/ martes 15 de septiembre de 2020

Mes de la patria

Septiembre, noveno mes del año, tiene especial significado para nuestra nación. Se inició la lucha por la liberación nacional del Imperio Español, que por cierto se encontraba en plena decadencia económica, política y militar, además de vivir en un sistema feudal caduco, que enfrentaba la desintegración territorial del régimen monárquico absoluto. El Imperio Británico decantó las enormes riquezas que los galeones españoles transportaban a su metrópoli a través del Atlántico y comenzó a promover los movimientos independentistas en las colonias.

Nuestro mes patrio tiene un gran significado: fortalecer la lucha por la unidad y la soberanía de nuestra patria, recordar a los próceres que nos dieron patria y libertad y, sobre todo, a quienes derramaron su sangre generosa en la gloriosa gesta para romper las ignominiosas cadenas coloniales. Hoy, como ayer, México vive circunstancias críticas, difíciles y dolorosas, merced a un régimen autocrático y dictatorial. Recordemos al genial Maquiavelo: “Quien en mandar sea rústico y cruel, mal le obedecerán los suyos; quien benigno sea y humano, será obedecido”. Con amenazas del control militar de la población civil, ciertamente abona al fracaso de su gobierno. Su maniqueísmo lo debilita y pierde la potestad que le otorgaron las urnas electorales.

El mes patrio nos recuerda que somos mexicanos y que tenemos patria y que en aras de ella nos sentiremos orgullosos y que la defenderemos de los extraños enemigos, pero también de los internos. La creciente militarización de México nos avisa que grandes amenazas pesan como la “espada de Damocles” sobre nuestras cabezas. Informó el dictador que ya tiene una guardia de 95 mil elementos y que en dos años tendrá 250 mil. Por lo tanto, las SS, perdón, la GN será para utilizarla contra el pueblo y para apuntalar la dictadura.

Ni la tremenda crisis económica, educativa y de salud quebrantada por la pandemia importan al gobierno federal (¿?) sino la presencia en los medios del dictador. Este mes patrio nos exige que con voz estentórea gritemos: ¡Viva la libertad! ¡Viva el pueblo mexicano unido y trabajador! Reprobemos el lacayismo del dictador hacia los EEUU, ellos se burlan y humillan a los mexicanos, sobre todo cuando están en campañas políticas, como hoy.

Los tratados con ellos, ja, ja, ja, nunca los han respetado. El Tratado de Guadalupe-Hidalgo, de febrero de 1848, nos arrebató más de la mitad del territorio. Sin embargo, unos años después, en la compra “Gadsden”, nos despojaron de la Mesilla (parte de Chihuahua y Sonora). Y qué decir del Tratado del Chamizal. Nos tienen la bota en el cuello.

Septiembre, noveno mes del año, tiene especial significado para nuestra nación. Se inició la lucha por la liberación nacional del Imperio Español, que por cierto se encontraba en plena decadencia económica, política y militar, además de vivir en un sistema feudal caduco, que enfrentaba la desintegración territorial del régimen monárquico absoluto. El Imperio Británico decantó las enormes riquezas que los galeones españoles transportaban a su metrópoli a través del Atlántico y comenzó a promover los movimientos independentistas en las colonias.

Nuestro mes patrio tiene un gran significado: fortalecer la lucha por la unidad y la soberanía de nuestra patria, recordar a los próceres que nos dieron patria y libertad y, sobre todo, a quienes derramaron su sangre generosa en la gloriosa gesta para romper las ignominiosas cadenas coloniales. Hoy, como ayer, México vive circunstancias críticas, difíciles y dolorosas, merced a un régimen autocrático y dictatorial. Recordemos al genial Maquiavelo: “Quien en mandar sea rústico y cruel, mal le obedecerán los suyos; quien benigno sea y humano, será obedecido”. Con amenazas del control militar de la población civil, ciertamente abona al fracaso de su gobierno. Su maniqueísmo lo debilita y pierde la potestad que le otorgaron las urnas electorales.

El mes patrio nos recuerda que somos mexicanos y que tenemos patria y que en aras de ella nos sentiremos orgullosos y que la defenderemos de los extraños enemigos, pero también de los internos. La creciente militarización de México nos avisa que grandes amenazas pesan como la “espada de Damocles” sobre nuestras cabezas. Informó el dictador que ya tiene una guardia de 95 mil elementos y que en dos años tendrá 250 mil. Por lo tanto, las SS, perdón, la GN será para utilizarla contra el pueblo y para apuntalar la dictadura.

Ni la tremenda crisis económica, educativa y de salud quebrantada por la pandemia importan al gobierno federal (¿?) sino la presencia en los medios del dictador. Este mes patrio nos exige que con voz estentórea gritemos: ¡Viva la libertad! ¡Viva el pueblo mexicano unido y trabajador! Reprobemos el lacayismo del dictador hacia los EEUU, ellos se burlan y humillan a los mexicanos, sobre todo cuando están en campañas políticas, como hoy.

Los tratados con ellos, ja, ja, ja, nunca los han respetado. El Tratado de Guadalupe-Hidalgo, de febrero de 1848, nos arrebató más de la mitad del territorio. Sin embargo, unos años después, en la compra “Gadsden”, nos despojaron de la Mesilla (parte de Chihuahua y Sonora). Y qué decir del Tratado del Chamizal. Nos tienen la bota en el cuello.