/ viernes 19 de noviembre de 2021

México y su visión a largo plazo

Ya pasaron dos décadas del siglo XXI y nos encontramos ante un país polarizado entre ideologías y modelo de país opuesto; sin embargo, debemos de asumir que la prioridad es construir un país que permita a sus ciudadanos tener acceso a la educación, la salud, al desarrollo personal, y por ende elevar su calidad de vida.

En ese sentido, los mexicanos debemos enfocarnos en los verdaderos problemas, porque hoy en día estamos de cara a un desequilibrio social, nuestro país presenta una crisis de salud, económica, una sobreexplotación del medio ambiente, el cambio climático se agudiza cada vez más, la inseguridad se convierte en un estilo de vida no grato para todos, peor aún, nos enfrentamos a una crisis aún mayor de modelo de nación.

Este último representa el verdadero reto que tenemos de frente y no debe ni puede recaer en la responsabilidad de una sola persona, hoy más que nunca debemos participar en conjunto y todos en un mismo eje impulsor, desde nuestra trinchera, la iniciativa privada, el sector público y la sociedad civil.

Es imperante que no juzguemos la visión de quienes no piensan igual, y que dejemos atrás ese discurso estéril de que en este país no se ha construido nada durante los últimos 30 años.

Es de todos conocido que existen grandes desafíos y temas en los que efectivamente el país no ha tenido el avance deseado y que por años quienes han transitado al frente de las decisiones han carecido de la capacidad total para generar los equilibrios que la sociedad necesita.

No obstante, un discurso de confrontación entre quienes toman las decisiones y dirigen a la nación en nada aporta a que se avance, un pueblo enfrentado y polarizado no aprovecha al máximo su talento y su esfuerzo para salir de este difícil momento por el que atraviesa no sólo México, sino gran parte de las naciones del mundo.

Ante ello, es oportuno citar al líder revolucionario Francisco Villa, en el que asentaba fervientemente: “Ya es tiempo de que los prejuicios acaben, de que la sociedad se establezca sobre las bases más sólidas, más justas y más nobles”.

Seamos empáticos con nuestro país, con nuestros recursos y aprovechemos las condiciones y la creatividad para implementar los proyectos necesarios que den pie al crecimiento de una política de desarrollo social, no ajena a la realidad de nuestro pueblo.

Hoy más que nunca la agenda desde el gobierno y desde los liderazgos debe estar basada en la inclusión, en el reconocimiento de una sociedad plural y en el diálogo, la oportunidad de avanzar y encontrar objetivos comunes a partir de dichas diferencias.

Parte de esto conlleva generar una cultura global donde el principal objetivo sea el desarrollo y no la crítica; los mexicanos hemos demostrado que somos capaces de emprender, de competir en mercados internacionales, de crear grandes productos y de estar en las más destacadas posiciones deportivas, culturales y académicas.

Así mismo, debemos competir en un mismo sentido, con una misma visión a largo plazo, pues en un país siempre será mejor administrar la riqueza que administrar la pobreza, y para administrar algo primero tenemos que generarlo.


Mtro. En internacionalización del desarrollo local y Dip. Por el PRI


Ya pasaron dos décadas del siglo XXI y nos encontramos ante un país polarizado entre ideologías y modelo de país opuesto; sin embargo, debemos de asumir que la prioridad es construir un país que permita a sus ciudadanos tener acceso a la educación, la salud, al desarrollo personal, y por ende elevar su calidad de vida.

En ese sentido, los mexicanos debemos enfocarnos en los verdaderos problemas, porque hoy en día estamos de cara a un desequilibrio social, nuestro país presenta una crisis de salud, económica, una sobreexplotación del medio ambiente, el cambio climático se agudiza cada vez más, la inseguridad se convierte en un estilo de vida no grato para todos, peor aún, nos enfrentamos a una crisis aún mayor de modelo de nación.

Este último representa el verdadero reto que tenemos de frente y no debe ni puede recaer en la responsabilidad de una sola persona, hoy más que nunca debemos participar en conjunto y todos en un mismo eje impulsor, desde nuestra trinchera, la iniciativa privada, el sector público y la sociedad civil.

Es imperante que no juzguemos la visión de quienes no piensan igual, y que dejemos atrás ese discurso estéril de que en este país no se ha construido nada durante los últimos 30 años.

Es de todos conocido que existen grandes desafíos y temas en los que efectivamente el país no ha tenido el avance deseado y que por años quienes han transitado al frente de las decisiones han carecido de la capacidad total para generar los equilibrios que la sociedad necesita.

No obstante, un discurso de confrontación entre quienes toman las decisiones y dirigen a la nación en nada aporta a que se avance, un pueblo enfrentado y polarizado no aprovecha al máximo su talento y su esfuerzo para salir de este difícil momento por el que atraviesa no sólo México, sino gran parte de las naciones del mundo.

Ante ello, es oportuno citar al líder revolucionario Francisco Villa, en el que asentaba fervientemente: “Ya es tiempo de que los prejuicios acaben, de que la sociedad se establezca sobre las bases más sólidas, más justas y más nobles”.

Seamos empáticos con nuestro país, con nuestros recursos y aprovechemos las condiciones y la creatividad para implementar los proyectos necesarios que den pie al crecimiento de una política de desarrollo social, no ajena a la realidad de nuestro pueblo.

Hoy más que nunca la agenda desde el gobierno y desde los liderazgos debe estar basada en la inclusión, en el reconocimiento de una sociedad plural y en el diálogo, la oportunidad de avanzar y encontrar objetivos comunes a partir de dichas diferencias.

Parte de esto conlleva generar una cultura global donde el principal objetivo sea el desarrollo y no la crítica; los mexicanos hemos demostrado que somos capaces de emprender, de competir en mercados internacionales, de crear grandes productos y de estar en las más destacadas posiciones deportivas, culturales y académicas.

Así mismo, debemos competir en un mismo sentido, con una misma visión a largo plazo, pues en un país siempre será mejor administrar la riqueza que administrar la pobreza, y para administrar algo primero tenemos que generarlo.


Mtro. En internacionalización del desarrollo local y Dip. Por el PRI