/ viernes 13 de septiembre de 2019

Militares, marinos, policías, Guardia Nacional, ultrajados.


Dios no les da alas a los alacranes; en el Congreso del Estado sí.

La gente festeja las ocurrencias del señor presidente, Andrés Manuel López Obrador, como cuando le aplaudieron el pasado fin de semana en Tamaulipas, al referirse a la gravedad que existe con la delincuencia, principalmente en Nuevo Laredo, el presidente dijo que le estaba haciendo un llamado al crimen organizado a que le bajen y es cuando uno se pregunta: ¿Verá el presidente la gravedad de su llamado, porque qué tanto le pueden bajar los delincuentes, de cien muertos a 50 diarios, con eso será suficiente, o cuál será la medida?

Hizo un folclórico llamado general a que todos los delincuentes se porten bien, al carajo la delincuencia, diría, para agregarle coloquialmente “fuchi”, “guácala”, al crimen ya institucionalizado, así como a la corrupción.

Poco antes, allá mismo en Tamaulipas, había hecho el llamado a la delincuencia, al crimen organizado a que recapacitara a que pensaran en ellos y en sus familias, en sus madres, en sus mamacitas, no sé si aquí refiriéndose en los dos casos a las progenitoras o a las novias.

No sé qué estará más desfasado, o qué tendrá más resultado, si la coloquial lucha del ahora presidente o en su tiempo la declaración de guerra del presidente Calderón.

Ya lo señalaron todos los medios y analistas políticos afines a casi todos los partidos políticos, aunque indudablemente menos Morena, que todo le aplaude al señor presidente, quizá en aras de la limosna que les da mensual o bimestralmente, como Diego Fernández de Ceballos, quien aseguró que no es posible admitir que grupos de civiles agredan a militares, a soldados, marinos, policías, a la Guardia Nacional, no es posible admitir, recalca el político panista, que esos mexicanos con uniforme que diariamente defienden los derechos de la población sean humillados y ultrajados de esa manera, sin derecho a defenderse, aunque no deja de ser un importante símbolo el que al atacarlos a ellos se ataca a la patria.

Pusieron al coyote a cuidar a las gallinas

De plano se les durmió el gallo a las principales fracciones que se supone controlaban el Congreso del Estado y dejaron que el coyote se pusiera a cuidar a las gallinas. Ahora Rubén Aguilar es el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) y el PAN y Morena se quedaron como el chinito, nomás milando.

Desde tiempos inmemoriales, desde que Aguilar Jiménez dejó sus guajiros ideales y que accedió a la nómina oficial, se mantuvo él y su familia en la nómina legislativa, conformando ellos mismos la fracción parlamentaria del Partido del Trabajo (PT), incluyendo, fuera de sus hijos, a uno que otro incondicional que esporádicamente accedía o accede al congreso como diputado.

Para nadie es un secreto que con el líder petista los arreglos se hacían o hacen en pesos y centavos, más bien con los primeros, aunque sí sería más que interesante una buena investigación de qué pasó y quiénes fueron los culpables, si Fernando Álvarez Monge, coordinador de la Fracción Parlamentaria del PAN, o la inutilidad mostrada por el coordinador de la Fracción Parlamentaria de Morena, Miguel Colunga, para que de tajo perdieran todo el control de los poderes en el congreso, la presidencia y la Jucopo, aunque con la presidencia en manos de René Frías, que es muy institucional y de convicciones firmes, podrá subsistir la legislatura, antes de que la quiebre don Rubén Aguilar Jiménez.



Dios no les da alas a los alacranes; en el Congreso del Estado sí.

La gente festeja las ocurrencias del señor presidente, Andrés Manuel López Obrador, como cuando le aplaudieron el pasado fin de semana en Tamaulipas, al referirse a la gravedad que existe con la delincuencia, principalmente en Nuevo Laredo, el presidente dijo que le estaba haciendo un llamado al crimen organizado a que le bajen y es cuando uno se pregunta: ¿Verá el presidente la gravedad de su llamado, porque qué tanto le pueden bajar los delincuentes, de cien muertos a 50 diarios, con eso será suficiente, o cuál será la medida?

Hizo un folclórico llamado general a que todos los delincuentes se porten bien, al carajo la delincuencia, diría, para agregarle coloquialmente “fuchi”, “guácala”, al crimen ya institucionalizado, así como a la corrupción.

Poco antes, allá mismo en Tamaulipas, había hecho el llamado a la delincuencia, al crimen organizado a que recapacitara a que pensaran en ellos y en sus familias, en sus madres, en sus mamacitas, no sé si aquí refiriéndose en los dos casos a las progenitoras o a las novias.

No sé qué estará más desfasado, o qué tendrá más resultado, si la coloquial lucha del ahora presidente o en su tiempo la declaración de guerra del presidente Calderón.

Ya lo señalaron todos los medios y analistas políticos afines a casi todos los partidos políticos, aunque indudablemente menos Morena, que todo le aplaude al señor presidente, quizá en aras de la limosna que les da mensual o bimestralmente, como Diego Fernández de Ceballos, quien aseguró que no es posible admitir que grupos de civiles agredan a militares, a soldados, marinos, policías, a la Guardia Nacional, no es posible admitir, recalca el político panista, que esos mexicanos con uniforme que diariamente defienden los derechos de la población sean humillados y ultrajados de esa manera, sin derecho a defenderse, aunque no deja de ser un importante símbolo el que al atacarlos a ellos se ataca a la patria.

Pusieron al coyote a cuidar a las gallinas

De plano se les durmió el gallo a las principales fracciones que se supone controlaban el Congreso del Estado y dejaron que el coyote se pusiera a cuidar a las gallinas. Ahora Rubén Aguilar es el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) y el PAN y Morena se quedaron como el chinito, nomás milando.

Desde tiempos inmemoriales, desde que Aguilar Jiménez dejó sus guajiros ideales y que accedió a la nómina oficial, se mantuvo él y su familia en la nómina legislativa, conformando ellos mismos la fracción parlamentaria del Partido del Trabajo (PT), incluyendo, fuera de sus hijos, a uno que otro incondicional que esporádicamente accedía o accede al congreso como diputado.

Para nadie es un secreto que con el líder petista los arreglos se hacían o hacen en pesos y centavos, más bien con los primeros, aunque sí sería más que interesante una buena investigación de qué pasó y quiénes fueron los culpables, si Fernando Álvarez Monge, coordinador de la Fracción Parlamentaria del PAN, o la inutilidad mostrada por el coordinador de la Fracción Parlamentaria de Morena, Miguel Colunga, para que de tajo perdieran todo el control de los poderes en el congreso, la presidencia y la Jucopo, aunque con la presidencia en manos de René Frías, que es muy institucional y de convicciones firmes, podrá subsistir la legislatura, antes de que la quiebre don Rubén Aguilar Jiménez.