/ jueves 18 de noviembre de 2021

México: La lupa desde afuera

“Cuanto más corrupto es el Estado, más leyes tiene”

Tácito (año 55 al 120), político e historiador

No es lo mismo ver a un país por dentro que desde afuera. La historia nos relata que Pedro el Grande, un Romanov, quiso convertir a cualquier precio un reino anclado en el Medievo, en un imperio moderno. Hoy, sin embargo, y a pesar de haber sido en ocasiones despótico con sus súbditos, es uno de los personajes más admirados en su país. Al parecer a Vladimir Putin le gusta decorar sus estancias oficiales con cuadros de Pedro el Grande.

Aquí en México tenemos un presidente que apetece decorar su estancia oficial (nada menos que el Palacio Nacional) con cuadros de Madero, Juárez, Cárdenas entre otros, que nadie duda que están en el inventario de los “gloriosos”, pero necesitamos una agenda diferente como mexicanos y ser vistos entre la comunidad internacional como un pueblo próspero con instituciones democráticas fortalecidas. Nos hemos acostumbrado a ver la violencia, la corrupción, la impunidad y los fracasos de los gobiernos como el menú diario.

Desde la óptica del extranjero somos un pueblo estigmatizado. Dejemos de lado que nos consideran pobres a pesar de ser la 14ª economía. Más del 50% de los infantes terminan educación básica con calificaciones mediocres, en un país que ha crecido más en población que en desarrollo económico. Es decir que tendremos en breve la mitad de la población con elevados grados de ignorancia, sinónimo de pobreza y de elegir malos gobernantes.

Aquí lo lamentable es la idea generalizada de los europeos (con todos sus defectos) de identificarnos con las mafias de la droga, la muerte por los enfrentamientos entre los grupos criminales y la ineptitud del manejo de la pandemia. Por ejemplo: la serie del Chapo rompió todos los récords de una reseña en Netflix en Europa occidental siendo traducida en varios idiomas. México tiene seis ciudades entre las 10 más peligrosas del mundo, también es el mayor importador de armas en forma ilegal, con aproximadamente 200 mil armas anuales. Somos el principal proveedor de drogas a Estados Unidos, que a su vez es el mayor consumidor mundial.

Anualmente a la oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC) preocupa que México no tenga un camino definido ni siquiera de prevención y atención contra las adicciones. Del presupuesto de salud sólo se destina para programas de prevención el 2.7%. La actual política contra la delincuencia en México ha ocasionado que el gobierno gaste más en policías y en la búsqueda infructuosa de aplicar la ley; además de tener un sistema penitenciario como “academia” de delincuentes.

De acuerdo a un informe del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), sumado a la aprobación para el consumo de la mariguana se antoja difícil atender las adicciones a corto plazo, sobre todo al fentanilo, entre 50 y 100 veces más potente que la morfina. Al menos 153 mil jóvenes Chihuahuenses de 18 a 29 años son consumidores de algún tipo de droga y más de 3,000 de fentanilo.

Otra grave identidad que hemos ganado a pulso es la corrupción y la impunidad, que no cesa en México y que no se castiga. México

se encuentra en la posición número 135 a nivel mundial en corrupción, de acuerdo con el ránking Estado de Derecho 2021.

En síntesis: drogas, corrupción y violencia, cada vez las cifras reales se multiplican, ante la pasividad de un gobierno estructurado por discursos, con fallidas políticas que difícilmente reconoce la urgencia de cambiar de rumbo.


“Cuanto más corrupto es el Estado, más leyes tiene”

Tácito (año 55 al 120), político e historiador

No es lo mismo ver a un país por dentro que desde afuera. La historia nos relata que Pedro el Grande, un Romanov, quiso convertir a cualquier precio un reino anclado en el Medievo, en un imperio moderno. Hoy, sin embargo, y a pesar de haber sido en ocasiones despótico con sus súbditos, es uno de los personajes más admirados en su país. Al parecer a Vladimir Putin le gusta decorar sus estancias oficiales con cuadros de Pedro el Grande.

Aquí en México tenemos un presidente que apetece decorar su estancia oficial (nada menos que el Palacio Nacional) con cuadros de Madero, Juárez, Cárdenas entre otros, que nadie duda que están en el inventario de los “gloriosos”, pero necesitamos una agenda diferente como mexicanos y ser vistos entre la comunidad internacional como un pueblo próspero con instituciones democráticas fortalecidas. Nos hemos acostumbrado a ver la violencia, la corrupción, la impunidad y los fracasos de los gobiernos como el menú diario.

Desde la óptica del extranjero somos un pueblo estigmatizado. Dejemos de lado que nos consideran pobres a pesar de ser la 14ª economía. Más del 50% de los infantes terminan educación básica con calificaciones mediocres, en un país que ha crecido más en población que en desarrollo económico. Es decir que tendremos en breve la mitad de la población con elevados grados de ignorancia, sinónimo de pobreza y de elegir malos gobernantes.

Aquí lo lamentable es la idea generalizada de los europeos (con todos sus defectos) de identificarnos con las mafias de la droga, la muerte por los enfrentamientos entre los grupos criminales y la ineptitud del manejo de la pandemia. Por ejemplo: la serie del Chapo rompió todos los récords de una reseña en Netflix en Europa occidental siendo traducida en varios idiomas. México tiene seis ciudades entre las 10 más peligrosas del mundo, también es el mayor importador de armas en forma ilegal, con aproximadamente 200 mil armas anuales. Somos el principal proveedor de drogas a Estados Unidos, que a su vez es el mayor consumidor mundial.

Anualmente a la oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC) preocupa que México no tenga un camino definido ni siquiera de prevención y atención contra las adicciones. Del presupuesto de salud sólo se destina para programas de prevención el 2.7%. La actual política contra la delincuencia en México ha ocasionado que el gobierno gaste más en policías y en la búsqueda infructuosa de aplicar la ley; además de tener un sistema penitenciario como “academia” de delincuentes.

De acuerdo a un informe del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), sumado a la aprobación para el consumo de la mariguana se antoja difícil atender las adicciones a corto plazo, sobre todo al fentanilo, entre 50 y 100 veces más potente que la morfina. Al menos 153 mil jóvenes Chihuahuenses de 18 a 29 años son consumidores de algún tipo de droga y más de 3,000 de fentanilo.

Otra grave identidad que hemos ganado a pulso es la corrupción y la impunidad, que no cesa en México y que no se castiga. México

se encuentra en la posición número 135 a nivel mundial en corrupción, de acuerdo con el ránking Estado de Derecho 2021.

En síntesis: drogas, corrupción y violencia, cada vez las cifras reales se multiplican, ante la pasividad de un gobierno estructurado por discursos, con fallidas políticas que difícilmente reconoce la urgencia de cambiar de rumbo.