/ jueves 16 de abril de 2020

María y la cuarentena


Hace unos días, a una hora infame, considerando que existe una diferencia horaria de catorce horas, María me llamó:


¿Estás?”, me preguntó vía WhatsApp. “Estoy”, repliqué, más bruto que de costumbre. “¿Sabes?” —me dijo— “necesito que me ayudes, quiero contar mi experiencia con el virus Covid-19”.


Contextualicemos: María vive en China y, como cualquier persona que se respete, está preocupada. Está preocupada porque lee y entiende que la crisis en México apenas comienza. Es decir, allá están entre que salen y no del problema. Acá, apenas estamos en los comienzos. Este fin de semana, en menos de 24 horas, se diagnosticaron a 442 personas contagiadas con los cual sumaban, al domingo, 4 mil 661 casos. Es decir, un aumento del 10% en un día, con un número de muertos que se duplicó en tres.1

Si eso no es una crisis que repunta, entonces no sé qué es. Como sea, los dejo con las palabras de María:

Actualmente vivo en Shanghai, China, y me tocó vivir y ver lo que este virus es capaz de hacer.

Estuve en cuarentena por más de dos meses. En estos dos meses y medio jamás, nunca, me sentí en peligro, a pesar de que en la época en la que surgió el virus era Año Nuevo. Eso hay que explicarlo: el Año Nuevo Chino está muy lejos de parecerse a la celebración occidental, para los chinos, el año nuevo es quizás el festejo más importante de su calendario. Para esa cultura, el Año Nuevo es un renacer y un cambio de paradigmas en todos los aspectos de la vida cotidiana.

Pues bien, durante los primeros días de la crisis, a pesar de que la gente viajaba, de que casi no había supermercados abiertos, de que hubo desabasto de tapabocas e insumos de limpieza, etc., no tuve miedo. ¿Por qué? La respuesta es muy simple: siempre confié en esta sociedad tan diferente a la mexicana.

De todas las diferencias posibles —apariencia, dieta, costumbres—, para mí, la más relevante es la relativa al carácter: aquí, la gente HACE CASO, así de simple.

Si tú le ordenas a un chino: ‘quédate en casa, hay un virus y te puedes morir’, el chino no pregunta: ‘¿por qué?’ ni si puede ir ‘a visitar a sus amigos’ o salir a restaurantes; ni se excusa diciendo: ‘es que no sé, no puedo estar encerrado’, no. El chino obedece y se queda en casa.

La cuarentena no significa necesariamente permanecer en casa a jugar a las ‘estatuas de marfil’, pero sí: no salir a menos que sea indispensable porque tu vida, pero mucho más importante, la vida de los demás, literalmente está en tus manos.

Si tú crees en ti, si estás orgulloso de quién eres o lo que eres, de tus hábitos, de su inteligencia, de tu disciplina, de tu integridad, este es el momento de demostrarlo. Enriquece tu vida: haz dieta, empieza a hacer ejercicio, termina ese libro que comenzaste, arma ese rompecabezas, empieza a escribir, estudia un idioma, convive con tu familia, demuéstrate que eres dueño de ti y que esta tribulación no es una dura prueba ni una dificultad, sino la oportunidad de crecimiento que estabas esperando para ser mejor persona.

Finalmente, me gustaría decir que gracias a las medidas adoptadas, y acatadas por la población sin chistar, en la actualidad se puede salir, tomando las debidas precauciones, y casi todo ha vuelto a la normalidad”.

¿Qué les puedo decir? Concuerdo en todo lo que dice mi princesa y por eso le presté este espacio. Haga caso, quédese en casa.

Contácteme a través de mi correo electrónico o sígame en los medios que gentilmente me publican, en Facebook o también en mi blog: http://unareflexionpersonal.wordpress.com/


Luis Villegas Montes.

luvimo6608@gmail.com, luvimo6614@hotmail.com


1 Artículo de Natalia Vitela titulado: “Suman 296 muertos por Covid-19 y 4,661 contagiados”, publicado el 12 de abril de 2020, por el periódico Reforma.


