Sin duda alguna, la preocupación por el desarrollo sostenible se ha hecho presente de manera más contundente en los últimos años, incluso hay autores que lo señalan como el hecho por excelencia de la última década, aunque es importante destacar que justamente se ha quedado en preocupación y aún lejos de la ocupación, sobre todo en los países de América Latina y en vías de desarrollo.
En el plano global, la tendencia clara si es hacia el enverdecimiento de las economías y esto implica por fuerza la creación de valor sostenible; el sector empresarial se involucra cada vez con más responsabilidad en la sostenibilidad, tan es así, que ya hace algunos años surgieron diversas metodologías para generar los reportes de sostenibilidad por parte de las empresas y sectores productivos, con la finalidad de comunicar los esfuerzos que éstos realizan en el plano social, ambiental y económico. Cada vez es más conocido que los inversores, clientes y partes involucradas o interesadas, cuestionan y profundizan más, no solo en el aspecto económico que prevaleció por mucho tiempo, sino que van más allá y más orientados hacia la responsabilidad social, ambiental y empresarial, analizando los impactos de sus actividades en estas tres aristas, creando con ello, una cadena de valor sostenible; cabe hacer mención, que hasta la banda musical Coldplay hoy día genera sus reportes de sostenibilidad de su actividad recreativa, incluyendo que en el desarrollo de sus conciertos se realicen buenas prácticas ambientales y estrategias que disminuyan su huella de carbono y abonen a la creación de una conciencia mucho más responsable con el cuidado de la casa común.
Ante esta condición, las entidades financieras no se quisieron quedar atrás; desde 2003, algunos bancos suscribieron los Principios de Ecuador, los cuales establecen una serie de lineamientos o directrices que rigen sus acciones en la gestión de temas sociales y ambientales ligados al financiamiento de grandes proyectos de desarrollo; es decir, cuando una entidad financiera adopta estos principios, se compromete a otorgar préstamos únicamente a proyectos socialmente responsables y con buenas prácticas ambientales.
Los principios establecen las directrices en los aspectos de revisión y categorización, evaluación ambiental y social, normativa ambiental y social aplicable, sistema de gestión ambiental, social y plan de acción, el compromiso de las partes interesadas, mecanismos de quejas, revisión independiente, compromisos contractuales, monitoreo e informes independientes y lo relacionado a la transparencia e informes; las entidades deberán evidenciar en estos 10 ejes, su cumplimiento y vinculación, mediante instrumentos y mecanismos que éstas puedan implementar, monitorear y medir…
Líder de sustentabilidad y medio ambiente de Chihuahua Futura.
Profesora en la Facultad de Zootecnia y Ecología de la UACh. Integrante de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua A.C.
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