/ sábado 9 de noviembre de 2019

Mujeres y niños, con fuego en la espalda

“Es ridículo que el Gobierno de México no pueda hacer algo… está cabrón, ahí murió mi hermana y 4 sobrinos”.

Omar LeBarón, al observar los restos de la camioneta incendiada en los límites de Sonora y Chihuahua. Nov. 6, 2019

“Yo sí sé qué pasó… hay testigos, los niños de 14 y 15 años que se salvaron contaron que vieron cuando su tía (una de las mujeres asesinadas) sale de su auto, levanta las manos y es balaceada. Entonces yo digo, ¿dónde está la confusión?”.

Adrián LeBarón, padre y abuelo de alguna de las víctimas.

El primer deber de todo Estado es garantizar la vida, la seguridad de su población, sin vida no hay trabajo, no hay salud, no hay educación, no hay familia, no hay nada.

La masacre de Rhonita LeBarón y sus hijos, Howard Junior de 8 años, Krystal de 6 años, y los gemelos Titus y Tiana, de 6 meses de nacidos, y otras 2 familias más, el pasado lunes 4 de noviembre del presente año 2019 tiene dos versiones.

Versión 1. La oficial de la Sedena: Las personas fallecidas son el resultado de un accidente por confusión, en el cual el Cártel de Sinaloa puso emboscada al Cártel de La Línea.

La versión de la Sedena coincide con la versión del fiscal de Chihuahua: Un grupo del Cártel de Sinaloa denominado Los Jaguares sería el responsable de los ataques en contra de los integrantes de la familia LeBarón.

La Fiscalía de Sonora no ha podido establecer si este grupo tuvo participación o no en el ataque a la familia LeBarón.

Versión 2. Hipótesis de trabajo de quien esto escribe: ¿Tienen relación los hechos contra la familia LeBarón con los hechos violentos de Sinaloa? o ¿son hechos aislados con el único común denominador que participan cárteles de narcotraficantes?

¿Tienen relación los hechos de Ciudad Juárez del pasado miércoles 6 de noviembre en el que narcos queman vehículos con personas adentro, para evitar cateos del penal de Juárez, con los 2 hechos violentos descritos anteriormente? o ¿son hechos aislados?

¿Estamos ante la presencia de un chantaje terrorista de la delincuencia organizada frente a los gobiernos federales y estatales, en el cual el mensaje de la delincuencia organizada al Gobierno es: si me atacas, responderé atacándote a ti, y además a la población civil: asesinándolos, quemándolos, secuestrándolos, masacrándolos? Mejor no me ataques y llevemos la fiesta en paz.

¿Qué haríamos si los desaparecidos de Ayotzinapa sin justicia hasta la fecha fueran nuestros hijos?

¿Qué haríamos si la familia LeBarón fueran nuestras hermanas, nuestra madre, nuestros hijos, nuestros nietos?

En teoría, el Estado mexicano es más fuerte que cualquier organización criminal, es cierto, en los hechos no es el Estado quien está ganando estas batallas.

Entre los abrazos y los balazos debe haber una estrategia efectiva que combine ambas posiciones: programas sociales sí, y balazos también cuando así se justifique, con pleno respeto a los derechos humanos, pero también con eficacia, para que la delincuencia sepa que si viola la ley, los delitos no quedarán impunes, como es casi siempre hasta la fecha.

La 4T no resolverá en 2 o 3 años, o en un sexenio, al 100% el problema de la inseguridad en México, que tiene décadas, sí es tiempo de que veamos en los hechos quién manda en este país, en cuestión de seguridad: ¿es la delincuencia organizada o es el Estado?

Hasta ahora, las batallas las ha ido ganando la delincuencia, esperemos que el Estado gane la guerra.

Por encima de la ley, nadie: Benito Juárez.

“Es ridículo que el Gobierno de México no pueda hacer algo… está cabrón, ahí murió mi hermana y 4 sobrinos”.

Omar LeBarón, al observar los restos de la camioneta incendiada en los límites de Sonora y Chihuahua. Nov. 6, 2019

“Yo sí sé qué pasó… hay testigos, los niños de 14 y 15 años que se salvaron contaron que vieron cuando su tía (una de las mujeres asesinadas) sale de su auto, levanta las manos y es balaceada. Entonces yo digo, ¿dónde está la confusión?”.

Adrián LeBarón, padre y abuelo de alguna de las víctimas.

El primer deber de todo Estado es garantizar la vida, la seguridad de su población, sin vida no hay trabajo, no hay salud, no hay educación, no hay familia, no hay nada.

La masacre de Rhonita LeBarón y sus hijos, Howard Junior de 8 años, Krystal de 6 años, y los gemelos Titus y Tiana, de 6 meses de nacidos, y otras 2 familias más, el pasado lunes 4 de noviembre del presente año 2019 tiene dos versiones.

Versión 1. La oficial de la Sedena: Las personas fallecidas son el resultado de un accidente por confusión, en el cual el Cártel de Sinaloa puso emboscada al Cártel de La Línea.

La versión de la Sedena coincide con la versión del fiscal de Chihuahua: Un grupo del Cártel de Sinaloa denominado Los Jaguares sería el responsable de los ataques en contra de los integrantes de la familia LeBarón.

La Fiscalía de Sonora no ha podido establecer si este grupo tuvo participación o no en el ataque a la familia LeBarón.

Versión 2. Hipótesis de trabajo de quien esto escribe: ¿Tienen relación los hechos contra la familia LeBarón con los hechos violentos de Sinaloa? o ¿son hechos aislados con el único común denominador que participan cárteles de narcotraficantes?

¿Tienen relación los hechos de Ciudad Juárez del pasado miércoles 6 de noviembre en el que narcos queman vehículos con personas adentro, para evitar cateos del penal de Juárez, con los 2 hechos violentos descritos anteriormente? o ¿son hechos aislados?

¿Estamos ante la presencia de un chantaje terrorista de la delincuencia organizada frente a los gobiernos federales y estatales, en el cual el mensaje de la delincuencia organizada al Gobierno es: si me atacas, responderé atacándote a ti, y además a la población civil: asesinándolos, quemándolos, secuestrándolos, masacrándolos? Mejor no me ataques y llevemos la fiesta en paz.

¿Qué haríamos si los desaparecidos de Ayotzinapa sin justicia hasta la fecha fueran nuestros hijos?

¿Qué haríamos si la familia LeBarón fueran nuestras hermanas, nuestra madre, nuestros hijos, nuestros nietos?

En teoría, el Estado mexicano es más fuerte que cualquier organización criminal, es cierto, en los hechos no es el Estado quien está ganando estas batallas.

Entre los abrazos y los balazos debe haber una estrategia efectiva que combine ambas posiciones: programas sociales sí, y balazos también cuando así se justifique, con pleno respeto a los derechos humanos, pero también con eficacia, para que la delincuencia sepa que si viola la ley, los delitos no quedarán impunes, como es casi siempre hasta la fecha.

La 4T no resolverá en 2 o 3 años, o en un sexenio, al 100% el problema de la inseguridad en México, que tiene décadas, sí es tiempo de que veamos en los hechos quién manda en este país, en cuestión de seguridad: ¿es la delincuencia organizada o es el Estado?

Hasta ahora, las batallas las ha ido ganando la delincuencia, esperemos que el Estado gane la guerra.

Por encima de la ley, nadie: Benito Juárez.