La delincuencia pone en jaque a las autoridades
Por: José Luis Jáquez
Los hechos violentos registrados esta semana en Ciudad Juárez, Zapopan y Celaya, demuestran el poderío de los principales grupos delincuenciales del país, dispuestos a enfrentar con todo al gobierno mexicano, sin importar el daño social.
El 11 de agosto hubo un enfrentamiento entre los llamados “Chapos” y los “Mexicles” en el Centro de Reinserción Social de Ciudad Juárez y diversos ataques a tiendas y gasolineras, que dejaron 11 personas muertas y 20 lesionados.
De los nueve civiles que perdieron la vida (dos eran reclusos) cuatro trabajaban en una estación de radio, entre ellos el locutor Allán González. Hoy el Grupo Mega Radio, en protesta, cierra su transmisión de la estación 860 AM.
A consecuencia de la violencia, se suspendieron las clases en el Instituto Tecnológico y en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Pero además se cerraron centros comerciales, tiendas Oxxo, gasolineras y se canceló el encuentro de futbol de Bravos contra Pachuca.
El Consejo Coordinador Empresarial y la Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez condenaron los actos criminales que se han apoderado de la tranquilidad de los juarenses. Lanzaron un ¡ya basta!
Antecedentes de la narco-guerra
No es la primera vez que el narcotráfico desestabiliza un territorio. Hay que recordar lo que ocurrió a las 11:00 de la noche del 15 de septiembre del año 2008 en Morelia, Michoacán. Un ataque con bombas dejó ocho muertos y un centenar de heridos. Una muestra del poderío de las mafias.
México no había sufrido un acto “narcoterrorista” de esta magnitud contra la población indefensa. Y se registró al momento en que el entonces gobernador Leonel Godoy terminaba con el tradicional Grito por el 198 aniversario de la Independencia. El terror se propagó en toda la entidad.
Por estos hechos fueron detenidos tres sujetos por el Gobierno de la República a cargo de Felipe Calderón, pero luego salieron libres, al parecer fueron “víctimas de una trama“ de la PGR. Quedó impune el atentado.
Un coche bomba deja 4 muertos y 13 heridos
El 15 de julio de 2010 se registró un ataque con explosivos en Ciudad Juárez, con un saldo de cuatro muertos. Dos eran policías federales, uno municipal y un civil. Hubo 13 lesionados, entre ellos un reportero del Canal 5 local.
La Secretaría de Seguridad Pública aseguró que el atentado con un coche bomba estuvo relacionado con la detención de Jesús A.G. “El 35”, presunto líder operativo del Cártel de Juárez. Los sicarios provocaron el terror ciudadano, con el fin de liberar a su líder.
Se libera a Ovidio
El pasado 17 de octubre de 2019 en Culiacán, Sinaloa, el Ejército liberó a Ovidio Guzmán ante la amenaza de asesinar a civiles. De este lamentable suceso se hizo responsable el propio presidente Andrés Manuel López Obrador. “Yo ordené que se detuviera ese operativo y que se dejara en libertad a este presunto delincuente”, dijo.
La detención y posterior liberación del hijo de “El Chapo” Guzmán quedó como una página oscura para el actual gobierno federal. Se consideró como un acto fallido, difundido por infinidad de medios nacionales e internacionales.
La tarde del 17 de octubre la Guardia Nacional tuvo entre sus manos a Ovidio precisamente en su casa, lo cual provocó que un “ejército” de sicarios tomara por asalto la ciudad, en donde llevaron a cabo acciones contra la ciudadanía, lo que generó pánico y miedo.
Las delincuentes apuntaban sus armas contra civiles y utilizaron al menos unos 50 vehículos, la mayoría con blindaje y algunas camionetas adaptadas artilladas. Hubo muchas balaceras, narcobloqueos, incendio de tiendas y vehículos, además de la fuga masiva de un penal. Fue uno de los días más violentos en la memoria en Culiacán.
El gabinete de Seguridad Nacional suspendió el operativo y el hijo de “El Chapo” Guzmán quedó libre. Para “salvaguardar el bien superior de la integridad y tranquilidad de la sociedad culiacanense”, dijo en aquel entonces el secretario de Seguridad, Arturo Durazo, hoy gobernador de Sonora.
La mafia pone en jaque a las autoridades.
Tal parece que la “mafia” ya le tomó la medida a las autoridades, pues al realizar alguna acción contra la delincuencia, como la detención de algún personaje, de inmediato se colapsan ciudades a través de tácticas terroristas, aunque este término no es del agrado del gobierno.
La terrible violencia ha obligado a varias naciones, como los Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, prohíbir a sus connacionales viajar (por cualquier motivo) a nuestro país.
El narcotráfico se ha convertido en la principal amenaza de la democracia y la gobernabilidad. Por ello, el gobierno mexicano tiene la obligación de recuperar la paz social. Empezando con ponerle fin a la corrupción e impunidad; profesionalizar y dotar de recursos a los cuerpos policiales, equipos de inteligencia, mejorar los sistemas de justicia y de prevención del delito. Y una coordinación real con las potencias del mundo que han “dominado” este mal. Mucho por hacer.
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