/ viernes 12 de marzo de 2021

Morena y el país en decadencia

A estas alturas en nuestro país, con la facilidad que se puede ser impune, y con las autoridades corrompidas en su mayoría, hemos perdido la facultad de respetar todo aquello que debe ser respetado.

La vida, las personas, la educación, las pertenencias de los demás, nuestros mayores, nuestros padres, los maestros, las religiones, la honorabilidad, son ahora objeto de burla de muchos. Las virtudes, la vida familiar, el patriotismo están por perderse en su totalidad.

Día a día, gota a gota, el veneno penetra en lo más profundo de una sociedad ignorante pero “sabia y buena” de la importancia de Principios y virtudes. No se cuenta con la disposición ni con la energía para hacer las cosas como se deben hacer. Tenemos todas las características de una nación en el proceso de inminente decadencia y muerte.

¿Dónde se encuentran la generosidad, la lealtad, el empuje y el coraje que formaron nuestro gran país? Pronto seremos reconocidos solamente por nuestra corrupción, nuestros errores, nuestros sicarios y nuestra falta de interés por los demás y por ser un representante más de un país comunista. La mayoría, por ser muy listos, sabios y buenos, no percibe que nos hundimos, que necesitamos cambiar cada uno de nosotros para exigir a las autoridades incapaces de tomar las decisiones adecuadas los resultados que todos merecemos. Muchas naciones nos sobrepasan ya en muchas áreas, y nosotros seguimos distanciándonos del camino del progreso y de la rectitud.

Orden, economía, patriotismo, fuerte sentido del deber, la conciencia de la dignidad personal, respeto a la autoridad que se dé a respetar, y obediencia a las leyes que no se dejen manipular por las influencias de gente poderosa del partido más corrupto que ha tenido el país, Morena, verían un país firme, sólido, y los políticos y gobernantes pusieran el ejemplo en todas sus acciones.

¿Y cómo somos en la actualidad? Somos una turba de ciudadanos desordenados, eso sí, muy sabios y buenos, donde todo mundo se ve y se siente con el derecho de hacer lo que se le antoje, de tener dinero fácil, de obtener puestos políticos por influencia o favores, de abusar de los demás, sin nadie tomar en cuenta a los ecuánimes, a los honrados, a los educados, a los que tienen realmente las cualidades para dirigir o gobernar. Estamos en un país en el que los altos puestos políticos son ocupados por ignorantes sin talento alguno.

Nuestro éxito como país podrá depender de muchos factores, pero quizá es verdad cuando Platón dice que “en la búsqueda del bien de otros, encontramos el nuestro”.

A estas alturas en nuestro país, con la facilidad que se puede ser impune, y con las autoridades corrompidas en su mayoría, hemos perdido la facultad de respetar todo aquello que debe ser respetado.

La vida, las personas, la educación, las pertenencias de los demás, nuestros mayores, nuestros padres, los maestros, las religiones, la honorabilidad, son ahora objeto de burla de muchos. Las virtudes, la vida familiar, el patriotismo están por perderse en su totalidad.

Día a día, gota a gota, el veneno penetra en lo más profundo de una sociedad ignorante pero “sabia y buena” de la importancia de Principios y virtudes. No se cuenta con la disposición ni con la energía para hacer las cosas como se deben hacer. Tenemos todas las características de una nación en el proceso de inminente decadencia y muerte.

¿Dónde se encuentran la generosidad, la lealtad, el empuje y el coraje que formaron nuestro gran país? Pronto seremos reconocidos solamente por nuestra corrupción, nuestros errores, nuestros sicarios y nuestra falta de interés por los demás y por ser un representante más de un país comunista. La mayoría, por ser muy listos, sabios y buenos, no percibe que nos hundimos, que necesitamos cambiar cada uno de nosotros para exigir a las autoridades incapaces de tomar las decisiones adecuadas los resultados que todos merecemos. Muchas naciones nos sobrepasan ya en muchas áreas, y nosotros seguimos distanciándonos del camino del progreso y de la rectitud.

Orden, economía, patriotismo, fuerte sentido del deber, la conciencia de la dignidad personal, respeto a la autoridad que se dé a respetar, y obediencia a las leyes que no se dejen manipular por las influencias de gente poderosa del partido más corrupto que ha tenido el país, Morena, verían un país firme, sólido, y los políticos y gobernantes pusieran el ejemplo en todas sus acciones.

¿Y cómo somos en la actualidad? Somos una turba de ciudadanos desordenados, eso sí, muy sabios y buenos, donde todo mundo se ve y se siente con el derecho de hacer lo que se le antoje, de tener dinero fácil, de obtener puestos políticos por influencia o favores, de abusar de los demás, sin nadie tomar en cuenta a los ecuánimes, a los honrados, a los educados, a los que tienen realmente las cualidades para dirigir o gobernar. Estamos en un país en el que los altos puestos políticos son ocupados por ignorantes sin talento alguno.

Nuestro éxito como país podrá depender de muchos factores, pero quizá es verdad cuando Platón dice que “en la búsqueda del bien de otros, encontramos el nuestro”.