/ miércoles 5 de enero de 2022

Mensaje dirigido a quienes estamos preocupados de que las cosas no van bien en México y que pueden empeorar

Existe una base sólida de mexicanos que creen que las cosas van bien o al menos que van a mejorar, si continúan y se profundizan las políticas públicas identificadas con la autodenominada 4T.

Pero también existe otro gran universo de mexicanos convencidos que los problemas de México no se solucionan, sino que se agravan (la violencia, la polarización, la pobreza, cobertura de salud, etc.) Y que no es por falta de tiempo, sino porque las soluciones que propone la 4T no funcionan y, por el contrario, nos hacen retroceder en la lucha contra la desigualdad, la ampliación de derechos, el fortalecimiento a la democracia, al federalismo y al cuidado del medio ambiente.


A ese universo de personas está dirigida esta reflexión: Somos mayoría los que no votamos por la 4T.


Si analizamos los resultados de la pasada elección constatamos que somos la mayoría, los mexicanos que no votamos por Morena ni por sus partidos satélites, pero que estamos atomizados, desactivados o divididos entre nosotros y no contamos con un proyecto o un líder aglutinador.


Por Morena, PT y PVEM solo votaron 21 de los 93 millones que conforman el listado nominal.


1. Mas de la mitad de los ciudadanos con credencial (51%), no fueron a votar o anularon su voto porque no creen en los partidos, o piensan que nada va a cambiar, que todos son lo mismo o no se sienten representados.

Ahí se encuentra la mayor veta de oportunidad, convencer a parte de esos 47 millones, de la importancia de que apoyen la alternativa política que pueda vencer a la propuesta populista de la 4T.

2. Fueron más, 23 millones los que votaron por el PAN, PRI, PRD o MC (8.9, 8.7, 1.8 y 3.4 respectivamente) que los votos que obtuvieron los partidos de la alianza Juntos Haremos Historia: Morena, PVEM y PT (16.7, 2.6 y 1.6)

3. Entre los que han votado por Morena, también se encuentra un segmento de desencantados porque no se cumplieron sus expectativas, pero no les convencen las propuestas de la oposición.

4. Existe un universo de ciudadanos y organizaciones dispuestas a apoyar, pero no encuentran ese proyecto y se limitan a expresar su frustración y critica participando activamente en las redes sociales.


5. La pregunta consiste en definir de donde surgirá ese proyecto o liderazgo alternativo que entusiasme y aglutine a todos los preocupados:

¿De los partidos políticos, de los empresarios, de los intelectuales, de la sociedad civil? Una combinación de todos, articulando una red transversal de ciudadanos, empresarios, intelectuales y políticos que pongan por encima la necesidad de construir un gran frente opositor es la mejor vía posible.

Unificar un frente opositor ciudadano convenciendo a los indiferentes, a los desencantados, a los individualistas, a los incrédulos de que solamente con una vigorosa ciudadanía se puede tener una verdadera democracia. Realizar una pedagogía comunitaria deliberativa, renovar la confianza en la democracia y hacernos corresponsables del destino del país. El país está dividido en dos grandes visiones y la mayoría de los electores pueden ayudar a definir el mejor rumbo posible.

Convencer que vote a los que no votaron. Convencer a las organizaciones ciudadanas de unirse y participar, convencer a los partidos de oposición a formar un solo frente para junto a los ciudadanos formar un gobierno de coalición. Convencer a los desilusionados que se sumen. Convencernos todos de que, si podemos, con creatividad, trabajo, unidad y generosidad.


Existe una base sólida de mexicanos que creen que las cosas van bien o al menos que van a mejorar, si continúan y se profundizan las políticas públicas identificadas con la autodenominada 4T.

Pero también existe otro gran universo de mexicanos convencidos que los problemas de México no se solucionan, sino que se agravan (la violencia, la polarización, la pobreza, cobertura de salud, etc.) Y que no es por falta de tiempo, sino porque las soluciones que propone la 4T no funcionan y, por el contrario, nos hacen retroceder en la lucha contra la desigualdad, la ampliación de derechos, el fortalecimiento a la democracia, al federalismo y al cuidado del medio ambiente.


A ese universo de personas está dirigida esta reflexión: Somos mayoría los que no votamos por la 4T.


Si analizamos los resultados de la pasada elección constatamos que somos la mayoría, los mexicanos que no votamos por Morena ni por sus partidos satélites, pero que estamos atomizados, desactivados o divididos entre nosotros y no contamos con un proyecto o un líder aglutinador.


Por Morena, PT y PVEM solo votaron 21 de los 93 millones que conforman el listado nominal.


1. Mas de la mitad de los ciudadanos con credencial (51%), no fueron a votar o anularon su voto porque no creen en los partidos, o piensan que nada va a cambiar, que todos son lo mismo o no se sienten representados.

Ahí se encuentra la mayor veta de oportunidad, convencer a parte de esos 47 millones, de la importancia de que apoyen la alternativa política que pueda vencer a la propuesta populista de la 4T.

2. Fueron más, 23 millones los que votaron por el PAN, PRI, PRD o MC (8.9, 8.7, 1.8 y 3.4 respectivamente) que los votos que obtuvieron los partidos de la alianza Juntos Haremos Historia: Morena, PVEM y PT (16.7, 2.6 y 1.6)

3. Entre los que han votado por Morena, también se encuentra un segmento de desencantados porque no se cumplieron sus expectativas, pero no les convencen las propuestas de la oposición.

4. Existe un universo de ciudadanos y organizaciones dispuestas a apoyar, pero no encuentran ese proyecto y se limitan a expresar su frustración y critica participando activamente en las redes sociales.


5. La pregunta consiste en definir de donde surgirá ese proyecto o liderazgo alternativo que entusiasme y aglutine a todos los preocupados:

¿De los partidos políticos, de los empresarios, de los intelectuales, de la sociedad civil? Una combinación de todos, articulando una red transversal de ciudadanos, empresarios, intelectuales y políticos que pongan por encima la necesidad de construir un gran frente opositor es la mejor vía posible.

Unificar un frente opositor ciudadano convenciendo a los indiferentes, a los desencantados, a los individualistas, a los incrédulos de que solamente con una vigorosa ciudadanía se puede tener una verdadera democracia. Realizar una pedagogía comunitaria deliberativa, renovar la confianza en la democracia y hacernos corresponsables del destino del país. El país está dividido en dos grandes visiones y la mayoría de los electores pueden ayudar a definir el mejor rumbo posible.

Convencer que vote a los que no votaron. Convencer a las organizaciones ciudadanas de unirse y participar, convencer a los partidos de oposición a formar un solo frente para junto a los ciudadanos formar un gobierno de coalición. Convencer a los desilusionados que se sumen. Convencernos todos de que, si podemos, con creatividad, trabajo, unidad y generosidad.