Es indudable que cada día que pasa se enrarece más el ambiente político y al presidente Andrés Manuel López Obrador parece que se le complica más el poder gobernar, más que por la capacidad o no para hacerlo, porque todos los que en su momento no estuvimos de acuerdo con Morena, parece que buscamos un recoveco dentro del diario quehacer en que tiene injerencia el Gobierno, para tratar de obstruir cualquier acción de la 4ª Transformación.
Desde luego que los funcionarios que verdaderamente poco le ayudan al presidente se pueden contar con los dedos de la mano y sobran dedos, ya que en el panorama nacional posiblemente el único que se salva es el coordinador de la fracción parlamentaria en el Senado, Ricardo Monreal, quien parece ser el funcionario que mejor idea tiene de gobernar un país.
La realidad es que los que no están de acuerdo con el desempeño presidencial, más bien porque no fueron del partido político o grupo ungido y que por sistema le ponen piedras en el camino a López Obrador, tienen más arraigados intereses personales y grupales que convicción de mexicanos bien nacidos.
Claro que el presidente tiene fallas, como cualquier ser humano y más considerando un análisis político que de desarrollo humano, aunque sin duda todo indica que tiene un verdadero compromiso social y moral con su patria, con su gente, un compromiso tan arraigado que lo hace cometer yerros en su apuro y con su visión por sacar adelante a un país que tiene siglos exigiendo justicia y paz social.
Menciono el apoyo que el presidente, sin reservas, recibe del coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, porque de no haber sido así, hubieran quedado cuatro bultos para presidir la Comisión Reguladora de Energía CRE, ya que Monreal tiene la capacidad e inteligencia para haber sacado la terna de cuatro sin ningún problema.
También quedó clara la lectura de que el presidente no tiene por qué correr con la responsabilidad de sus propuestas para aferrarse a nombrarlos en esta importante comisión, porque si en lo que se pudiera denominar la primera ronda demostraron su incapacidad, preparación y conocimiento para el desempeño de esta labor tan delicada para el país, el presidente más que cumplió, ante supuesto compromiso personal, con volverlos a proponer.
Pero de eso a que asuma la responsabilidad con su nombramiento directo es mucho que apostar, más bien así se espera que sean los mismos personajes propuestos los que renuncien a sus pretensiones y no esperen un sacrificio del presidente de tal magnitud al pretender que los nombre directamente, por la propia salud de la nación.
Andrés Manuel López Obrador necesita verdadera ayuda de su equipo, no el cobro de facturas que mucho han dañado siempre a México
