/ jueves 9 de mayo de 2019

Los Pinos hoy en día


Hay quienes hacen la historia y quienes la padecen

- Camilo José Cela -


Por motivos de índole laboral la semana pasada acudí unos días a la hermosa Ciudad de México acompañado de la maestra Claudia, cuya losa de ser mi consorte ya le hizo callo. El hotel donde nos hospedamos está muy cerca del Bosque de Chapultepec y aprovechando que el tiempo nos daba un par de horas de permiso nos fuimos a conocer ni más ni menos que Los Pinos, ¡oh decepción!

El histórico recinto no se trata de una casa de espantos, ni de un lugar que uno decidiera conocer nomás porque sí, se trata de la residencia oficial donde han habitado los presidentes de nuestro país con sus respectivas familias y tan sólo por esto debe ser un lugar con los cuidados necesarios en cuanto a su mantenimiento. Pues resulta y resalta que lo que vimos fueron habitaciones prácticamente vacías y las que tenían algún mueble contaban con alfombras sucias y roídas, puestas así con la notoria intención de dar lástima, y miren que lo logran, pero no sólo da lástima, da coraje y da pena porque por más que con sus letreritos que decían “Así lo recibimos” el propósito encuentra su razón en otros oscuros terrenos. De la sala de cine con que cuenta la residencia y donde se proyectaron los estrenos de algunas películas mejor ni hablamos, ya que el polvo nos impidió verla detenidamente. Debo decir que los jardines que salvaguardan las estatuas de los mandatarios se encuentran en perfectas condiciones, ya estaría.

Desde que nuestro actual presidente dijo que abriría Los Pinos como museo para que todo el pueblo tuviera acceso hubo reacciones en todo sentido. Algunos vieron la medida como positiva, ya que se les regresaría (?) a los ciudadanos parte del bosque al que no tenían permiso de entrar y otros lo vieron como un acto de autoritarismo envuelto de capricho.

Sea el motivo que sea, la apertura de Los Pinos como “museo” cierra las puertas de un ciclo de la historia en el que hace más de 80 años Lázaro Cárdenas marcara la pauta para que los presidentes del país azteca tuvieran su morada debidamente custodiada y lista para recibir a las figuras más importantes del mundo, entre ellas su Santidad Juan Pablo II, quien pisó el recinto aquel 23 de enero de 1999 bajo el gobierno de Ernesto Zedillo.

Por el bien del país espero se haga algo al respecto, ya que tan hermoso lugar no merece deteriorarse al son de la imagen del gobierno. Ande pues.


Hay quienes hacen la historia y quienes la padecen

- Camilo José Cela -


Por motivos de índole laboral la semana pasada acudí unos días a la hermosa Ciudad de México acompañado de la maestra Claudia, cuya losa de ser mi consorte ya le hizo callo. El hotel donde nos hospedamos está muy cerca del Bosque de Chapultepec y aprovechando que el tiempo nos daba un par de horas de permiso nos fuimos a conocer ni más ni menos que Los Pinos, ¡oh decepción!

El histórico recinto no se trata de una casa de espantos, ni de un lugar que uno decidiera conocer nomás porque sí, se trata de la residencia oficial donde han habitado los presidentes de nuestro país con sus respectivas familias y tan sólo por esto debe ser un lugar con los cuidados necesarios en cuanto a su mantenimiento. Pues resulta y resalta que lo que vimos fueron habitaciones prácticamente vacías y las que tenían algún mueble contaban con alfombras sucias y roídas, puestas así con la notoria intención de dar lástima, y miren que lo logran, pero no sólo da lástima, da coraje y da pena porque por más que con sus letreritos que decían “Así lo recibimos” el propósito encuentra su razón en otros oscuros terrenos. De la sala de cine con que cuenta la residencia y donde se proyectaron los estrenos de algunas películas mejor ni hablamos, ya que el polvo nos impidió verla detenidamente. Debo decir que los jardines que salvaguardan las estatuas de los mandatarios se encuentran en perfectas condiciones, ya estaría.

Desde que nuestro actual presidente dijo que abriría Los Pinos como museo para que todo el pueblo tuviera acceso hubo reacciones en todo sentido. Algunos vieron la medida como positiva, ya que se les regresaría (?) a los ciudadanos parte del bosque al que no tenían permiso de entrar y otros lo vieron como un acto de autoritarismo envuelto de capricho.

Sea el motivo que sea, la apertura de Los Pinos como “museo” cierra las puertas de un ciclo de la historia en el que hace más de 80 años Lázaro Cárdenas marcara la pauta para que los presidentes del país azteca tuvieran su morada debidamente custodiada y lista para recibir a las figuras más importantes del mundo, entre ellas su Santidad Juan Pablo II, quien pisó el recinto aquel 23 de enero de 1999 bajo el gobierno de Ernesto Zedillo.

Por el bien del país espero se haga algo al respecto, ya que tan hermoso lugar no merece deteriorarse al son de la imagen del gobierno. Ande pues.