/ jueves 14 de octubre de 2021

Luchas válidas

Estoy en la presa Rejón haciendo una limpieza en uno de los estacionamientos y una señora se me acerca preguntando: “¿Qué está recolectando?”. Y le contesto: “Estoy recogiendo basura, me gusta limpiar espacios naturales e invitar a la gente a que se sume al movimiento Te Sacaste un 10, donde cada persona que disfruta un espacio público se compromete a levantar 10 artículos de basura cada vez que lo visite”.

El gesto de su cara me dice que no le interesa el tema, así que se salta a decir que la presa es un lugar hermoso y que tiene muchos escenarios dignos de una fotografía, y coincido con ella, todo espacio natural está autografiado por Dios, lugares dignos de admirar, CUIDAR y agradecer.

La plática nos lleva a hablar de lo maravillosa que es la naturaleza y lo importante que es cuidarla, pero ella hace un paréntesis y dice: “Qué ilógico que haya muchas personas preocupándose por salvar y respetar a los animales y las selvas, cuando el aborto mata a tanto niño no nacido”. Y su comentario me hace ver que la lucha en pro de lo que defendemos no tiene por qué contraponerse con otras luchas que ven por la vida en otros aspectos.

Los humanos estamos en la cúspide de la pirámide existencial terrena, porque la inteligencia que nos dio Dios nos pone como líderes de este mundo, pero el estar posicionados tan alto nos ha hecho olvidar, que estamos sobre una base que nos provee para poder sobrevivir: la base de la pirámide existencial, donde animales, plantas y otros muchos elementos nos brindan la posibilidad respirar, comer, y todo lo demás para nuestra supervivencia. No podemos permanecer en el privilegio de existir sin todas esas otras vidas que sustentan la salud de todo y todos.

Hace falta que nos veamos incluidos en una unidad y que apreciemos que las luchas a favor de la vida natural, todas son válidas, importantes e incluyentes. Sabemos la importancia de las abejas, un animalito que se ve insignificante pero que tiene una labor irremplazable para que la naturaleza viva, y nosotros somos parte de esa naturaleza. Valorar la vida de las nuevas generaciones va de la mano de valorar y aplaudir los movimientos a favor de los recursos naturales. Porque ¿qué vida se le puede ofrecer a un niño si no hay con qué alimentarlo y protegerlo?

Yo considero que no hay que hacer comparaciones de si una lucha por la vida es más importante que otra, porque a fin de cuentas la vida es una sola, estamos unidos en una existencia que requiere que los más “inteligentes”, no caigamos en la soberbia de despreciar aquello que erróneamente vemos como “vida inferior”.

Yo me quito el sombrero ante las iniciativas de luchar por la vida, por la existencia de este maravilloso planeta que cohabitamos con infinidad de seres que juntos hacemos posible la espléndida experiencia de ser y dejar ser.

En el tema de luchas por la vida no se compite, se valora la lucha que cada cual hace, porque todas se encaminan a conservar el círculo de la vida.




Estoy en la presa Rejón haciendo una limpieza en uno de los estacionamientos y una señora se me acerca preguntando: “¿Qué está recolectando?”. Y le contesto: “Estoy recogiendo basura, me gusta limpiar espacios naturales e invitar a la gente a que se sume al movimiento Te Sacaste un 10, donde cada persona que disfruta un espacio público se compromete a levantar 10 artículos de basura cada vez que lo visite”.

El gesto de su cara me dice que no le interesa el tema, así que se salta a decir que la presa es un lugar hermoso y que tiene muchos escenarios dignos de una fotografía, y coincido con ella, todo espacio natural está autografiado por Dios, lugares dignos de admirar, CUIDAR y agradecer.

La plática nos lleva a hablar de lo maravillosa que es la naturaleza y lo importante que es cuidarla, pero ella hace un paréntesis y dice: “Qué ilógico que haya muchas personas preocupándose por salvar y respetar a los animales y las selvas, cuando el aborto mata a tanto niño no nacido”. Y su comentario me hace ver que la lucha en pro de lo que defendemos no tiene por qué contraponerse con otras luchas que ven por la vida en otros aspectos.

Los humanos estamos en la cúspide de la pirámide existencial terrena, porque la inteligencia que nos dio Dios nos pone como líderes de este mundo, pero el estar posicionados tan alto nos ha hecho olvidar, que estamos sobre una base que nos provee para poder sobrevivir: la base de la pirámide existencial, donde animales, plantas y otros muchos elementos nos brindan la posibilidad respirar, comer, y todo lo demás para nuestra supervivencia. No podemos permanecer en el privilegio de existir sin todas esas otras vidas que sustentan la salud de todo y todos.

Hace falta que nos veamos incluidos en una unidad y que apreciemos que las luchas a favor de la vida natural, todas son válidas, importantes e incluyentes. Sabemos la importancia de las abejas, un animalito que se ve insignificante pero que tiene una labor irremplazable para que la naturaleza viva, y nosotros somos parte de esa naturaleza. Valorar la vida de las nuevas generaciones va de la mano de valorar y aplaudir los movimientos a favor de los recursos naturales. Porque ¿qué vida se le puede ofrecer a un niño si no hay con qué alimentarlo y protegerlo?

Yo considero que no hay que hacer comparaciones de si una lucha por la vida es más importante que otra, porque a fin de cuentas la vida es una sola, estamos unidos en una existencia que requiere que los más “inteligentes”, no caigamos en la soberbia de despreciar aquello que erróneamente vemos como “vida inferior”.

Yo me quito el sombrero ante las iniciativas de luchar por la vida, por la existencia de este maravilloso planeta que cohabitamos con infinidad de seres que juntos hacemos posible la espléndida experiencia de ser y dejar ser.

En el tema de luchas por la vida no se compite, se valora la lucha que cada cual hace, porque todas se encaminan a conservar el círculo de la vida.




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