/ jueves 19 de diciembre de 2019

Nacionales y turistas

Cada nación tiene su magia, su belleza, su cultura. Se dice que viajar ilustra, y sin duda es cierto, la oportunidad de ver otros lugares amplía la percepción de las maravillas que Dios creó y sigue creando. El observar cómo otros países hacen y deshacen es una enseñanza que engrandece la visión y las posibilidades.

Viajar es hoy un anhelo de la mayoría de las personas, unas podrán llegar lo más lejos posible, mientras otras hasta donde el gusto, el presupuesto, la salud y el tiempo les permita. Hoy los países del otro extremo del planeta ya no se sienten tan lejanos, porque antes de conocerlos ya sabemos algo de su cultura y ya hemos visto fotografías de los lugares especiales que le dan una distinción turística. La industria del turismo ha crecido de una manera impresionante, los medios de transporte están a la disposición de muchos presupuestos y los aeropuertos, centrales de trenes y camiones, y carreteras están saturados, personas van y vienen por deleite y claro muchísimos más por motivos de trabajo.

Las últimas veces que he estado en un aeropuerto me he preguntado ¿Cuántos vuelos más se pueden agregar a los que ya hay? Porque muchas de estas sedes de la aviación ya no dan abasto. Vuelos se retrasan, se cancelan, se sobrevenden, pero ahí siguen esas filas interminables para documentarse, checar maletas, presentar pasaportes, pasar revisión antes de llegar a las salas de abordaje. Pasillos llenos de tiendas restaurantes, baños. Carritos transportando pasajeros, trenes que van de una terminal a otra, bandas y escaleras eléctricas, etc., etc.

Pero aún con todo este movimiento sentimos una pertenencia a nuestro lugar de origen, mi ciudad, mi país, mi terruño. Y ese amor a lo “propio” enfoca nuestra atención al cuidado del lugar que nos vio nacer o crecer. Amor, nostalgia por ese medio que alberga lo que complementan la palabra hogar.

Las mentalidades y falta de ellas hacen que nos preocupemos o nos despreocupemos por lo lugares que pisamos ¿Qué responsabilidad sentimos por Chihuahua? ¿La cuidamos? ¿Cómo? ¿Será suficiente sólo ver por nuestra ciudad? ¿Si vamos a otro lugar nos vale el estado en el que lo dejamos? ¿Quién y qué se impacta con nuestras acciones?

¿Si no cuidamos el terruño que nos alberga qué se puede esperar de nuestra conducta en otros lados?

Estemos en donde estemos, vayamos a donde vayamos la salud ambiental requiere que cuidemos mientras recibimos, con una actitud de agradecimiento.

Que el suelo que pisas quede mejor que cuando te vayas, esto se convierte en una oración universal hacia la grandeza del planeta, no importa si eres creyente o ateo ¡Es tu casa, cuídala! Y para hacerlo infórmate y fórmate.

Residente o turista cuida lo que te rodea, porque la unidad en la que vivimos es de todos y para todos, en esta responsabilidad no hay fronteras.

Vigilante: En muchos lugares te dan la bienvenida con una botellita de agua o refresco ¡Recházala! Carga tu termo o pide agua en un vaso de vidrio. En muchos hoteles te ofrecen botecitos de plástico con productos de higiene ¡No te los traigas y si es posible no los uses! Imagina todo ese tiradero de plástico desde todos los hoteles del mundo. Los alimentos y la higiene son de todos los días escoge lo más amigable con la naturaleza, y sobre todo ¡mídete! Usa sólo lo indispensable.

Cada nación tiene su magia, su belleza, su cultura. Se dice que viajar ilustra, y sin duda es cierto, la oportunidad de ver otros lugares amplía la percepción de las maravillas que Dios creó y sigue creando. El observar cómo otros países hacen y deshacen es una enseñanza que engrandece la visión y las posibilidades.

Viajar es hoy un anhelo de la mayoría de las personas, unas podrán llegar lo más lejos posible, mientras otras hasta donde el gusto, el presupuesto, la salud y el tiempo les permita. Hoy los países del otro extremo del planeta ya no se sienten tan lejanos, porque antes de conocerlos ya sabemos algo de su cultura y ya hemos visto fotografías de los lugares especiales que le dan una distinción turística. La industria del turismo ha crecido de una manera impresionante, los medios de transporte están a la disposición de muchos presupuestos y los aeropuertos, centrales de trenes y camiones, y carreteras están saturados, personas van y vienen por deleite y claro muchísimos más por motivos de trabajo.

Las últimas veces que he estado en un aeropuerto me he preguntado ¿Cuántos vuelos más se pueden agregar a los que ya hay? Porque muchas de estas sedes de la aviación ya no dan abasto. Vuelos se retrasan, se cancelan, se sobrevenden, pero ahí siguen esas filas interminables para documentarse, checar maletas, presentar pasaportes, pasar revisión antes de llegar a las salas de abordaje. Pasillos llenos de tiendas restaurantes, baños. Carritos transportando pasajeros, trenes que van de una terminal a otra, bandas y escaleras eléctricas, etc., etc.

Pero aún con todo este movimiento sentimos una pertenencia a nuestro lugar de origen, mi ciudad, mi país, mi terruño. Y ese amor a lo “propio” enfoca nuestra atención al cuidado del lugar que nos vio nacer o crecer. Amor, nostalgia por ese medio que alberga lo que complementan la palabra hogar.

Las mentalidades y falta de ellas hacen que nos preocupemos o nos despreocupemos por lo lugares que pisamos ¿Qué responsabilidad sentimos por Chihuahua? ¿La cuidamos? ¿Cómo? ¿Será suficiente sólo ver por nuestra ciudad? ¿Si vamos a otro lugar nos vale el estado en el que lo dejamos? ¿Quién y qué se impacta con nuestras acciones?

¿Si no cuidamos el terruño que nos alberga qué se puede esperar de nuestra conducta en otros lados?

Estemos en donde estemos, vayamos a donde vayamos la salud ambiental requiere que cuidemos mientras recibimos, con una actitud de agradecimiento.

Que el suelo que pisas quede mejor que cuando te vayas, esto se convierte en una oración universal hacia la grandeza del planeta, no importa si eres creyente o ateo ¡Es tu casa, cuídala! Y para hacerlo infórmate y fórmate.

Residente o turista cuida lo que te rodea, porque la unidad en la que vivimos es de todos y para todos, en esta responsabilidad no hay fronteras.

Vigilante: En muchos lugares te dan la bienvenida con una botellita de agua o refresco ¡Recházala! Carga tu termo o pide agua en un vaso de vidrio. En muchos hoteles te ofrecen botecitos de plástico con productos de higiene ¡No te los traigas y si es posible no los uses! Imagina todo ese tiradero de plástico desde todos los hoteles del mundo. Los alimentos y la higiene son de todos los días escoge lo más amigable con la naturaleza, y sobre todo ¡mídete! Usa sólo lo indispensable.