México, reprobado en libertad de prensa: UNESCO y Reporteros Sin Fronteras
Violencia contra periodistas, crisis económica, desinformación y daños por la pandemia
El pasado 3 de mayo el mundo tendría que haber festejado con gran júbilo el Día de la Libertad de Prensa, pero desafortunadamente nos encontramos ante una terrible situación por los constantes actos violentos contra los periodistas, la transmisión masiva de información falsa, sobre todo en redes sociales, y la crisis económica de los medios tradicionales. Todo esto se agravó con el surgimiento de la pandemia.
Fue el 3 de mayo de 1993 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas promueve la iniciativa ante los países de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para establecer el Día Mundial de la Libertad de Prensa.
Se trata de una declaración universal, cuya idea es la de fomentar la libertad de expresión y reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática.
Dicha fecha se presenta como una oportunidad para refrendar la defensa de los medios principalmente de los ataques de la delincuencia y los malos gobernantes. Así como de exigir justicia por los periodistas que han perdido sus vidas en el desempeño de su profesión. En México han sido asesinados más de 150 periodistas del año 2000 a la fecha.
La UNESCO solicitó urgentes medidas para garantizar la viabilidad de las empresas periodísticas; un mecanismo para sustentar la transparencia de las empresas de internet, y mejorar las capacidades de alfabetización mediática e informaciones. Y terminar con la impunidad en delitos contra el ejercicio periodístico.
Y es que la tecnología digital ha afectado grandemente la economía de los medios y su diversidad. Además se han perdido lectores y anunciantes al mudarse a las redes. Esta cuestión se ha agudizado en el contexto de la pandemia.
El crecimiento de plataformas de redes sociales globales es enorme. Hay infinidad de medios digitales que no crean contenido (no acostumbran la verificación de los hechos) pero sí determinan lo que se ve, lee, escucha y comparte. Son una fuente dominante de información o desinformación.
Por cierto, un reciente estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts señala que la información falsa tiene un 70% más de probabilidades de ser compartida que la información verificada, y se propaga seis veces más rápido. Es por ello que las políticas de moderación y los algoritmos de las plataformas adquieren una importancia decisiva, y actualmente no hay transparencia en este ámbito.
La transparencia de los medios digitales, la seguridad de los periodistas, la viabilidad de los medios de comunicación y el desarrollo del pensamiento crítico son aspectos fundamentales para la consolidación de las democracias. No se nos olvide.
Por si fuera poco, en algunos países de Latinoamérica (como México y Venezuela) es complicada la supervivencia económica de la prensa libre, pues no tienen publicidad oficial, que les corresponde por ley.
Estos son los 10 países de América Latina peor ubicados en la Clasificación de la Libertad de Prensa 2021 que realizó la organización Reporteros Sin Fronteras: Paraguay, Bolivia, Brasil, Guatemala, Nicaragua, Colombia, México, Venezuela, Honduras y Cuba.
"La colusión de las autoridades y los políticos con el crimen organizado amenaza gravemente la seguridad de los actores de la información y obstaculiza el funcionamiento de la justicia del país a todos los niveles", dice RSF.
Y agrega: “El presidente Andrés Manuel López Obrador, que asumió el poder en diciembre de 2018, todavía no ha impulsado las reformas necesarias para frenar la espiral de violencia contra la prensa”.
Año tras año, México es uno de los países más peligrosos y mortíferos del mundo para los periodistas. La impunidad, es uno de los grandes retos que enfrenta la libertad de prensa.
Hace casi 30 años que surgió la declaración universal de la UNESCO pidiendo una prensa libre, independiente y pluralista. Sin embargo, el mundo ha cambiado considerablemente, sobre todo con el internet, redes sociales y la pandemia.
Por lo que más allá de las acciones necesarias que deben llevar a cabo los buenos gobiernos para proteger este derecho fundamental, toda la sociedad se encuentra obligada a defender la libertad de prensa a diario. No hay otro camino.
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