/ sábado 17 de febrero de 2018

Negocios sin moral y riqueza sin trabajo

En alguna ocasión le preguntaron a  Gandhi sobre los  factores que pueden destruir al ser humano; dijo -entre otros-, están los negocios sin moral y la riqueza sin trabajo. Ciertamente, permea la tendencia de generar negocios y riqueza sin que se basen en principios y en  trabajo. Crece la  gente millonaria sin escrúpulos para amasar fortunas y  negocios  sin principios éticos. Aparte en Latinoamérica están de moda los enriquecimientos inexplicables de políticos y funcionarios encumbrados hasta los puestos más modestos en el  servicio público, que saquean los dineros del pueblo a costa de la pobreza de éste.

El negocio de venta de armamento es sumamente redituable, por eso el congreso norteamericano no legisla para el control del armamento.  En Estados Unidos la constitución ampara como un derecho de la población civil el acceso a armas de fuego, por lo tanto el negocio de la venta de armas es  negocio lícito en aquel país, pero sin moral porque comercian artefactos de muerte sin importar el fin para el que se usan. En 2012 el servicio de investigación del congreso norteamericano calculó que existían trescientos diez millones de armas en su territorio, por lo que se calcula que nueve de cada diez ciudadanos cuentan con un arma de fuego. En el territorio vecino del norte  mueren más de treinta y tres  mil personas al año por arma de fuego.  De ahí se entiende por qué existe tanto “loco” manipulando armas de alto calibre,  disparando en las escuelas y en los eventos masivos, sin ton ni son, cobrando la vida de miles de inocentes. El último atentado acaba de suceder en una escuela secundaria de Florida con saldo de diecisiete muertos y decenas de heridos, llamado “La masacre de San Valentín”, este caso se suma a  docenas de tiroteos absurdos y letales que se han consumado en la Unión Americana, como consecuencia de los negocios sin moral. Es urgente que los congresistas norteamericanos revisen los negocios de venta de armas y les pongan control, no es lógico que un negocio  que tenga como propósito atentar contra la vida humana sea lícito, y  que dicho armamento lo comercialicen por el mundo entero.

En alguna ocasión le preguntaron a  Gandhi sobre los  factores que pueden destruir al ser humano; dijo -entre otros-, están los negocios sin moral y la riqueza sin trabajo. Ciertamente, permea la tendencia de generar negocios y riqueza sin que se basen en principios y en  trabajo. Crece la  gente millonaria sin escrúpulos para amasar fortunas y  negocios  sin principios éticos. Aparte en Latinoamérica están de moda los enriquecimientos inexplicables de políticos y funcionarios encumbrados hasta los puestos más modestos en el  servicio público, que saquean los dineros del pueblo a costa de la pobreza de éste.

El negocio de venta de armamento es sumamente redituable, por eso el congreso norteamericano no legisla para el control del armamento.  En Estados Unidos la constitución ampara como un derecho de la población civil el acceso a armas de fuego, por lo tanto el negocio de la venta de armas es  negocio lícito en aquel país, pero sin moral porque comercian artefactos de muerte sin importar el fin para el que se usan. En 2012 el servicio de investigación del congreso norteamericano calculó que existían trescientos diez millones de armas en su territorio, por lo que se calcula que nueve de cada diez ciudadanos cuentan con un arma de fuego. En el territorio vecino del norte  mueren más de treinta y tres  mil personas al año por arma de fuego.  De ahí se entiende por qué existe tanto “loco” manipulando armas de alto calibre,  disparando en las escuelas y en los eventos masivos, sin ton ni son, cobrando la vida de miles de inocentes. El último atentado acaba de suceder en una escuela secundaria de Florida con saldo de diecisiete muertos y decenas de heridos, llamado “La masacre de San Valentín”, este caso se suma a  docenas de tiroteos absurdos y letales que se han consumado en la Unión Americana, como consecuencia de los negocios sin moral. Es urgente que los congresistas norteamericanos revisen los negocios de venta de armas y les pongan control, no es lógico que un negocio  que tenga como propósito atentar contra la vida humana sea lícito, y  que dicho armamento lo comercialicen por el mundo entero.