/ martes 22 de octubre de 2019

Morena y los marxistas “cristianos” (Cuarta parte)

“Que me llamaran comunista es un orgullo”

(AMLO)


El último de septiembre el presidente López declaró: “Que me llamaran comunista es un orgullo” dijo, “por ayudar a los pobres” agregó. Quizá no haya caído en cuenta por recitar los datos de otros, en realidad no está “repartiendo vida” sino pobreza y muerte. Quizá está repartiendo vida al crimen organizado y a los cárteles dejando de perseguirlos “porque también son pueblo y al pueblo no se le reprime” como lo ha repetido varias veces.

¿Marxistas cristianos? Todos los hechos están a la mano. Podemos afirmar que nunca se había proferido una falsedad de tal magnitud y tal hipocresía como la afirmación de que el marxismo coincide con el cristianismo en su fundamental amor a los pobres. Con esta filosofía no se puede estar de acuerdo con aquellos cuya ignorancia es punto menos que total, o aquellos otros cuyo fanatismo partidario les impide una percepción objetiva, aunque estén muy “leídos”, y aunque tengan delante la evidencia contraria a sus creencias. Y la hipocresía salta más a la vista cuando consideramos la contradicción que existe entre el ideal que profesan los comunistas y la conducta que siguen. La teoría es la sociedad sin clases, pero la realidad es que en el comunismo se ha producido ya una diferencia de clases muy marcada. En la misma ex Unión Soviética existieron tiendas especiales para los funcionarios en las que encontraban, y a buenos precios, artículos que nunca estaban disponibles para la población en general. Así como en Cuba en el presente, abrieron tiendas para vender sólo en moneda extranjera.

En realidad, Morena nos lleva, y hace del creyente, un ciudadano de segunda clase, condenado a servir y someterse a los dictados de un gobierno evangélico en apariencia, pero siendo en realidad dictador ateo y opresor, pues el Estado está prácticamente subordinado al partido, el que se convierte en verdadero poder gobernante y en el que sólo ellos, sus miembros, pueden tener acceso al poder y la dirección de las cosas del país.

Nos queda claro que para el marxismo “cristiano” de Morena, no es lo mismo aceptar los procedimientos electorales de la democracia , que aceptar la democracia o inventar una nueva. Como lo hemos visto, puede el comunismo de Morena aceptar valerse de los procedimientos democráticos para perpetuarse en el poder, pero eso no quita que el totalitarismo siga siendo la entraña de un marxismo cristianizado por algunas sectas.

“Tonto” se le dice a aquel que por un impedimento intrínseco no entiende cosas que son perfectamente inteligibles. Y los tontos se dividen en dos categorías fundamentales: los tontos de partido y los tontos de profesión. En próximas contribuciones explicaremos en detalle a estos personajes que forman o aglutinan a los marxistas “cristianos” de Morena.




“Que me llamaran comunista es un orgullo”

(AMLO)


El último de septiembre el presidente López declaró: “Que me llamaran comunista es un orgullo” dijo, “por ayudar a los pobres” agregó. Quizá no haya caído en cuenta por recitar los datos de otros, en realidad no está “repartiendo vida” sino pobreza y muerte. Quizá está repartiendo vida al crimen organizado y a los cárteles dejando de perseguirlos “porque también son pueblo y al pueblo no se le reprime” como lo ha repetido varias veces.

¿Marxistas cristianos? Todos los hechos están a la mano. Podemos afirmar que nunca se había proferido una falsedad de tal magnitud y tal hipocresía como la afirmación de que el marxismo coincide con el cristianismo en su fundamental amor a los pobres. Con esta filosofía no se puede estar de acuerdo con aquellos cuya ignorancia es punto menos que total, o aquellos otros cuyo fanatismo partidario les impide una percepción objetiva, aunque estén muy “leídos”, y aunque tengan delante la evidencia contraria a sus creencias. Y la hipocresía salta más a la vista cuando consideramos la contradicción que existe entre el ideal que profesan los comunistas y la conducta que siguen. La teoría es la sociedad sin clases, pero la realidad es que en el comunismo se ha producido ya una diferencia de clases muy marcada. En la misma ex Unión Soviética existieron tiendas especiales para los funcionarios en las que encontraban, y a buenos precios, artículos que nunca estaban disponibles para la población en general. Así como en Cuba en el presente, abrieron tiendas para vender sólo en moneda extranjera.

En realidad, Morena nos lleva, y hace del creyente, un ciudadano de segunda clase, condenado a servir y someterse a los dictados de un gobierno evangélico en apariencia, pero siendo en realidad dictador ateo y opresor, pues el Estado está prácticamente subordinado al partido, el que se convierte en verdadero poder gobernante y en el que sólo ellos, sus miembros, pueden tener acceso al poder y la dirección de las cosas del país.

Nos queda claro que para el marxismo “cristiano” de Morena, no es lo mismo aceptar los procedimientos electorales de la democracia , que aceptar la democracia o inventar una nueva. Como lo hemos visto, puede el comunismo de Morena aceptar valerse de los procedimientos democráticos para perpetuarse en el poder, pero eso no quita que el totalitarismo siga siendo la entraña de un marxismo cristianizado por algunas sectas.

“Tonto” se le dice a aquel que por un impedimento intrínseco no entiende cosas que son perfectamente inteligibles. Y los tontos se dividen en dos categorías fundamentales: los tontos de partido y los tontos de profesión. En próximas contribuciones explicaremos en detalle a estos personajes que forman o aglutinan a los marxistas “cristianos” de Morena.