/ martes 13 de julio de 2021

México y el sentido de la historia

Una moral subjetiva divorciada de la razón, paradójicamente, lleva a un racionalismo ateo cuyas leyes conducen a una jerarquización determinista de los valores. En otras palabras, divorciados de la moral de un ser trascendente, es más sencillo ocupar el lugar de Dios e imponer a otros nuestros valores bajo la fuerza de una estructura política. El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es hijo de la dialéctica de lucha de clases, que ha accedido al poder, no por movimientos armados, si no por el voto. Un sector de la sociedad tiene que perder o ser eliminado por la mayoría.

El gobierno Federal tiene un proyecto para una sociedad obediente a estos determinismos sociales y económicos a fin de conducirla a una transformación evolutiva que cambie las relaciones entre las personas y que, creen, dará por resultado, un progreso liberador al que los hombres deberán someterse pasivamente. Para tal meta, el partido MORENA y sus aliados pretenden acelerar la historia favoreciendo aquello que sigue este sentido y que, por definición, es el bien. No nos ilusionemos. Naturalmente, todo lo que no esté en este sentido de la historia será sacrificado.

Es normal sacrificar, hoy, matrimonio, Estado, familia, empresas, jueces, leyes, enfermos, etc., por el “mañana que canta”, como diría el médico y filósofo Paul Chauchard. Hay que ayudar a la historia a crear al México nuevo. Todas las críticas de AMLO que no parecen haber mejorado las cosas tal como él las recibió, son fieles a la censura de la sociedad capitalista (o neoliberal) desde la política marxista (o izquierda) usando la dialéctica de los contrarios. Una sociedad como la nuestra, habituada a pesar de sus creencias, a la fijeza de los valores, se identificará con estas ideas radicales.

No nos engañemos con lo que el partido en el poder ofrece al ciudadano. Toda doctrina que no permite la expansión de la conciencia y de la libertad responsable nunca podrá estar en el sentido verdadero de la historia. Pero, si por un momento aceptáramos la idea de someternos a los automatismos de la llamada Cuarta Transformación (4T), venderíamos nuestra libertad a una conciencia que resulta ser loca y enloquecedora. Las meras apariencias de un Gobierno que obsequia dinero no nos permiten distinguir que se trata de una deshumanización patológica.

Nunca podremos insistir lo suficiente acerca de los medios usados por la propaganda de izquierda y su poderosa influencia deshumanizadora, que llevan a una síntesis falsa, enajenadora del hombre y su libertad, conduciendo a éste a ser un esclavo de la sociedad, en vez de a una naturaleza humana que exige realizarse en la historia, que hay que ayudarle a llegar a ser, pero no nunca impedírselo. Hay que reconciliar la persona y lo social, pueden evolucionar juntos, como postularía la teoría de la noosfera, con un liderazgo basado en el conocimiento colectivo para encontrar soluciones.

Por el contrario, no podemos divinizar la historia y sus determinismos, aunque AMLO asegure que sí, como el único requisito para estar del lado correcto de la Historia. agusperezr@hotmail.com

Una moral subjetiva divorciada de la razón, paradójicamente, lleva a un racionalismo ateo cuyas leyes conducen a una jerarquización determinista de los valores. En otras palabras, divorciados de la moral de un ser trascendente, es más sencillo ocupar el lugar de Dios e imponer a otros nuestros valores bajo la fuerza de una estructura política. El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es hijo de la dialéctica de lucha de clases, que ha accedido al poder, no por movimientos armados, si no por el voto. Un sector de la sociedad tiene que perder o ser eliminado por la mayoría.

El gobierno Federal tiene un proyecto para una sociedad obediente a estos determinismos sociales y económicos a fin de conducirla a una transformación evolutiva que cambie las relaciones entre las personas y que, creen, dará por resultado, un progreso liberador al que los hombres deberán someterse pasivamente. Para tal meta, el partido MORENA y sus aliados pretenden acelerar la historia favoreciendo aquello que sigue este sentido y que, por definición, es el bien. No nos ilusionemos. Naturalmente, todo lo que no esté en este sentido de la historia será sacrificado.

Es normal sacrificar, hoy, matrimonio, Estado, familia, empresas, jueces, leyes, enfermos, etc., por el “mañana que canta”, como diría el médico y filósofo Paul Chauchard. Hay que ayudar a la historia a crear al México nuevo. Todas las críticas de AMLO que no parecen haber mejorado las cosas tal como él las recibió, son fieles a la censura de la sociedad capitalista (o neoliberal) desde la política marxista (o izquierda) usando la dialéctica de los contrarios. Una sociedad como la nuestra, habituada a pesar de sus creencias, a la fijeza de los valores, se identificará con estas ideas radicales.

No nos engañemos con lo que el partido en el poder ofrece al ciudadano. Toda doctrina que no permite la expansión de la conciencia y de la libertad responsable nunca podrá estar en el sentido verdadero de la historia. Pero, si por un momento aceptáramos la idea de someternos a los automatismos de la llamada Cuarta Transformación (4T), venderíamos nuestra libertad a una conciencia que resulta ser loca y enloquecedora. Las meras apariencias de un Gobierno que obsequia dinero no nos permiten distinguir que se trata de una deshumanización patológica.

Nunca podremos insistir lo suficiente acerca de los medios usados por la propaganda de izquierda y su poderosa influencia deshumanizadora, que llevan a una síntesis falsa, enajenadora del hombre y su libertad, conduciendo a éste a ser un esclavo de la sociedad, en vez de a una naturaleza humana que exige realizarse en la historia, que hay que ayudarle a llegar a ser, pero no nunca impedírselo. Hay que reconciliar la persona y lo social, pueden evolucionar juntos, como postularía la teoría de la noosfera, con un liderazgo basado en el conocimiento colectivo para encontrar soluciones.

Por el contrario, no podemos divinizar la historia y sus determinismos, aunque AMLO asegure que sí, como el único requisito para estar del lado correcto de la Historia. agusperezr@hotmail.com