/ jueves 19 de noviembre de 2020

Migración y el espejismo de Biden

Trabajando se come

y comiendo se vive;

por eso la gente migra”.


Juan Rulfo (1917 – 1986)


Desde hace años soy un asiduo lector de temas migratorios, en especial de la legislación estadounidense, aunque sus colonizadores originales se opusieron a las restricciones migratorias impuestas por Inglaterra por considerarlas una violación a sus derechos, no así, una vez conformada esa gran nación. Por ello con un mismo patrón desde la ley Antichina en 1882, operación wetback, hasta las más recientes, la Simpson Rodino, la Ley Arizona SB 1070 y otras más, han circunstanciado su selectiva política migratoria, donde independientemente de las prácticas racistas, ha sido la demanda de mano de obra el punto crucial del equilibrio de su economía doméstica como factor principal que los legisladores norteamericanos han vaciado su sensible tinta en leyes de ciudadanía y naturalización, tratando de “cerrar o abrir la puerta, según convenga”.

Decir como creen muchos latinos de ese país, que “pronto” se iniciarán procesos de amnistía, así como abrir “humanitariamente” las fronteras, es un -espejismo guajiro- que no depende de Biden. Sobre todo en un país parlamentaria y socialmente dividido, que ni siquiera se han puesto de acuerdo con una estrategia adecuada en la atención sanitaria del Covid, ni del combate a las drogas.

Para Chihuahua y en especial Ciudad Juárez seguirán incrementándose los flujos migratorios de centroamericanos que irresponsablemente fueron alentados por el gobierno de la 4T, al decir que México abría “generosamente” sus puertas a todo centroamericano; que pese a su tardía reacción ante la amenaza de Trump de establecer un arancel del 15% a las exportaciones mexicanas, el daño a Ciudad Juárez y demás fronteras ya estaba hecho.

Si bien es complicado opinar sobre el problema migratorio que aflige a México y Centroamérica, sabemos que las causas directas en la región son: la corrupción, la débil economía, las drogas y la alta tasa de fecundidad dentro de las familias pobres, así como la falta de educación y donde UNO de cada 4 homicidios en el mundo aquí se registran. De ahí que cada uno de los migrantes centroamericanos en Ciudad Juárez lleva alguno de los efectos de estos males. Siendo casi imposible brincar la frontera.

En México, donde no hace mucho tiempo la economía dependía principalmente del petróleo y del turismo, ahora se sostiene de alfileres con las remesas de paisanos que huyeron del país al no encontrar oportunidades dignas de vivir. Sin embargo recientemente el presidente exclamó: “No es por presumir, pero este año vamos a tener remesas récord, yo calculo de alrededor de 40 mil millones de dólares y eso va a 10 millones de familias mexicanas”. Es urgente que sean los propios organismos de la ONU como ACNUR, PNUD, etc. que asuman un papel protagónico en las fronteras mexicanas, antes de que se presenten situaciones que ni el gobierno pueda controlar.

Trabajando se come

y comiendo se vive;

por eso la gente migra”.


Juan Rulfo (1917 – 1986)


Desde hace años soy un asiduo lector de temas migratorios, en especial de la legislación estadounidense, aunque sus colonizadores originales se opusieron a las restricciones migratorias impuestas por Inglaterra por considerarlas una violación a sus derechos, no así, una vez conformada esa gran nación. Por ello con un mismo patrón desde la ley Antichina en 1882, operación wetback, hasta las más recientes, la Simpson Rodino, la Ley Arizona SB 1070 y otras más, han circunstanciado su selectiva política migratoria, donde independientemente de las prácticas racistas, ha sido la demanda de mano de obra el punto crucial del equilibrio de su economía doméstica como factor principal que los legisladores norteamericanos han vaciado su sensible tinta en leyes de ciudadanía y naturalización, tratando de “cerrar o abrir la puerta, según convenga”.

Decir como creen muchos latinos de ese país, que “pronto” se iniciarán procesos de amnistía, así como abrir “humanitariamente” las fronteras, es un -espejismo guajiro- que no depende de Biden. Sobre todo en un país parlamentaria y socialmente dividido, que ni siquiera se han puesto de acuerdo con una estrategia adecuada en la atención sanitaria del Covid, ni del combate a las drogas.

Para Chihuahua y en especial Ciudad Juárez seguirán incrementándose los flujos migratorios de centroamericanos que irresponsablemente fueron alentados por el gobierno de la 4T, al decir que México abría “generosamente” sus puertas a todo centroamericano; que pese a su tardía reacción ante la amenaza de Trump de establecer un arancel del 15% a las exportaciones mexicanas, el daño a Ciudad Juárez y demás fronteras ya estaba hecho.

Si bien es complicado opinar sobre el problema migratorio que aflige a México y Centroamérica, sabemos que las causas directas en la región son: la corrupción, la débil economía, las drogas y la alta tasa de fecundidad dentro de las familias pobres, así como la falta de educación y donde UNO de cada 4 homicidios en el mundo aquí se registran. De ahí que cada uno de los migrantes centroamericanos en Ciudad Juárez lleva alguno de los efectos de estos males. Siendo casi imposible brincar la frontera.

En México, donde no hace mucho tiempo la economía dependía principalmente del petróleo y del turismo, ahora se sostiene de alfileres con las remesas de paisanos que huyeron del país al no encontrar oportunidades dignas de vivir. Sin embargo recientemente el presidente exclamó: “No es por presumir, pero este año vamos a tener remesas récord, yo calculo de alrededor de 40 mil millones de dólares y eso va a 10 millones de familias mexicanas”. Es urgente que sean los propios organismos de la ONU como ACNUR, PNUD, etc. que asuman un papel protagónico en las fronteras mexicanas, antes de que se presenten situaciones que ni el gobierno pueda controlar.