“El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta incidentalmente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado.
No lleva cuenta del daño. No se regocija por la injusticia, sino que se regocija en la verdad. Todas las cosas las soporta, todas las espera, todas las aguanta.
El amor nunca falla” 1 Corintios 13:4-8. El amor es un valor que tiene muy clara la diferencia entre el bien y el mal.
El amor es un sentimiento que nos induce a actuar con bien en nuestra vida y con las personas que amamos. Si nuestro corazón no está lleno de Dios (amor) caemos en pecado, en cambio si nuestro corazón está lleno de Dios (amor), tendremos la seguridad de que caminaremos por senda segura, en la cual habrá paz, tranquilidad, alegría y en consecuencia bienestar con nosotros mismos.
Las obras de Dios permanecen para siempre y no son avaladas por ningún papel expedido en esta tierra.
Los seres humanos debemos de conducir nuestras vidas con valores universales, los cuales nos brindarán grandes virtudes. El amor es la principal cualidad de Dios.
En 1 de Juan 4:8 se establece que “Dios es amor”. En 1 de Timoteo 1:11 se le menciona como el “Dios Feliz”.
Nosotros también seremos felices si nos esforzamos imitando sus cualidades, sobre todo su amor.
Existen varias manifestaciones del amor:
Amor autopersonal: El amor propio, el sano amor hacia uno mismo.
Amor incondicional: Es el amor compulsivo, que se profesa sin recibir nada a cambio.
Amor filial: Es el amor entre hijos y padres.
Amor fraternal: Es el afecto entre hermanos.
La amistad es un amor cercano al fraternal.
Amor romántico: Nace de la expectativa de que un ser cercano colme a uno de satisfacción y felicidad existencial. Este sentimiento idealiza en cierto grado a la persona objeto de dicha expectativa definida en la psique.
Amor confluente: Amor entre personas que son capaces de establecer relaciones de pareja, no tiene que ser para siempre, no supone una entrega incondicional.
Amor sexual: Incluye el amor romántico y el amor confluente. El deseo sexual según Helen Fisher, es diferente al amor romántico y del afecto.
Amor platónico: Consiste en la elevación de la manifestación de una idea hasta su contemplación
Amor hacia Dios: Suele nacer de la educación recibida desde la infancia, y se basa en la fe.
Se considera a Dios como fuente de todo amor. ¡Madre mía te agradezco que me hayas hecho una mujer de bien y conducido mis pasos por el amor! ¡Me siento orgullosa de ser hija de estas hermosas tierras norteñas!
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