/ viernes 29 de julio de 2022

Los Leviatanes de hoy

Por María Soledad Limas Frescas


El Leviatán de Thomas Hobbes fue escrito a inicios del siglo XVII, de ahí surge la famosa frase de “que el lobo es el lobo del hombre”. En el mismo refiere que el mayor deseo de las personas es el poder, y el mayor miedo la muerte, y precisamente ante el temor a perder la vida o sufrir daños en la integridad física, surgió el pacto social, en el cual ceden parte de sus libertades y derechos, surgiendo de esta manera el Estado, para que éste garantizara la seguridad, creando un Leviatán, al que se le confirió el poder para imponerse por la fuerza y asegurar “ el orden”. No obstante, al Leviatán también se le puede retirar el poder cuando deje de brindar seguridad, por ello el verdadero gigante que confiere o quita el poder es el pueblo, que otorga la confianza a los gobernantes, pero también la puede quitar cuando se decepciona de los mismos. A cuatro siglos de la obra de Hobbes, todavía llevamos a cuesta la misma carga. A través de los tiempos se ha venido consolidando el Estado de derecho para que podamos vivir en paz y en orden en la sociedad, pero también se han impuesto limitaciones a los poderes del Estado y a los órganos del gobierno en cuanto a las funciones que deben cumplir y las personas cuentan con medidas de defensa ante los atropellos o violaciones de las autoridades, que están garantizadas en la Constitución, los tratados internacionales y las leyes.

Por lo general, los presidentes se sienten todopoderosos, como Leviatanes invencibles. A López Obrador hace cuatro años 30 millones de mexicanos le confirieron el poder, y la mitad de ellos hoy están decepcionados, porque no ha cumplido el compromiso de gobernar con honestidad y capacidad, ni ha sido capaz de garantizar el orden y la paz. Se ha incrementado en el país la pobreza; la economía en retroceso supera el 8% de inflación; más 120 mil homicidios dolosos y la sangre derramada en cada rincón del país, ya lo dijo el padre Pato: “Los abrazos no alcanzan para tantos balazos”, la ciudadanía y las organizaciones de la sociedad civil le claman a gritos que cambie la estrategia de seguridad porque no está dando resultados, y el Presidente sigue obstinado en sus mañaneras a asegurar que él tiene otros datos. Hay incremento de corrupción en el país, nunca antes se habían otorgado con tanto descaro las obras y contratos en adjudicación directa, más del 80%, mucho menos catalogar las obras de gobierno como de seguridad nacional cuando no encuadran en los supuestos de la ley; el Sector Salud abandonado como en ningún otro sexenio, los hospitales públicos sin insumos para brindar los más elementales servicios de salud, sin medicamentos ni vacunas, comunidades sin médicos por la inseguridad imperante, niños a quienes cruelmente se les arrebató la oportunidad de vivir al cancelar sus tratamientos oncológicos, etc. En fin, puras simulaciones y mentiras en los informes de las mañaneras, en promedio AMLO dice 93 mentiras diariamente. El verdadero gigante está perdiendo la confianza y en esa medida el Leviatán de hoy se está quedando sin fuerza.


Por María Soledad Limas Frescas


El Leviatán de Thomas Hobbes fue escrito a inicios del siglo XVII, de ahí surge la famosa frase de “que el lobo es el lobo del hombre”. En el mismo refiere que el mayor deseo de las personas es el poder, y el mayor miedo la muerte, y precisamente ante el temor a perder la vida o sufrir daños en la integridad física, surgió el pacto social, en el cual ceden parte de sus libertades y derechos, surgiendo de esta manera el Estado, para que éste garantizara la seguridad, creando un Leviatán, al que se le confirió el poder para imponerse por la fuerza y asegurar “ el orden”. No obstante, al Leviatán también se le puede retirar el poder cuando deje de brindar seguridad, por ello el verdadero gigante que confiere o quita el poder es el pueblo, que otorga la confianza a los gobernantes, pero también la puede quitar cuando se decepciona de los mismos. A cuatro siglos de la obra de Hobbes, todavía llevamos a cuesta la misma carga. A través de los tiempos se ha venido consolidando el Estado de derecho para que podamos vivir en paz y en orden en la sociedad, pero también se han impuesto limitaciones a los poderes del Estado y a los órganos del gobierno en cuanto a las funciones que deben cumplir y las personas cuentan con medidas de defensa ante los atropellos o violaciones de las autoridades, que están garantizadas en la Constitución, los tratados internacionales y las leyes.

Por lo general, los presidentes se sienten todopoderosos, como Leviatanes invencibles. A López Obrador hace cuatro años 30 millones de mexicanos le confirieron el poder, y la mitad de ellos hoy están decepcionados, porque no ha cumplido el compromiso de gobernar con honestidad y capacidad, ni ha sido capaz de garantizar el orden y la paz. Se ha incrementado en el país la pobreza; la economía en retroceso supera el 8% de inflación; más 120 mil homicidios dolosos y la sangre derramada en cada rincón del país, ya lo dijo el padre Pato: “Los abrazos no alcanzan para tantos balazos”, la ciudadanía y las organizaciones de la sociedad civil le claman a gritos que cambie la estrategia de seguridad porque no está dando resultados, y el Presidente sigue obstinado en sus mañaneras a asegurar que él tiene otros datos. Hay incremento de corrupción en el país, nunca antes se habían otorgado con tanto descaro las obras y contratos en adjudicación directa, más del 80%, mucho menos catalogar las obras de gobierno como de seguridad nacional cuando no encuadran en los supuestos de la ley; el Sector Salud abandonado como en ningún otro sexenio, los hospitales públicos sin insumos para brindar los más elementales servicios de salud, sin medicamentos ni vacunas, comunidades sin médicos por la inseguridad imperante, niños a quienes cruelmente se les arrebató la oportunidad de vivir al cancelar sus tratamientos oncológicos, etc. En fin, puras simulaciones y mentiras en los informes de las mañaneras, en promedio AMLO dice 93 mentiras diariamente. El verdadero gigante está perdiendo la confianza y en esa medida el Leviatán de hoy se está quedando sin fuerza.