debe haber mucha responsabilidad en la elaboración y en los resultados de encuestas. La ciudadanía debe conocer el gran negocio de las encuestas, sus mediciones y efectos, por ende que son sólo un muestreo del momento en que se practican, una fotografía que puede cambiar de imagen, que no nos intimiden las encuestas que ya dan por ganador a un candidato, salgamos a votar libre y responsablemente ¡México lo merece!

Las encuestadoras en el país hacen negocio redondo durante el proceso electoral, son treinta y seis las que mantienen liderazgo, pero sólo la mitad de ellas son tomadas en cuenta para publicaciones en medios y redes. Según datos de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercado y de Opinión Pública, las ganancias para las encuestadoras este año suman los seis mil millones de pesos, que obviamente se pagan con nuestros impuestos.

A juicio de los conocedores, los precios de las consultas pueden variar según el procedimiento, si son telefónicas o domiciliarias y según el tiempo, cada consulta fluctúa entre los 190 y los 320 pesos multiplicada por mil o por dos mil quinientas consultas, y la cantidad que resulte a su vez multiplicada por semana, suma cantidades millonarias.

Las encuestas no garantizan resultados permanentes, pueden variar de un día para otro, o en menor lapso, por imprevistos o porque la gente no acuda a votar, esperemos que este no sea el caso, y que la ciudadanía tenga una participación ejemplar emitiendo su voto razonado.

Nadie puede proclamarse ganador en base a las encuestas, dice el dicho que esto no termina hasta que se acaba, hay un interesante porcentaje de indecisos, que son otro factor que seguramente cambiará el resultado de las encuestas. Además, los veintiséis millones de jóvenes en edad de votar se inclinarán en su mayoría por candidatos con propuestas claras y novedosas, que tiendan al desarrollo económico, que privilegien los campos de la ciencia, la innovación y la tecnología, que exijan oportunidades de trabajo, y no se dejarán seducir por promesas de becas a ninis a cambio de nada, entre otros sueños guajiros.

El 35 por ciento de la gente encuestada por El Heraldo de México manifestó que aunque ya tuviera definido a su candidato, podría cambiar de idea, por eso debe haber mucha responsabilidad en la elaboración y en los resultados de encuestas. La ciudadanía debe conocer el gran negocio de las encuestas, sus mediciones y efectos, por ende que son sólo un muestreo del momento en que se practican, una fotografía que puede cambiar de imagen, que no nos intimiden las encuestas que ya dan por ganador a un candidato, salgamos a votar libre y responsablemente ¡México lo merece!