“Analistas internacionales han encontrado puntos de similitud entre la Primavera Árabe y las manifestaciones anticrisis en Europa, Asia y Estados Unidos”. Se conoce como la Primavera Árabe a las movilizaciones simultáneas que originaron la caída de los gobiernos de Túnez, Egipto y Libia; y la inestabilidad en Yemen, Bahrein y Siria.
Entre las causas de estas insurrecciones se cuentan el insuficiente crecimiento económico, las crisis petrolera y financiera, el desigual reparto de la riqueza, las insuficientes libertades políticas; en Egipto, la interrupción del proceso de Gamal Abdel Nasser por Hosni Mubarak; y la participación de la CIA. Todo concentrado en la pugna por el poder.
Para luchar contra la invasión liderada por EU en Irak, se fundó el ejército de resistencia al Qaeda que en 2006 creó una organización alterna llamada Estado Islámico de Irak (ISI). En 2013 se unió a la rebelión contra el presidente sirio, Bashar al Asad. En abril de ese año pasó a ser Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés).
A mediados de julio ISIS declaró la creación del califato y cambió su nombre al de Estado Islámico (EI). Sus integrantes tienen una interpretación extremista: “Ellos son los únicos creyentes reales”. El resto no lo son, quieren destruir su religión, así justifican las decapitaciones, crucifixiones, y asesinatos de musulmanes y no musulmanes, originando una ola de temor y odio en todo el mundo.
Es cuando los problemas que resienten los países que conforman la Unión Europea se agudizan por ser la región natural de destino de los desplazados por la violencia en el Medio Oriente. Factor ante el cual las diferentes fuerzas políticas tienen que fijar su posición.
Por lo pronto Christine Lagarde, directora gerente del FMI, recomendó implementar reformas mientras el crecimiento global es favorable, ya que el panorama económico está cambiando donde la volatilidad de los mercados financieros, el incremento en el riesgo de los conflictos comerciales y el impacto de los avances tecnológicos pueden afectar el crecimiento.
El FMI prevé que el Producto Interior Bruto crezca en 3.9 por ciento en 2018 y 2019, con un crecimiento positivo en tres cuartas partes de la economía global, frente al crecimiento estimado de 3.7 en 2017.
¿Y qué han propuestos para México los candidatos presidenciales? Desde antes otros países han dado respuesta: el Reino Unido con el Brexit; Cataluña tratando de independizarse de España; Donald Trump queriendo recuperar la grandeza de EU; Chile declarando bienvenidos todos los migrantes; mientras en Italia, en época de elecciones, proponiendo el cierre de sus fronteras a migrantes.
Lo veremos la próxima semana.