/ miércoles 4 de septiembre de 2019

Mientras tanto en el Reino Unido…

Hace tres años hubo un referéndum en el Reino Unido sobre su permanencia en la Unión Europea, conocido como Brexit, cuyo resultado fue la salida; a la fecha no está claro qué sucederá. En aquel entonces, algunos amigos que votaron la salida me comentaron que se habían arrepentido. Actualmente me encuentro en Reino Unido y he observado de cerca lo que ocurre. Hace un mes renunció la primera ministra Theresa May al no conseguir un “buen acuerdo” de partida y ahora con el conservador Boris Johnson existe el temor de que ni siquiera haya uno. Éste pidió una prórroga sobre la actividad parlamentaria para intentar bloquear la salida sin un acuerdo favorable, por lo que se reunió con la reina para cerrar el periodo de sesiones a partir del 10 de septiembre. Los legisladores no tendrán tiempo de votar leyes que puedan impedir la salida, lo que representa una amenaza a la democracia en el proceso de “divorcio”; en octubre se sabrán los términos. Platico con una señora mientras recorro la ciudad y dice: “Con o sin acuerdo, pero que ya se acabe esta agonía, de todas formas, ni se entiende bien lo que es el Brexit”. Otros tienen la esperanza de que ocurra un nuevo referéndum y puedan revertir la decisión, pero es muy improbable que esto suceda. Se teme que haya un retroceso que pudiera representar un choque constitucional y una crisis política sin precedente. Irse sin convenio tendrá consecuencias económicas catastróficas que ya se visibilizan: Antes de desayunar prendo la televisión y la primera noticia es que el valor de la libra esterlina se desmorona. Cerca de la mitad de los que votaron por la salida, sin duda, ahora votarían lo contrario; se llaman entre ellos “Remainer Now”. Los jóvenes votaron por permanecer, las “personas mayores” están felices de serlo, pues ven muy difícil el panorama que dejan a otras generaciones. Nunca pensaron que la democracia que alguna vez vieron se derrumbara. Pero ¿por qué votaron por el Brexit? se difundió por redes sociales principalmente, información con una parte de la verdad tergiversada y se creyó sin cuestionarla, conmocionando a los votantes. Ganó la emoción y tuvieron miedo de que los inmigrantes tomaran sus empleos y con cierta xenofobia, mostraron su rechazo. El fenómeno se llama posverdad, y se define como: “Adjetivo relativo o referido a circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales”. Son tiempos difíciles los que se avistan, jamás tuvieron tanta incertidumbre como ahora. Lo preocupante es que en muchas partes del mundo está ocurriendo algo similar con el rechazo a lo diferente. Las creencias personales prevalecen, se toman decisiones “nacionalistas” y en ocasiones, conduce a la violencia. Pensemos antes de actuar.


Yanez_flor@hotmail.com


Hace tres años hubo un referéndum en el Reino Unido sobre su permanencia en la Unión Europea, conocido como Brexit, cuyo resultado fue la salida; a la fecha no está claro qué sucederá. En aquel entonces, algunos amigos que votaron la salida me comentaron que se habían arrepentido. Actualmente me encuentro en Reino Unido y he observado de cerca lo que ocurre. Hace un mes renunció la primera ministra Theresa May al no conseguir un “buen acuerdo” de partida y ahora con el conservador Boris Johnson existe el temor de que ni siquiera haya uno. Éste pidió una prórroga sobre la actividad parlamentaria para intentar bloquear la salida sin un acuerdo favorable, por lo que se reunió con la reina para cerrar el periodo de sesiones a partir del 10 de septiembre. Los legisladores no tendrán tiempo de votar leyes que puedan impedir la salida, lo que representa una amenaza a la democracia en el proceso de “divorcio”; en octubre se sabrán los términos. Platico con una señora mientras recorro la ciudad y dice: “Con o sin acuerdo, pero que ya se acabe esta agonía, de todas formas, ni se entiende bien lo que es el Brexit”. Otros tienen la esperanza de que ocurra un nuevo referéndum y puedan revertir la decisión, pero es muy improbable que esto suceda. Se teme que haya un retroceso que pudiera representar un choque constitucional y una crisis política sin precedente. Irse sin convenio tendrá consecuencias económicas catastróficas que ya se visibilizan: Antes de desayunar prendo la televisión y la primera noticia es que el valor de la libra esterlina se desmorona. Cerca de la mitad de los que votaron por la salida, sin duda, ahora votarían lo contrario; se llaman entre ellos “Remainer Now”. Los jóvenes votaron por permanecer, las “personas mayores” están felices de serlo, pues ven muy difícil el panorama que dejan a otras generaciones. Nunca pensaron que la democracia que alguna vez vieron se derrumbara. Pero ¿por qué votaron por el Brexit? se difundió por redes sociales principalmente, información con una parte de la verdad tergiversada y se creyó sin cuestionarla, conmocionando a los votantes. Ganó la emoción y tuvieron miedo de que los inmigrantes tomaran sus empleos y con cierta xenofobia, mostraron su rechazo. El fenómeno se llama posverdad, y se define como: “Adjetivo relativo o referido a circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales”. Son tiempos difíciles los que se avistan, jamás tuvieron tanta incertidumbre como ahora. Lo preocupante es que en muchas partes del mundo está ocurriendo algo similar con el rechazo a lo diferente. Las creencias personales prevalecen, se toman decisiones “nacionalistas” y en ocasiones, conduce a la violencia. Pensemos antes de actuar.


Yanez_flor@hotmail.com