/ lunes 9 de mayo de 2022

Mientras la dinámica democrática avanza

Por: César Wong

La dinámica democrática está en movimiento. En el ámbito estatal y federal el trabajo legislativo tiene en su mira reformar diversas normas, instituciones y procedimientos del sistema político y electoral.

La palabra dinámica se define como el conjunto de hechos o fuerzas que actúan con un fin determinado. En nuestro país, cada cierto tiempo, por ejemplo, 1996, 2006, 2011 y 2014, este conjunto de hechos o fuerzas se armonizan para guiar el rumbo de la democracia en México a través de una transformación constitucional.

A dos años de la próxima elección presidencial comenzamos a ver el inicio de una nueva fase de evolución. Predecir cuál será el resultado es emitir un juicio aventurado. No obstante, poner sobre la mesa temas que abonen a una reforma con diversas perspectivas de mejoramiento ya exploradas es prioritario.

Mientras la discusión y posible reforma se realiza, quienes aceptamos la vocación democrática debemos abonar con nuestra opinión.

En esta ocasión quiero reflexionar con ustedes sobre un elemento primordial de los procesos de participación en nuestro país: las mesas de votación. Tanto en procesos electorales como en los mecanismos de participación, la intervención de la ciudadanía en la recepción, desarrollo y escrutinio de la votación ha sido un bastión en la confiabilidad de su resultado.

Es una labor que cada vez se vuelve más recurrente dados los sistemas de democracia directa que hemos implementado (referéndum, plebiscito y revocación de mandato). Además, la integración y capacitación de esas mesas es un quehacer titánico a cargo de la autoridad administrativa electoral.

En México, para integrar una mesa electoral, entre otros requisitos, hay que saber leer y escribir, no tener más de 70 años al día de la elección, estar en pleno ejercicio de los derechos políticos y estar inscrito en el Registro Federal Electoral.

La designación de las personas se realiza mediante un sorteo. Se notifica a la población que salió sorteada el derecho y deber que tiene para formar parte de la jornada y se le capacita con anticipación al ejercicio de su función.

Al voltear a ver otros sistemas electorales, me encontré con la herramienta del Registro Público de Postulantes a Autoridades de Mesa, en el que cualquier persona puede inscribirse para desempeñar el cargo de funcionario de casilla en las elecciones, sin que esto implique su designación directa.

Advertí que la participación como persona funcionaria de mesa en ocasiones puede ser recompensada o sancionada según se asista o no a cumplir el deber.

No creo que sea necesario llegar al punto de una sanción, pero una herramienta como el registro de postulantes sirve para incentivar la participación de la población mexicana interesada, profesionalizarlos en esa tarea y aligerar la carga de los organismos electorales en la integración de las mesas directivas de casilla en cada ejercicio de participación.

Es un tema que considero debe explorarse para su adición normativa, pues por más simple que parezca, su implementación puede incidir de manera positiva en el sistema democrático que ha vinculado a los mexicanos a recibir la voluntad política y electoral de sus vecinos casi año con año y lograr un mejor desarrollo de esos procesos.

El estudio de ideas como esa, su correcto planteamiento y la presentación al congreso para que el legislador tenga elementos para definir el camino de nuestro sistema son una gran aportación a un resultado sólido y eficaz. Hay temas enormes que deben discutirse, pero hay otros en los que no cabe duda de que se beneficia el modelo de representación popular. ¿Ustedes qué propondrían?


Por: César Wong

La dinámica democrática está en movimiento. En el ámbito estatal y federal el trabajo legislativo tiene en su mira reformar diversas normas, instituciones y procedimientos del sistema político y electoral.

La palabra dinámica se define como el conjunto de hechos o fuerzas que actúan con un fin determinado. En nuestro país, cada cierto tiempo, por ejemplo, 1996, 2006, 2011 y 2014, este conjunto de hechos o fuerzas se armonizan para guiar el rumbo de la democracia en México a través de una transformación constitucional.

A dos años de la próxima elección presidencial comenzamos a ver el inicio de una nueva fase de evolución. Predecir cuál será el resultado es emitir un juicio aventurado. No obstante, poner sobre la mesa temas que abonen a una reforma con diversas perspectivas de mejoramiento ya exploradas es prioritario.

Mientras la discusión y posible reforma se realiza, quienes aceptamos la vocación democrática debemos abonar con nuestra opinión.

En esta ocasión quiero reflexionar con ustedes sobre un elemento primordial de los procesos de participación en nuestro país: las mesas de votación. Tanto en procesos electorales como en los mecanismos de participación, la intervención de la ciudadanía en la recepción, desarrollo y escrutinio de la votación ha sido un bastión en la confiabilidad de su resultado.

Es una labor que cada vez se vuelve más recurrente dados los sistemas de democracia directa que hemos implementado (referéndum, plebiscito y revocación de mandato). Además, la integración y capacitación de esas mesas es un quehacer titánico a cargo de la autoridad administrativa electoral.

En México, para integrar una mesa electoral, entre otros requisitos, hay que saber leer y escribir, no tener más de 70 años al día de la elección, estar en pleno ejercicio de los derechos políticos y estar inscrito en el Registro Federal Electoral.

La designación de las personas se realiza mediante un sorteo. Se notifica a la población que salió sorteada el derecho y deber que tiene para formar parte de la jornada y se le capacita con anticipación al ejercicio de su función.

Al voltear a ver otros sistemas electorales, me encontré con la herramienta del Registro Público de Postulantes a Autoridades de Mesa, en el que cualquier persona puede inscribirse para desempeñar el cargo de funcionario de casilla en las elecciones, sin que esto implique su designación directa.

Advertí que la participación como persona funcionaria de mesa en ocasiones puede ser recompensada o sancionada según se asista o no a cumplir el deber.

No creo que sea necesario llegar al punto de una sanción, pero una herramienta como el registro de postulantes sirve para incentivar la participación de la población mexicana interesada, profesionalizarlos en esa tarea y aligerar la carga de los organismos electorales en la integración de las mesas directivas de casilla en cada ejercicio de participación.

Es un tema que considero debe explorarse para su adición normativa, pues por más simple que parezca, su implementación puede incidir de manera positiva en el sistema democrático que ha vinculado a los mexicanos a recibir la voluntad política y electoral de sus vecinos casi año con año y lograr un mejor desarrollo de esos procesos.

El estudio de ideas como esa, su correcto planteamiento y la presentación al congreso para que el legislador tenga elementos para definir el camino de nuestro sistema son una gran aportación a un resultado sólido y eficaz. Hay temas enormes que deben discutirse, pero hay otros en los que no cabe duda de que se beneficia el modelo de representación popular. ¿Ustedes qué propondrían?