/ martes 9 de julio de 2019

México, república federal (IV)

“Los tontos y los muertos son los únicos que no cambian de opinión”. Lowell


Nuestra federación recibió fuertes embates desde su surgimiento. Monarquistas, conservadores, oportunistas y anárquicos utilizaron todos los medios para hacerla zozobrar. Empero prevaleció en los intelectuales y patriotas liberales el sistema que hoy, el dictador pretende quebrantar. En el dogma jurídico, se define al sistema federal como un sistema que se sustenta en una constitución que genera dos órdenes jurídicos: el de la constitución federal y el de los estados miembros. Ambos órdenes deben ser coextensos y no poseer en sus articulados leyes que se contrapongan. Los estados miembros son libres y soberanos y tienen sus competencias muy definidas, que –reitero- no deben contener contradicciones con la constitución general. Al aceptar el sistema federal, cada entidad federativa se integró paulatina y voluntariamente. Guatemala no aceptó la unión con la federación mexicana y Chiapas lo solicitó de inmediato.

Definidas y armadas en leyes, los contenidos de las competencias del orden constitucional federal significaron un serio núcleo de problemas, por lo enorme, despoblado e incomunicado del territorio nacional. Grupos étnicos, lenguas, cultura, usos y costumbres, caudillismos, cacicazgos y, posteriormente, las competencias entre los partidos políticos, han significado serios obstáculos para el buen desempeño federal. Hoy, la dictadura pretende destruir este sistema e imponer un sistema republicano unitario central con sesgo pseudosocialista de república popular. Destruir el sistema republicano federal y convertir a las entidades federativas y a sus municipios en limosneros cautivos de sus organizaciones políticas, es la estrategia que utilizan. Los recortes presupuestales orquestados por el dictador y su pandilla, pretenden poner de rodillas a la nación mexicana, y, al pueblo, en esclavo de sistemas anárquicos, quiméricos, pero eso sí, con grandes ilusiones y esperanzas. México no está, ni estará dispuesto a renunciar al sistema federativo y mucho menos a su dignidad que está siendo menoscabada por un vengativo y revanchista dictador. Que no intenten dividirnos, y los oportunistas, nunca serán confiables para nadie.

“Los tontos y los muertos son los únicos que no cambian de opinión”. Lowell


Nuestra federación recibió fuertes embates desde su surgimiento. Monarquistas, conservadores, oportunistas y anárquicos utilizaron todos los medios para hacerla zozobrar. Empero prevaleció en los intelectuales y patriotas liberales el sistema que hoy, el dictador pretende quebrantar. En el dogma jurídico, se define al sistema federal como un sistema que se sustenta en una constitución que genera dos órdenes jurídicos: el de la constitución federal y el de los estados miembros. Ambos órdenes deben ser coextensos y no poseer en sus articulados leyes que se contrapongan. Los estados miembros son libres y soberanos y tienen sus competencias muy definidas, que –reitero- no deben contener contradicciones con la constitución general. Al aceptar el sistema federal, cada entidad federativa se integró paulatina y voluntariamente. Guatemala no aceptó la unión con la federación mexicana y Chiapas lo solicitó de inmediato.

Definidas y armadas en leyes, los contenidos de las competencias del orden constitucional federal significaron un serio núcleo de problemas, por lo enorme, despoblado e incomunicado del territorio nacional. Grupos étnicos, lenguas, cultura, usos y costumbres, caudillismos, cacicazgos y, posteriormente, las competencias entre los partidos políticos, han significado serios obstáculos para el buen desempeño federal. Hoy, la dictadura pretende destruir este sistema e imponer un sistema republicano unitario central con sesgo pseudosocialista de república popular. Destruir el sistema republicano federal y convertir a las entidades federativas y a sus municipios en limosneros cautivos de sus organizaciones políticas, es la estrategia que utilizan. Los recortes presupuestales orquestados por el dictador y su pandilla, pretenden poner de rodillas a la nación mexicana, y, al pueblo, en esclavo de sistemas anárquicos, quiméricos, pero eso sí, con grandes ilusiones y esperanzas. México no está, ni estará dispuesto a renunciar al sistema federativo y mucho menos a su dignidad que está siendo menoscabada por un vengativo y revanchista dictador. Que no intenten dividirnos, y los oportunistas, nunca serán confiables para nadie.