/ viernes 6 de septiembre de 2019

Medir la felicidad

El concepto de felicidad ha sido analizado tradicionalmente por los filósofos, pero en las últimas décadas, son los economistas, los empresarios y los políticos quienes han mostrado una preocupación ante la sensación de que nos hemos encarrilado por la ruta de la desdicha, cayendo en la apatía y el desaliento.

En tiempos cuando la vida no parece ir más allá de una miserable entrega a la eficacia productiva y al consumismo, intereses públicos y privados se mueven para saber lo necesario para recuperar, sostener e incrementar la felicidad. Para ello ven necesaria la medición.

Medir la felicidad no parece ser difícil, principalmente por dos razones: una, porque la felicidad es categoría escurridiza para el tratamiento cuantitativo de la medición y, otra, porque son muchos los factores (objetivos y subjetivos) que acaban generando dicho estado de ánimo.

Sin embargo, más allá de las dificultades filosóficas, semánticas, metodológicas y epistemológicas que supone la medición de la felicidad, hay quienes diseñan instrumentos para ello.

Rodrigo Gallegos, director de proyectos de Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ha escrito* que algunas universidades proponen una medición de la felicidad sobre aspectos amplios, como los que se mencionan a continuación.

En un grupo de elementos tradicionales se miden: salud, educación, diversidad ambiental, nivel de vida y gobernanza; mientras en el grupo de aspectos innovadores se miden: bienestar sicológico, uso del tiempo, vitalidad comunitaria y cultura.

En el primer grupo se hallan los factores que pueden considerarse cuantitativos, mientras que en el segundo se anotan los aspectos cualitativos y que pueden representar un auténtico reto para el acto de medir. La medición amplia de la felicidad de una sociedad supone el estudio mixto, es decir, de ambos grupos.

Aún se dificulta entender y aceptar la felicidad como una magnitud, como algo medible. Y hay cuestionamientos serios sobre este enfoque cuantitativo, pero sus promotores no excluyen lo cualitativo, sino que pretenden complementarlo.

(*) https://imco.org.mx/articulo_es/como_se_mide_la_felicidad/

juan_camacho61@hotmail.com


El concepto de felicidad ha sido analizado tradicionalmente por los filósofos, pero en las últimas décadas, son los economistas, los empresarios y los políticos quienes han mostrado una preocupación ante la sensación de que nos hemos encarrilado por la ruta de la desdicha, cayendo en la apatía y el desaliento.

En tiempos cuando la vida no parece ir más allá de una miserable entrega a la eficacia productiva y al consumismo, intereses públicos y privados se mueven para saber lo necesario para recuperar, sostener e incrementar la felicidad. Para ello ven necesaria la medición.

Medir la felicidad no parece ser difícil, principalmente por dos razones: una, porque la felicidad es categoría escurridiza para el tratamiento cuantitativo de la medición y, otra, porque son muchos los factores (objetivos y subjetivos) que acaban generando dicho estado de ánimo.

Sin embargo, más allá de las dificultades filosóficas, semánticas, metodológicas y epistemológicas que supone la medición de la felicidad, hay quienes diseñan instrumentos para ello.

Rodrigo Gallegos, director de proyectos de Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ha escrito* que algunas universidades proponen una medición de la felicidad sobre aspectos amplios, como los que se mencionan a continuación.

En un grupo de elementos tradicionales se miden: salud, educación, diversidad ambiental, nivel de vida y gobernanza; mientras en el grupo de aspectos innovadores se miden: bienestar sicológico, uso del tiempo, vitalidad comunitaria y cultura.

En el primer grupo se hallan los factores que pueden considerarse cuantitativos, mientras que en el segundo se anotan los aspectos cualitativos y que pueden representar un auténtico reto para el acto de medir. La medición amplia de la felicidad de una sociedad supone el estudio mixto, es decir, de ambos grupos.

Aún se dificulta entender y aceptar la felicidad como una magnitud, como algo medible. Y hay cuestionamientos serios sobre este enfoque cuantitativo, pero sus promotores no excluyen lo cualitativo, sino que pretenden complementarlo.

(*) https://imco.org.mx/articulo_es/como_se_mide_la_felicidad/

juan_camacho61@hotmail.com