/ martes 10 de julio de 2018

Modernidad líquida en la comunicación

Este año han acaecido eventos trascendentales para el desarrollo e historia de nuestro país, como desastres naturales, escándalos políticos, económicos, etc. Muchos de ellos ya han perdido relevancia por el advenimiento de otros más recientes, también importantes, pero dada la modernidad líquida en la que vivimos, se han disuelto como agua entre las manos. En nuestro país, lo provisional es lo constante; olvidamos muy rápido.

Bauman indica que “vivimos en una modernidad líquida, que a diferencia de la sólida que persiste en el tiempo, el líquido se transforma constantemente; no conservan fácilmente su forma y es difícil detenerlo”. Así las instituciones y algunas estructuras sociales, que alguna vez fueron intactas, ahora son volátiles. Lo mismo ocurre con la información, más en redes sociales, que nos atiborran de información, generalmente falsa. No asimilamos una nota, cuando ya llegó otra; aunado, no cuestionamos su veracidad, la creemos, nos adherimos a ella y como verdad absoluta opinamos con base en ella.

No hay discursos sólidos y quien ostenta el poder, utiliza el sistema de manipulación para imponer su “verdad”. Eso es la liquidez en la comunicación, no hay nada fijo y se pierde en interpretaciones. (Nietzsche decía que no hay hechos, sólo interpretaciones). Ante ello, habría que cuestionase si realimente la opinión pública es opinión; si es producto de manipulación mediática o de grupos de poder que imponen su verdad muchas veces maquillada.

Una película que recomiendo que describe este hecho es “El Ciudadano Kane”, quien con su poder mediático quiere crear la realidad e imponer su verdad sobre la sociedad, para demostrarse a sí mismo que puede hacerlo. Conoce el poder de los medios para “crear lo real”, y es así que consagra a esposa como gran cantante de ópera, quién en realidad es pésima cantante.

Indudablemente somos víctimas de esa fluidez y moldeamos la realidad según nos dicen, sustentado en nuestro sistema de creencias. El antídoto contra ello es desarrollar un pensamiento crítico y retirar etiquetas que le ponemos a la realidad. Debemos cuestionar, indagar y tratar de llegar a la mejor conclusión o verdad, que igual es subjetiva, pero el intelecto sin duda, nos conducirá a una emancipación de este fenómeno.


yanez_flor@hotmail.com




Este año han acaecido eventos trascendentales para el desarrollo e historia de nuestro país, como desastres naturales, escándalos políticos, económicos, etc. Muchos de ellos ya han perdido relevancia por el advenimiento de otros más recientes, también importantes, pero dada la modernidad líquida en la que vivimos, se han disuelto como agua entre las manos. En nuestro país, lo provisional es lo constante; olvidamos muy rápido.

Bauman indica que “vivimos en una modernidad líquida, que a diferencia de la sólida que persiste en el tiempo, el líquido se transforma constantemente; no conservan fácilmente su forma y es difícil detenerlo”. Así las instituciones y algunas estructuras sociales, que alguna vez fueron intactas, ahora son volátiles. Lo mismo ocurre con la información, más en redes sociales, que nos atiborran de información, generalmente falsa. No asimilamos una nota, cuando ya llegó otra; aunado, no cuestionamos su veracidad, la creemos, nos adherimos a ella y como verdad absoluta opinamos con base en ella.

No hay discursos sólidos y quien ostenta el poder, utiliza el sistema de manipulación para imponer su “verdad”. Eso es la liquidez en la comunicación, no hay nada fijo y se pierde en interpretaciones. (Nietzsche decía que no hay hechos, sólo interpretaciones). Ante ello, habría que cuestionase si realimente la opinión pública es opinión; si es producto de manipulación mediática o de grupos de poder que imponen su verdad muchas veces maquillada.

Una película que recomiendo que describe este hecho es “El Ciudadano Kane”, quien con su poder mediático quiere crear la realidad e imponer su verdad sobre la sociedad, para demostrarse a sí mismo que puede hacerlo. Conoce el poder de los medios para “crear lo real”, y es así que consagra a esposa como gran cantante de ópera, quién en realidad es pésima cantante.

Indudablemente somos víctimas de esa fluidez y moldeamos la realidad según nos dicen, sustentado en nuestro sistema de creencias. El antídoto contra ello es desarrollar un pensamiento crítico y retirar etiquetas que le ponemos a la realidad. Debemos cuestionar, indagar y tratar de llegar a la mejor conclusión o verdad, que igual es subjetiva, pero el intelecto sin duda, nos conducirá a una emancipación de este fenómeno.


yanez_flor@hotmail.com