Hace unos días, a una hora infame, considerando que existe una diferencia horaria de catorce horas, María me llamó:


¿Estás?”, me preguntó vía WhatsApp. “Estoy”, repliqué, más bruto que de costumbre. “¿Sabes?” —me dijo— “necesito que me ayudes, quiero contar mi experiencia con el virus Covid-19”.


Contextualicemos: María vive en China y, como cualquier persona que se respete, está preocupada. Está preocupada porque lee y entiende que la crisis en México apenas comienza. Es decir, allá están entre que salen y no del problema. Acá, apenas estamos en los comienzos. Este fin de semana, en menos de 24 horas, se diagnosticaron a 442 personas contagiadas con los cual sumaban, al domingo, 4 mil 661 casos. Es decir, un aumento del 10% en un día, con un número de muertos que se duplicó en tres.1

Si eso no es una crisis que repunta, entonces no sé qué es. Como sea, los dejo con las palabras de María:

Actualmente vivo en Shanghai, China, y me tocó vivir y ver lo que este virus es capaz de hacer.

Estuve en cuarentena por más de dos meses. En estos dos meses y medio jamás, nunca, me sentí en peligro, a pesar de que en la época en la que surgió el virus era Año Nuevo. Eso hay que explicarlo: el Año Nuevo Chino está muy lejos de parecerse a la celebración occidental, para los chinos, el año nuevo es quizás el festejo más importante de su calendario. Para esa cultura, el Año Nuevo es un renacer y un cambio de paradigmas en todos los aspectos de la vida cotidiana.

Pues bien, durante los primeros días de la crisis, a pesar de que la gente viajaba, de que casi no había supermercados abiertos, de que hubo desabasto de tapabocas e insumos de limpieza, etc., no tuve miedo. ¿Por qué? La respuesta es muy simple: siempre confié en esta sociedad tan diferente a la mexicana.

De todas las diferencias posibles —apariencia, dieta, costumbres—, para mí, la más relevante es la relativa al carácter: aquí, la gente HACE CASO, así de simple.

Si tú le ordenas a un chino: ‘quédate en casa, hay un virus y te puedes morir’, el chino no pregunta: ‘¿por qué?’ ni si puede ir ‘a visitar a sus amigos’ o salir a restaurantes; ni se excusa diciendo: ‘es que no sé, no puedo estar encerrado’, no. El chino obedece y se queda en casa.

La cuarentena no significa necesariamente permanecer en casa a jugar a las ‘estatuas de marfil’, pero sí: no salir a menos que sea indispensable porque tu vida, pero mucho más importante, la vida de los demás, literalmente está en tus manos.

Si tú crees en ti, si estás orgulloso de quién eres o lo que eres, de tus hábitos, de su inteligencia, de tu disciplina, de tu integridad, este es el momento de demostrarlo. Enriquece tu vida: haz dieta, empieza a hacer ejercicio, termina ese libro que comenzaste, arma ese rompecabezas, empieza a escribir, estudia un idioma, convive con tu familia, demuéstrate que eres dueño de ti y que esta tribulación no es una dura prueba ni una dificultad, sino la oportunidad de crecimiento que estabas esperando para ser mejor persona.

Finalmente, me gustaría decir que gracias a las medidas adoptadas, y acatadas por la población sin chistar, en la actualidad se puede salir, tomando las debidas precauciones, y casi todo ha vuelto a la normalidad”.

¿Qué les puedo decir? Concuerdo en todo lo que dice mi princesa y por eso le presté este espacio. Haga caso, quédese en casa.

Contácteme a través de mi correo electrónico o sígame en los medios que gentilmente me publican, en Facebook o también en mi blog: http://unareflexionpersonal.wordpress.com/


Luis Villegas Montes.

luvimo6608@gmail.com, luvimo6614@hotmail.com


1 Artículo de Natalia Vitela titulado: “Suman 296 muertos por Covid-19 y 4,661 contagiados”, publicado el 12 de abril de 2020, por el periódico Reforma.